MA1602D9062

Denuncia por haber vendido una esclava enferma

Fecha1602
LocalidadEspaña, Málaga, Málaga
ProyectoHISPATESD: Hispanae Testium Depositiones. Las declaraciones de testigo en la historia de la lengua española. 1492-1833
FinanciaciónMINECO/AEI/FEDER/UE: FFI2017-83400-P, 2018-2021
ArchivoArchivo de la Real Chancillería de Granada
ID del manuscritoARCHGR 1798/4

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Por las preguntas siguientes se examinen los testigos que fueren presentados por parte de Fernando de Prado en el pleito con Juan de Salinas, vecinos de la ciudad de Málaga. I Lo primero, si conocen a las partes y si tienen noticia de este pleito y de una esclava negra de nación berberisca local, que cuando mora se llamaba Fátima y cuando cristiana se llamaba Juana, de edad de catorce años, que el dicho Fernando de Prado vendió al dicho Juan de Salinas por precio de ciento y diez ducados por el mes de septiembre del año pasado de mil y quinientos y noventa y siete años, so la cual dicha esclava es este pleito. Y si conocen a Francisco Moreno, barbero, y Juan del Castillo, boticario, y Alonso Hernández, cirujano, testigos presentados en este pleito por el dicho Juan de Salinas. II Ítem si saben que, cuando el dicho Fernando de Prado vendió la dicha esclava al dicho Juan de Salinas, el susodicho primero la vio y llevó a su casa y se satisfizo de ella, de su voluntad, de su bondad y sanidad, y la escogió de entre otras muchas que tenía el dicho Hernando de Prados, y así vieron que estaba sana y buena y recia, y se sirvió de ella trayendo grandes cántaros de agua de la fuente a su casa y haciendo y otros servicios de mujer sana, los cuales no hiciera si estuviera enferma. Y así, por estar sana, se sirvió siempre de ella, por lo cual saben que si la dicha esclava murió fue de enfermedad que le sobrevino en poder del dicho Juan de Salinas por el mucho trabajo que le daba. III Ítem si saben que el dicho Juan de Salinas es hombre tratante toda su vida en esclavos y otras cosas, y muy sutil, y que si la esclava estuviera mala desde que la compró no aguardara a poner la demanda a cabo de veinte e dos meses que la puso. Y desde que la puso hasta que murió no pasaron veinte días. IIIIº Ítem si saben que, conforme a lo dicho en las preguntas antes de esta, la dicha esclava ha justa e común estimación, valía los ciento y diez ducados que el dicho Juan de Salinas dio por ella, por ser muchacha y sana, y para mucho trabajo y tantos y más se hallara por ella. V Ítem si saben que los dichos Francisco Moreno y Juan del Castillo y Alonso Hernández, testigos presentados en este pleito por el dicho Juan de Salinas, al tiempo y cuando dijeron sus dichos no tenían ni tienen habilidad ni suficiencia para poder entender y conocer si la enfermedad que la dicha esclava tenía era antigua, causada antes o después de comprada, porque no son médicos ni saben cosa alguna acerca de lo susodicho. VI Ítem si saben que lo susodicho es pública voz y fama. El doctor Pedro Baltasar. V A la quinta pregunta, [1] dijo que sabe este testigo que los dichos Alonso Hernández, cirujano, y Francisco Moreno, barbero, al tiempo que dijeron sus dichos en esta causa, y asimismo el dicho Juan del Castillo, no pudieron entender ni conocer la enfermedad que la dicha esclava tenía era antigua, porque esto lo había de saber y entender un médico de medicina y no los susodichos, porque si no era para curar de algunas cosas de cirujía el dicho Alonso Hernández, y el dicho Francisco Moreno para sangrar cuando le mandaban, y el dicho Juan del Castillo para dar medicinas que le recetaba y recetan los médicos, no tenían ni tuvieron ni tienen habilidad ni suficiencia para otra cosa. Y esto sabe e responde de la pregunta, y lo sabe por el mucho trato e conocimiento que tuvo con ellos, y esto responde. I A la primera pregunta, [2] dijo que conoce al dicho Fernando de Prado, que la presenta por testigo, y a Juan de Salinas, vecino de esta dicha ciudad; y tiene noticia de este pleito e de una esclava negra de nación berberisca local, que la susodicha siendo mora se llamaba Fátima y cuando cristiana Juana, que sería de edad de catorce años poco más o menos, que el dicho Fernando de Prado vendió al dicho Juan de Salinas en el precio que la pregunta dice y por el tiempo que en ella se refiere. Y conoció a Francisco Moreno, barbero, que ya es difunto, y a Juan del Castillo, boticario, y a Alonso Hernández, cirujano, testigos que dicen haber dicho en esta causa sus dichos. Generales. Fue preguntada por las preguntas generales de la ley, dijo que es de edad de veinte e dos años, poco más o menos, y que no es parienta ni enemiga de ninguna criada de la madre del reo de las partes ni le tocan las demás generales, y que por haber estado sirviendo esta testigo a doña Catalina Gutiérrez, viuda, madre del dicho Fernando de Prado, no dejará de decir verdad, y que venza quien tuviera justicia. II A la segunda pregunta, dijo que al tiempo y cuando el dicho Juan de Salinas compró del dicho Fernando de Prado la dicha esclava negra sobre que es este pleito, esta testigo estaba en casa y servicio de la dicha doña Catalina Gutiérrez, madre del dicho Fernando de Prado, y vio que el dicho Juan de Salinas la escogió de entre otras muchas que entonces le habían traído de Orán al susodicho, y antes que efectuara la venta de ella se contentó de la dicha esclava y la llevó a su casa y tuvo en ella cinco o seis días, y se satisfizo de su bondad y sanidad, y escogió como ha dicho de entre otras muchas. Y antes e después que el dicho Juan de Salinas llevase la dicha esclava, y desde el día que la trajeron al dicho Fernando de Prado, vio esta testigo que la dicha esclava estaba muy buena y sana y recia, sin ninguna enfermedad ni achaque porque si la tuviera esta testigo la viera, porque a ella y a las demás el dicho tiempo les daba de comer esta testigo en casa del dicho Fernando de Prado. Y vio cómo se sirvió de ella el dicho Juan de Salinas trayendo cántaros de agua de la fuente a su casa, porque esta testigo la topó algunas veces cargada con ellos y subiéndole en la dicha su casa como mujer sana, los cuales dichos servicios no hiciera si estuviera enferma. Y esta testigo le preguntó a la dicha Juana esclava que cómo le iba en casa del dicho Juan de Salinas, la cual dijo que mal porque era casa de mucho trabajo. Y así vio esta testigo que la dicha esclava servía muy bien como persona sana, por lo cual sabe este testigo que si la dicha esclava murió fue de enfermedad que le sobrevino estando en casa del dicho Juan de Salinas y Dios fue servido de darle, y respecto asimismo del mucho trabajo que el susodicho le daba. Y esto sabe de la pregunta e responde a ella. IIIIº A la cuarta pregunta, dijo que por ser como la dicha esclava era, muchacha tan buena y para tanto trabajo, a su justa e común estimación sabe esta testigo que valía los ciento y diez ducados en que el dicho Fernando de Prado la vendió al dicho Juan de Salinas, los cuales e más precio hallara por ella, además de que los esclavos tienen mucho valor. Y esto responde. I A la primera pregunta, [3] dijo que conoce al dicho Fernando de Prado que la presenta por testigo, y asimismo a Juan de Salinas, y conoció a una esclava negra de nación berberisca local que se llamaba Fátima y cuando se tornó cristiana le llamaban Juana, porque son naturales esta testigo y ella de un lugar en Guinea y cautivaron juntas y las trajeron asimismo a Orán, de donde ambas vinieron a casa del dicho Fernando de Prado, y la conoce esta testigo desde que se sabe acordar. Generales. Fue preguntada por las preguntas generales de la ley, dijo que es de veinte e cuatro años, poco más o menos, e no le tocan las generales V A la quinta pregunta, [4] dijo que, como ha dicho este testigo, conoce al dicho Juan del Castillo, boticario, y a Alonso Moreno, barbero, y a Alonso Fernández, cirujano, los cuales sabe este testigo que njnguno de ellos es médico ni tiene experiencia ni ciencia para poder conocer si la enfermedad que la esclava sobre que es este pleito tenía era causada antes o después de la cómpreda de ella, porque para poder entender lo susodicho era necesario la vieran médicos, e como ha dicho los susodichos no lo pudieron entender por no serlo, y se pudieron engañar en lo susodicho. Y esto responde. I A la primera pregunta, [5] dijo que conoce a las partes de este pleito e a cada uno de ellos, e no conoció a la esclava sobre que se trata, y conoce a Juan del Castillo, boticario, y conoció a Francisco Moreno, barbero, y a Alonso Hernández, cirujano, difuntos. Y esto responde. V A la quinta pregunta, dijo que lo que sabe es que el dicho Francisco Moreno y Juan del Castillo y Alonso Fernández contenidos en la pregunta, el dicho Francisco Moreno era un barbero mozo, y que no sabía más que sangrar y afeitar sin ser esaminado de cirujano ni tener otra suficiencia más de lo que dicho tiene, el cual es muerto; y el dicho Juan del Castillo, que hoy vive, es un boticario meramente boticario, sin tener examen ni practica ni otra cosa de enfermedad, cura ni conocimiento de ellas; y el dicho Alonso Hernández, difunto, fue un cirujano examinado por los protomedicos de su majestad meramente romancista, sin tener otra cosa más que saber poner las manos en las heridas y un extraordinario de cirujano. Y que para declarar y decir que una enfermedad es tan anexa y antigua como ellos dijeron era de la esclava sobre que es este pleito, no sabe este testigo cómo lo pudieron afirmar, principalmente si no la vieran al tiempo de la venta, porque, con haber este testigo muchos años que practica y ejercita el arte de la medicina, no se atreviera ni se atreverá decir afirmativamente cuál tenía la enfermedad del tiempo de la venta la dicha esclava si no es habiéndola visto; porque las enfermedades, conforme a la resistencia de los sujetos en que dan, así se hacen siempre continuas u tarde, y así se ve por experiencia que un sujeto de poca resistencia en muy poco tiempo se hace una enfermedad que parece muy antigua, y en otro al contrario que es de mucha resistencia e mucho tiempo tiene una enfermedad que parece que es de poco tiempo. Y por esto el juzgar de las enfermedades y de su antigüedad de ellas es muy dificultosa cosa no habiendo visto los sujetos al tiempo que se contrae la venta, y lo sabe como persona que tanta experiencia de ello tiene. Y esto es la verdad so cargo del dicho juramento, y lo firmó de su nombre el doctor Uceda Velázquez. Fernando Díaz, escribano público.

Legenda:

Expansión • ConjeturaTachado • AdiciónRestitución • Sic


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