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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital
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mallorquina: ¿Deueu de fer llauors o res? Que asçí ma filla vos farà tot quan vos le co
menareu. loçana: Señora, no busco esso, y sienpre halla el ombre lo que no busca, má
xime en esta tierra. Dezime, así biuáys: ¿Quién es aquella hija de corcobado y catala
na, que, no conoçiéndome, me desonrró? Pues ¡guay della si soltaua yo la maldita! Ni
vi su hijo, ni quisiera ver a ella. mallorquina: No us cureu, filla; anav vostron uiaje
y si vos manau res, lo farem nosaltres de bon cor. loçana: Señora, no quiero na
da de vos, que yo busco vna muger que quita çejas. mallorquina: ¡Anav en mal guañy! ¿I axò
voliav? Çercaula. loçana: ¡Válalas el diablo, y locas son estas mallorquinas! ¡En Valençia
ligarosían a vosotras! ¡Y herraduras an menester, como bestias! Pues no me la yrán
a pagar a la pellegería de Burgos. ¡Cul de sant Arnav! ¡Som segurs! ¡Quina gent de Deu!
Mamotreto XI. Cómo llamó a la Loçana la Napolitana que ella busca
ua y dize a su marido que la llame
napolitana:
Hoýslo, ¿quién es aquella muger que anda por allí? Ginouesa me pareçe. Mirá si
quiere nada de la botica. Salí allá, quiçá que trae guadaño. jumilla: Salí vos,
que en ver ombre se espantará. napolitana: Dame acá esse morteruelo de açó
far. Dezí, hija, ¿echastes aquí el atanquía y las pepitas de pepino? hija: Señora, sí. napolitana: ¿Qué miráys,
señora? ¡Con essa tez de cara no ganaríamos nosotros nada! loçana: Señora, no’s mara
uilléys que solamente en oýros hablar me alegré. napolitana: Ansí es, que no en balde se dixo “por
do fueres, de los tuyos halles”. Quiçá la sangre os tira. Entrá, mi señora, y quitaos de
se sol. ¡Ven acá tú! Sácale aquí a esta señora con que se refresque. loçana: No haze menester
que, si agora comiesse, me ahogaría del enojo que traygo de aquesas vuestras vezinas. Mas
si biuimos y no nos morimos, a tienpo seremos. La vna porque su hijo me venía a
mostrar a vuestra casa, y la otra porque demandé de vuestra merçed. napolitana: ¡Hi, hi! Son enbidio
sas y por esso mirá quál va su hija el domingo afeitada de mano de Mira, la jodía,
o como las que nosotras afeitamos, ni más ni ál. Señora mía, el tienpo os doy por
testigo. La vna es de Sogorbe y la otra mallorquina y, como dixo Juan del Enzina, que
“cul y cap y feje y cos echan fuera a uoto a Dios”. loçana: ¡Mirá si las conoçí yo! Señora
mía, ¿son donzellas estas vuestras hijas? napolitana: Son y no son; sería largo de contar. Y vos,
señora, ¿soys casada? loçana: Señora, sí; y mi marido será agora aquí, de aquí a pocos
días, y en este medio querría no ser conosçida y enpeçar a ganar para la costa. Querría
estar con personas honestas por la honrra y quiero primero pagaros que me siruáys.
Yo, señora, vengo de Leuante y traygo secretos marauillosos, que, máxime en Grecia, se
husan muncho las mugeres que no son hermosas procurar de sello y, porque lo veáys, pón
gase aquesto vuestra hija la más morena. napolitana: Señora, yo quiero que vos misma se lo pon
gáys y, si eso es, no auíades vos menester padre ni madre en esta tierra, y esse vuestro
marido que dezís será rey. ¡Oxalá fuera vno de mis dos hijos! loçana: ¿Que tanbién tenéys
hijos? napolitana: Como dos pinpollos de oro; trauiesos son, mas no me curo, que para esso
son los ombres. El vno es ruuio como vnas candelas y el otro crespo. Señora, que
daos aquí y dormiréys con las donzellas y si algo quisiéredes hazer para ganar, aquí a mi
casa vienen moros y jodíos que, si os conosçen, todos os ayudarán; y mi marido
va vendiendo cada día dos, tres y quatro çestillas desto que hazemos, y lo que basta
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