MA1722D8999
Probanza. El fiscal contra Esteban y Francisco Carvajal, vecinos de Vélez Málaga, presos, sobre la tenencia de armas prohibidas
Fecha | 1722 |
Localidad | España, Málaga, Vélez Málaga |
Proyecto | HISPATESD: Hispanae Testium Depositiones. Las declaraciones de testigo en la historia de la lengua española. 1492-1833 |
Financiación | MINECO/AEI/FEDER/UE: FFI2017-83400-P, 2018-2021 |
Archivo | Archivo de la Real Chancillería de Granada |
ID del manuscrito | ARCHGR 10399/8 |
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2 A la segunda pregunta, dijo que lo que
de su contenido puede decir es que el día que
refiere dicha pregunta, siendo como entre doce y
una de él, estando el testigo en la esquina de las
monjas carmelitas, extramuros de esta ciudad,
tomando el sol vio venir de un olivar que
está a la salida de esta ciudad y es propio de los
dichos don Esteban y don Francisco a los
referidos, con sus capas y monteras. Y, habiéndose
saludado y habládose, los susodichos se
fueron a sus casas, y reparó que el dicho don
Esteban llevaba en la mano que le servía
de bordón un trabuco de a vara, que le
da este nombre el testigo por la mucha
munición que calza. Y después oyó decir el
testigo que, antes que los referidos llegasen
a dichas sus casas, como seis pasos de la puerta
de ella, se habían encontrado con don Alonso
de Carrión Vélez, vecino de esta dicha ciudad,
y que sin embargo de que habían obrado
como quien son los dichos Carvajales,
quitándose sus monteras a el dicho don Alonso, este se pasó
hablando entre sí, de forma que le habían oído
los dichos Carvajales, quienes le habían
preguntado al dicho don Alonso con mucha política
qué motivo tenía para hablarles mal y entre
dientes. Y que a esta palabra se había desazonado
el dicho don Alonso y arrancado de su espada,
y embestido así a los dichos Carvajales, quienes,
según oyó el testigo, se pusieron en defensa,
el dicho don Esteban con el referido
trabuco o escopeta, diciéndole se detuviese,
y su hermano don Francisco con la casualidad de
venir con él de dicha su hacienda había
mediado, manifestándole a el dicho don
Alonso la desigualdad de armas que
tenían entre el susodicho y su hermano.
Y oyó decir que, habiendo acudido diferentes
personas a sosegar dicha desazón, los referidos
Carvajales se retiraron con gran modestia,
sin embargo de que así el dicho don Alonso con
su espada, como don Lope y don Antonio y
sus hijos, que llegaron después, instaban
y no había quien pudiese sosegarlos. Y esto es
lo que puede decir de la pregunta, y responde.
2 A la segunda pregunta, dijo que de su contenido
lo que puede decir es haber oído públicamente
en esta ciudad repetidas veces que el dia
que refiere la pregunta, viniendo los dichos
don Esteban y don Francisco de Carvajal de su
hacienda, que está inmediato a sus casas, junto
a las puertas de ella se habían encontrado
con don Alonso de Carrión, vecino
asimismo de esta dicha ciudad, y que sobre si dichos
Carvajales se habían quitado las monteras con
más o menos cortesía el dicho don Alonso
les había hablado algunas palabras
descompuestas, y que los había provocado muy
mucho, sacando a este tiempo la espada
para reñir con ellos, lo que le había motivado
a el dicho don Esteban defenderse con una
escopeta que traía. Y que el dicho don Francisco
de Carvajal se había metido de por medio
reportando a su hermano y al dicho don
Alonso. Y que a dicho tiempo habían acudido
otras muchas personas, y entre ellas
don Lope y don Antonio de Carrión, estos
con armas de fuego a defender a su padre,
y que las dichas personas habían sosegado
dicha pendencia, y que, aunque el dicho don
Esteban había tenido mucha ocasión de
lastimar a el referido don Alonso, no
lo había ejecutado porque se había portado
con mucha modestia, atendiendo a
su hermano y demás que estaban
de por medio. Y sin embargo de lo
referido, no dio el testigo crédito a que sólo
fuese el motivo de dicho disgusto la más o menos
cortesía, sino el que el dicho don Alonso en este
pueblo quiere predominarlos a todos, y sabe
que el susodicho a todos les busca quimeras, y en
especial a los dichos Carvajales por ser personas
de la primer distinción. Y poco antes que
tuviesen dicho disgusto, el dicho don Alonso, por
buscarle quimera al referido don Esteban, le
quitó el riego de una huerta de arbolado
de limón que el susodicho tiene en el sitio de la
Fuente Nueva. Y, habiendo llegado el testigo
a decirle a dicho don Alonso para qué había
cortado la sequía respecto del que depone
después del referido don Esteban
regaba las tierras y huerta de un cortijo que
tiene en arrendamiento, le respondió
no quería dejarla pasar; y luego, habiéndose
desapartado, le dijo a sus hijos: Yo le diera
el agua, pero he de haber si es hombre don
Esteban de Carvajal para ir a echarla
. Y en esta
conformidad el dicho don Alonso ha estado
provocando a el dicho don Esteban, solicitando
por los medios que ha podido tener disgusto
con el susodicho, que a no tener prudencia
así los referidos como otras muchas
personas con quien topa todos los días hubiera una
pendencia con el susodicho, que es lo que puede decir,
y responde.
2 A la segunda pregunta, dijo sabe por
haberlo oído decir públicamente en esta
ciudad que el disgusto que en dicha pregunta
se contiene tuvieron los dichos don Esteban
y don Francisco de Carvajal con don Alonso
de Carrión fue por casualidad, y por haberles
provocado para ello el dicho don Alonso
hablándoles algunas razones
descompuestas e injuriosas, motivo por que el dicho
don Esteban, por defenderse del referido
que le había acometido con la espada
desenvainada, había hecho cara con una
escopeta de a vara en forma de trabuco, por ser
el cañón ancho. Y, con la casualidad de venir
los referidos de su hacienda, que está a la salida
de esta ciudad, donde la mañana de dicho día sabe
el testigo fueron ambos hermanos; por
cuanto a las nueve de ella, con corta diferencia,
concurrieron con el testigo a oír misa en
el convento de Capuchinos de esta dicha ciudad,
y a la salida le dijeron al que depone,
despidiéndose, iban a dicha su hacienda a dar
vuelta a los trigos. Y oyó decir que, en la
referida desazón, sin embargo de que los dichos
don Esteban y don Francisco tuvieron sobrado
motivo para haber lastimado a el expresado
don Alonso por las palabras vilipendiosas que
les dijo, solo se habían defendido con mucha
modestia, venerando a las personas que se
habían metido de por medio, y el dicho don
Esteban a su hermano don Francisco, quien oyó
decir asimismo había sido uno de los que
reportaron a el don Esteban, quien sin
embargo de que con armas de fuego había visto
venir a don Lope y don Antonio de Carrión
a favorecer a el dicho su padre, y echado estos
algunas bocanadas de las que acostumbra
de que habían de matar y hender el referido
don Esteban, se había mantenido quieto, sin
excederse en manera alguna. Y esto ha sido
y es notorio en esta ciudad, y responde.
3 A la tercera pregunta, dijo que, como
deja dicho en la segunda pregunta de este
interrogatorio, oyó decir que en el
referido disgusto el dicho don Esteban se había
defendido con una escopeta que traía
por la ocasión de venir de su hacienda, y no
porque hubiese entrado en su casa a
sacarla, y cree el testigo sería con dicha
casualidad por cuanto el que depone
en ninguna ocasión dentro de esta ciudad
le ha visto usar de armas de fuego, ni habrá
persona que con verdad lo diga. Y, en cuanto
a la calidad de dicha arma, lo que puede decir es
que, en diversas ocasiones que el testigo ha
visto al dicho don Esteban, así en el camino
como en su hacienda, la que le ha visto usar
ha sido de una escopeta de a vara, en forma
de trabuco por cuanto tiene la boca del cañón
ancha y calza más munición que las
ordinarias, y esta siempre que va a dicha su hacienda
la saca por lo que puede ofrecérsele; por lo
cual y no haberle visto el testigo en otra
alguna ocasión más arma que la
referida, discurre sería con ella con la
que se defendió del atropellamiento del
dicho don Alonso. Y dichas armas en todos
estos contornos es muy común el usarlas
y no se tienen por prohibidas. Y esto es lo que
el testigo puede decir del contenido de la
pregunta, y responde.
4 A la cuarta pregunta, dijo que de su
contenido sabe que don Francisco de Carvajal nunca
le ha visto el testigo haya usado de armas de
fuego de ninguna calidad, solo sí en
alguna ocasión que se ha vestido de pala lo ha visto con
espadín, y en la misma forma que el dicho
don Esteban, su hermano, estando siempre
muy recogido porque no tiene natural
bullicioso, y lo más ordinario es el estarse
metido en su casa, porque ha estado y está
bien adoctrinado y todos le estiman por
lo referido y por la humildad que tiene,
sin que jamás a el susodicho ni a el
referido su hermano les hayan procesado
porque no han dado lugar a ello. Por cuyas
razones tiene por cierto el testigo que, en el
referido disgusto, si no les hubieran
buscado la boca y provocádoles como
se ha dicho el referido don Alonso, no
hubieran concurrido dicho disgusto;
y esto, conociéndolo como lo conocen
todos los vecinos de esta ciudad, así el
natural de los unos como el del dicho
don Alonso por lo mucho que lo ha dado
a conocer en esta ciudad, aunque no
se hallasen en dicha desazón es de creer
por su mucha altivez sería el el
principal instrumento para dicho disgusto;
y mayormente por tener noticia el que
depone de que de mucho tiempo antes que
susediese andaba amordiscado con
el dicho don Esteban sobre algunos
disgustillos que habían tenido, así por haberle
quitado el dicho don Alonso a el don
Esteban unos pedazos de tierra que este había
tomado en arrendamiento de don Manuel
Verdugo, vecino de Málaga, en los
cuales con mano poderosa metió seis
arados para lavarla de su cuenta; como
por otro disgustillo que oyó decir habían
tenido en las carnicerías de esta ciudad
siendo diputado del mes el dicho don
Esteban. Y esto es lo que en razón de la
pregunta sabe por las razones dichas, y responde.
5 A la quinta pregunta, dijo que como
lleva dicho en la primera de este
interrogatorio, conoce y ha conocido a los
expresados en esta, y sabe que Francisco Sánchez
es forastero y que cuando viene a esta
ciudad se acomoda por trabajador de
don Alonso de Carrión. Y el dicho Francisco
Manuel Pareja es un muchacho
volantón que tan presto está en esta ciudad
como en los lugares de esta Axarquía, sin
tener consistencia en parte alguna,
y el dicho Agustín de Arauz y su
hermano Diego ambos han tratado de
compadres a don Alonso y don Lope
de Carrión. No sabe si el procurador
corría con las dependencias de
estos pero sí sabe que don Pedro
Enríquez es pariente dentro del
cuarto grado de doña Ana de Anaya, mujer
de don Lope de Carrión; y que además
de lo referido corre con muy
estrecha amistad con el susodicho y con don
Alonso, su padre. Y por dichos motivos
tiene el testigo por cierto que, en las
deposiciones que los referidos hicieron
en esta causa, se aplicarían a
favorecer a dichos Carriones, y se persuade a que,
inducidos de estos, por su mucha
altivez depondrían con temeridad los
dichos Francisco Sánchez y Francisco Manuel
Pareja. Y esto es lo que puede decir de la
pregunta, y responde.
20 2 A la segunda pregunta, dijo que lo que
de su contenido puede decir es que el día
que sucedió el disgusto que en ellas se
refiere entre don Esteban y don Francisco de
Carvajal y don Alonso de Carrión y
sus hijos, que no hace memoria de si fue
el mismo que refiere dicha pregunta, siendo
como entre doce y una de dicho día, estando
el testigo en las puertas de las casas de don
Diego de Cantos, vecino de esta ciudad, que
son inmediatas a las del dicho don Esteban,
vio venir a el susodicho y a don Francisco, su
hermano, de los olivares que están a la
salida de dicha calle. Y, habiendo entrado
en ella, se pusieron las capas y subieron
dicha calle arriba, y a la misma ocasión
bajaba de lo alto don Alonso de Carrión
Vélez, con quien se encontraron como
ocho pasos de dichas puertas de la casa del
referido don Esteban. Y vio que dichos
Carvajales se quitaron sus monteras
levantándolas un poco de la cabeza, lo que
permite semejante ropa y lo bastante para
conocer eran corteses, a cuyo tiempo el
dicho don Alonso de Carrión, que iba por la
acera de enfrente y reparó, se quitó el
sombrero y dijo no muy quieto: Miren
qué monerías
, y que eran unos
groseros. Y, habiendo oído algo de lo
referido, el dicho don Esteban le dijo
se mirase más de lo que hablaba, de que se
ofendió el dicho don Alonso y arrancó de la
espada yéndose hacia los dichos Carvajales,
diciéndoles eran unos pícaros groseros
villanos. Y, oyendo semejantes razones, el dicho don
Esteban sacó una escopeta que traía bajo del
brazo y se puso en defensa, a cuyo tiempo el
dicho don Francisco de Carvajal se metió de por
medio, el testigo y otros que prontamente
acudieron, y dicho don Francisco dijo a su hermano:
Tente Esteban, que don Alonso es mi amigo
y tú mi hermano, y no hay razón para perdernos
.
Y las demás personas unos detenían a el
dicho don Alonso y otros a el referido don
Esteban, quien obedeció y se mantuvo
quieto sin hacer la más leve demostración,
en cuyo lance acudieron don Antonio y don
Lope de Carrión con armas de fuego,
queriendo atropellar a los que estaban de
por medio. Y el dicho don Alonso los detuvo
y, aunque el referido don Esteban, en
satisfacción de su agravio, pudo haber herido
o quitado la vida a el dicho don Alonso,
obró en dicho lance con sobrada prudencia,
pues si hubiera dado con otra persona de
natural colérico no tiene duda que, oyendo
semejantes palabras como las que
refirió el dicho don Alonso, sin atender a
cosa alguna le hubiera quitado la vida.
Y esto es lo que el testigo sabe de la
pregunta por las razones que deja dichas,
y responde.
2 A la segunda pregunta, dijo que
lo que de ella sabe, por haberlo visto, es
el que el disgusto que en ella
se refiere estuvieron los dichos don
Esteban y don Francisco de Carvajal con
don Alonso de Carrión y sus hijos fue
casualmente, y sin que dichos Carvajales
hubiesen dado motivo a el respecto,
de que los referidos venían
casualmente de su olivar o de ver sus habares,
y estando ya muy cerca, como seis ocho
pasos de las puertas de su casa, se
encontraron con el dicho don Alonso de Carrión,
a quien vio el testigo se quitaron sus
monteras, por cuanto estaba el que depone
en la puerta falsa que está más abajo
de la principal de la casa de dichos
Carvajales. Y el dicho don Alonso reparó
asimismo, se quitó el sombrero y,
volviendo la cara al desgaire, oyó dijo:
Mire qué monerías y qué porca cortesía
gastan
. Y, habiendo oído al parecer el
dicho don Esteban estas palabras, no
habiéndolas entendido muy bien o
haciendo juicio si serían con otro,
preguntó a el dicho su hermano diciéndole:
Frasquito, ¿si nos dirá a nosotros?
. A que
el dicho don Alonso respondió: A ellos les
digo
. Con lo cual ambos Carvajales le
replicaron diciéndole tuviese más
miramiento. Y sobre lo referido se
alteró el dicho don Alonso y arrancó
de la espada queriéndoles acometer,
diciéndoles a este tiempo palabras
muy descompuestas que motivaron
a dicho don Esteban sacar una
escopeta que traía de a vara por bajo del
brazo; y con ella le hizo cara a dicho
don Alonso diciéndole se detuviese. Y
don Francisco, su hermano, se interpuso de por
medio, y prontamente otras personas
de la calle que a las voces acudieron
y evitaron desgracia que pudo suceder,
pero el don Esteban tuvo mucha
prudencia, y atendió sin haberse excedido
a nada, respetando a su hermano
y demás personas que se habían
interpuesto, por lo cual en dicha desazón
quien dio el motivo y principio a ella
fue el dicho don Alonso. No sabe si
tendría algún rencor de antes, porque
dichos Carvajales en el referido lance
usaron de sobrada cortesía. Y esto es lo
que el testigo sabe de la pregunta por la
razón que deja dicha. Y el testigo, luego que
acudieron las personas que deja dicho mediaron,
se fue corriendo a avisar de dicho lance
a don Agustín de Losada, corregidor que
entonces era de esta dicha ciudad, y a don José
de Torres, que por ausencia del teniente
general hacía sus veces, y no volvió a el
expresado sitio aunque después oyó los
habían apartado, y responde.
4 A la cuarta pregunta, dijo que
antes ni después de dicho lance para
jamás le ha visto traer ni usar armas
de fuego de ninguna condición a el
dicho don Francisco de Carvajal, porque ha sido un
mozo muy tibio y apagado, sin haber tenido
con persona alguna el menor tropiezo
ni usar de aliento de mozos, porque siempre
lo más común es el estarse en su casa,
y la vez que salía era en cuerpo con
un espadinito. Y quien más viveza ha
tenido ha sido el dicho don Esteban, su hermano,
pero muy corteses ambos, sin que hayan
dado motivo a las justicias a que les
reprendan ni que les hayan
procesado. Y por lo mucho que el testigo tiene
conocido el natural del dicho don
Alonso de Carrión, por el motivo de haber
frecuentado sus casas más de diez y ocho
años mediante el ejercicio que
deja depuesto tiene, y por lo que el susodicho
se tiene dado a conocer en esta ciudad y aún
en sus contornos, sabe que el susodicho
es intrépido de natural, y que, o por vicio
o juzgándose más que otro, tiene la
costumbre de tratar a todos impersonal,
y con sus palabras provocativas todos
los días se le ofrecen mil tropiezos, y
para decir cualquier cosa no repara
el sujeto con quién, pues lo mismo
ejecuta con el hombre principal que
con el trabajador; por cuyas razones
tiene por cierto el que depone que, a no
haber provocado y con exceso el dicho don
Alonso a los referidos Carvajales,
no era capaz que estos de otra suerte
hubieran concurrido en dicho lance
por las razones que deja dichas, y
responde.
2 A la segunda pregunta, dijo que con el motivo
de haber estado el testigo el día que
refiere, que le parece sería como entre doce
y una de él, en la calle de la Carrera, donde
vive don Esteban de Carvajal, en compañía
de Alonso de Luque, en conversación;
sabe, y le consta por haberlo visto, hubo en la
referida calle disgusto y pendencia
entre don Alonso de Carrión y dos hijos
suyos llamados don Antonio, que ya es difunto,
y don Lope, que estos dos llegaron después
con don Esteban y don Francisco de Carvajal,
la cual dio principio a ella el dicho don
Alonso por cuanto, bajando este dicha calle
abajo, y subiendo de hacia el campo la calle
arriba los dichos Carvajales embozados
en sus capas, a el tiempo que estos
emparejaron con dicho don Alonso vio se quitaron
un poco las monteras. Y porque no fue
enteramente, el referido don Alonso
les dijo andando como iba: Miren qué
monos groseros
; lo que oyeron dichos
Carvajales. Y, preguntándole si hablaba con
ellos, les respondió que sí, que eran unos
cochinos, arrancando la espada y todas
palabras a fin de precipitar a dichos
Carvajales, los cuales, por defenderse
y dar satisfacción a dichas palabras y a los
que pudieron oírlas de algunos que estaban
en dicha calle, el dicho don Esteban se
desarrebozó y sacó una escopeta de a vara en
forma de trabuco, y le dijo a dicho don Alonso
se tuviese, porque de no había de tirar. En cuyo
pronto lance así el testigo como el dicho
Alonso de Luque y otras personas,
prontamente acudieron, metiéndose de por medio
para evitar alguna desgracia, haciendo
lo mismo el dicho don Francisco de Carvajal
reportando a el don Esteban, su hermano.
En cuyo tiempo llegaron los dichos don Antonio
y don Lope de Carrión, y el dicho don Francisco
llegó a el referido don Alonso y le
dijo: ya esto se acabado, detenga usted
a sus hijos que mi hermano ya está detenido
.
Y con efecto los detuvo, y la gente
principal que había llegado quitó de dicho sitio
a dichos Carriones llevándoselos la calle
arriba a sus casas, y otros a dichos
Carvajales a la suya. Y así, en dicha ocasión, como
después se ha dicho, no tuvo razón para
dicho lance el dicho don Alonso, por haber
sido él el principal instrumento de dicho
disgusto y mayormente habiendo usado
con él de cortesía dichos Carvajales. Y esto es
lo que sabe, y responde.
Legenda: | Expansión • Conjetura • Tachado • Adición • Restitución • Sic |
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