MA1600D9061
Injurias contra la familia de Bartolomé Jiménez, a la que se tacha de descender de moriscos
Fecha | 1600 |
Localidad | España, Málaga, Ronda |
Proyecto | HISPATESD: Hispanae Testium Depositiones. Las declaraciones de testigo en la historia de la lengua española. 1492-1833 |
Financiación | MINECO/AEI/FEDER/UE: FFI2017-83400-P, 2018-2021 |
Archivo | Archivo de la Real Chancillería de Granada |
ID del manuscrito | ARCHGR 9370/72/40/73 |
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Heridas
Por las preguntas siguientes sean examinados los testigos que fueren presentados
por parte de don Bartolomé Jiménez Villalón y don Gregorio Gil
de Mesa y don Francisco Jiménez Villalón el capitán Juan de el
Río Camacho, Luis Caballero de el Río, Diego Jiménez de Aranda,
Juan Villalón Garavillo y Dimas Gil, esclavo, vecino de la ciudad
de Ronda, en el pleito que tratan con don Cristóbal de Esquivel
vecino de la dicha ciudad:
Lo primero si conocen a las dichas partes y si tienen noticia de
la causa y razón sobre que es este pleito.
2 Ítem si saben que el dicho don Cristóbal de Esquivel es hombre que
de su natural inclinación es inquieto, amigo de cuestiones
y pesadumbres, que ha tenido muchas, dando ocasión a todas
sin que para ello sea necesario se le dé causa más de por su
mala condición e inclinación. Digan, etcétera.
3 Ítem si saben que, respecto de la dicha mala inclinación, el dicho
don Cristóbal de Esquivel procuró tener pesadumbre con
los dichos don Bartolomé y don Gregorio Gil de Mesa. Y, sin causa
ni razón alguna, yendo los dichos don Bartolomé y don Gregorio por
la calle de la iglesia mayor de la dicha ciudad, que es
calle muy angosta, entró por medio de ellas el dicho
don Cristóbal y los rempujó y quiso hacer caer; y luego
puso mano a su espada diciendo que allí y donde quiera
uno a uno les daría a entender quien él era. Digan, etcétera.
4 Ítem si saben que, visto por los dichos don Bartolomé y don Gregorio
el mal término de el dicho don Cristóbal y que no había tenido
causa, por lo susodicho le dijeron se fuese con Dios, que
no querían con él pesadumbre ni pendencia, procurando
cuanto pudieron excusarla. Y, sin embargo de ello, el dicho
don Cristóbal se vino contra ellos con su espada
tirándoles muchas cuchilladas con intento de matarles,
por lo cual les fue forzoso a los dichos don Bartolomé y don Gregorio echar
mano a las suyas para su defensa necesaria, porque si no lo
hicieran fuera sin duda que el dicho don Cristóbal les matara.
Y siempre le fueron diciendo que se tuviese, que no
querían pesadumbre con él. Digan, etcétera.
5 Ítem si saben que los dichos don Bartolomé y don Gregorio no
hirieron a el dicho don Cristóbal porque no hicieron otra
cosa más que defenderse en toda la dicha pendencia,
y si de ellas salió herido saben los testigos, y es cosa cierta y sin
duda, que le hirieron otros que acudieron a la
pendencia, que fueron muchos los que vinieron con
sus espadas desnudas. Y así que no le hirieron los
dichos don Bartolomé y don Gregorio, y si otra cosa fuera o pasara
lo supieran, y no pudiera ser menos por se haber hallado
presentes a toda la dicha pendencia. Digan etcétera.
6 Ítem si saben que la herida que se dio y tuvo el dicho
don Cristóbal no fue más que un rascuño de muy poca
o ninguna consideración, de que no hubo necesidad de cura
y no gastó cosa alguna; y luego estuvo sano y bueno, y no
ha quedado ni está manco, ni jamás tuvo impedimento
alguno. Digan, etcétera.
7 Ítem si saben que los dichos don Francisco Jiménez Villalón,
capitán Juan de el Río Camacho, Luis Caballero de el
Río, Diego Jiménez de Aranda, Juan Villalón Garavillo,
cuando sucedió la dicha pendencia, estaban en la
plaza de la dicha ciudad muy quietos y pacíficos, que
habían venido a ella de dar el pésame a el licenciado
Gómez Pérez Gadea de la muerte de su madre; y como
oyeron el ruido que era junto donde era la pendencia
a la dicha plaza, fueron a meter paz y así lo hicieron
y no procuraron pesadumbre ni la pendencia era entre
ellos sino entre los dichos don Bartolomé, don Gregorio y don Cristóbal
y hicieron cuanto pudieron por poner paz; digan etcétera.
8 Ítem si saben que respecto de los susodicho, saben los testigos y es cosa cierta
y sin duda que la dicha pendencia fue casual y no fue de hecho
pensado ni para ella hubo junta ni trato alguno porque quien
diole ocasión fue el dicho don Cristóbal y los dichos don
Bartolomé y don Gregorio ni los demás de suso contenidos no tenían
ánimo de reñir por venir de dar el dicho pésame con
mucha quietud y muy sosegados; digan etcétera.
9 Ítem si saben que el dicho Dimas, esclavo, no llevaba espada
alguna ni la tuvo en la dicha pendencia solo que
acompañando a su amo y no tiró piedra alguna ni hizo otra
cosa de ofensa en la dicha pesadumbre, y así lo vieron
los testigos por se haber hallado presentes; y si otra cosa fuera o
pasara los testigos lo supieran y no pudiera ser menos; digan etcétera.
10 Ítem si saben que el dicho don Cristóbal de Esquivel es
hombre llano, pechero, hijo, nieto y descendiente de tales y
como tales él y los dichos su padre y abuelo y antepasados
por línea recta de varón han pechado y contribuido
llanamente en todos los pechos reales y concejales y salido
a alardes y hecho los demás actos que los hombres
llanos pecheros; digan etcétera.
11 Ítem si saben que los dichos don Bartolomé, don Gregorio y don
Francisco Jiménez Villalón y los demás contenidos en la
cabeza de este interrogatorio son buenos cristianos, temerosos
de Dios y de sus conciencias, de buena vida y fama y costumbres,
quietos, pacíficos y sosegados, enemigos de pesadumbres
y cuestiones; digan etcétera.
12 Ítem si saben que los dichos don Gregorio y don Bartolomé y don
Francisco Villalón, demás de lo susodicho son hijosdalgo notorios de
sangre, descendientes de Antón Fernández Villalón,
alcaide que fue de los alcázares de la villa de Carmona
por línea recta de varón y como tales, ellos y Bartolomé
Hernández Villalón, padre de los dichos don Bartolomé y don
Francisco Villalón, y Bartolomé Hernández Villalón, su abuelo, y Diego
Hernández Villalón, su bisabuelo, y el dicho Antón Hernández
Villalón, su rebisabuelo, han estado y están en posesión,
opinión y estimación de notorios hijosdalgo muy principales,
estimados y acatados y como tales de no pechar ni
contribuir en pechos algunos reales ni concejales en que pechan
y contribuyen los buenos hombres pecheros y son libres
los hijosdalgo; y se les han guardado y guardan todas las
demás honras, franquezas, exenciones y libertades que se suelen
y acostumbran guardar a los demás hijosdalgo de estos
reinos, y los testigos así lo han visto ser y pasar en sus tiempos
y oídolo decir a sus mayores y más ancianos, que ellos en
los suyos así lo habían visto ser y pasar y oído decir sin
haber cosa en contrario; y que tal ha sido y es la pública voz y fama
y común opinión; digan etcétera.
13 Ítem de pública voz y fama.
Francisco Cifuentes Vergara El licenciado Rodrigo
de Carvajal
III A la tercera pregunta del interrogatorio, dijo este testigo [1] que estando un día en la tarde junto a
la yglesia mayor de la dicha ciudad, en una tienda y con el licenciado Valenzuela, clérigo presbítero,
difunto, comprando unas palomas, sintieron a sus espaldas hablar alto
como a modo de pesadumbre; y en esto volvió este testigo y el dicho licenciado la cabeza
y vieron cómo don Cristóbal de Esquivel estaba en la esquina de la
plaza que viene de la calle de las Vendederas, alborotado, con la una
mano izquierda asida a la espada y la otra empuñada la
guarnición, y decía: ¿Qué, qué, qué?
, alborotado. Y en esto, llegando este testigo
más hacia la dicha calle y tendiendo la vista, vio a los dichos don Bartolomé Jiménez
Villalón, y más hacia donde este testigo estaba al dicho don Gregorio Gil
de Mesa. Y el dicho don Bartolomé decía al dicho don Gregorio: Déjele vuestra
merced, señor don Gregorio
, repitiéndolo algunas veces;
y el dicho don Gregorio, poniendo el dedo en la boca hacia el dicho don Cristóbal,
decía al susodicho: No digo yo aquí
y el dicho don Cristóbal replicó
diciendo: Hacia aquí uno a uno de vosotros
. Y en esto puso mano a la
espada y la desnudó para los dichos don Bartolomé y don Gregorio, y no
está acordado este testigo si el dicho Dimas, esclavo, iba con los susodichos, más
de que al tiempo que se trabaron en pendencia todos los susodichos
con las espadas desnudas, este testigo se metió de por medio con su
espada desnuda metiendo paz, y luego llegó mucha gente que estaba
en la plaza, y entre ellos el alcalde mayor de la dicha ciudad, que
asimismo estaba cerca. Y este testigo, con el mucho alboroto y espadas
desnudas que había, se apartó luego a un escritorio a envainar la suya
y no pudo ver más de lo que ha declarado en esta pregunta. Y esto
responde a ella.
III A la tercera pregunta del interrogatorio, dijo este testigo [2] que lo que sabe de lo contenido
en la pregunta es que el día que sucedió la dicha pendencia entre los dichos
don Bartolomé Villalón con don Cristóbal de Esquivel, este testigo poco antes
había visto en la plaza de la dicha ciudad de Ronda, quietos y
pacíficos, a los dichos don Bartolomé y don Gregorio Gil de Mesa tratando de
ir a visitar a don Francisco de Torres, su pariente, que estaba indispuesto. Y
este testigo se apartó de los susodichos y fue en casa de Sebastián de
Montalbán, donde halló al dicho don Cristóbal de Esquivel y otras personas
jugando. Y luego vio que el dicho don Cristóbal de Esquivel salió de la
don Bartolomé dicha casa de juego, y le parece que con Diego de Reinoso, y a
cabo de poco rato se dijo en casa del dicho Sebastián de Montalbán cómo
se habían encontrado en la calle de las Vendederas, detrás de la iglesia, los dichos
don Bartolomé y don Gregorio y el dicho don Cristóbal, y que el susodicho había pasado por
medio de ellos por un lado y había dado de codo al dicho don Gregorio, y que,
volviendo el dicho don Gregorio la cara, el dicho don Cristóbal había dicho que
uno a uno reñiría con cualquiera de ellos, y que así se habían
trabado en pendencia de cuchilladas. Y esto responde a la pregunta
y es lo que sabe de ella.
Palabras
Por estas preguntas se examinen los testigos presentados por parte
de don Bartolomé Jiménez Villalón, don Gregorio Gil de Mesa, don Francisco Jiménez
de Torres, Martín Jiménez Gil , don Francisco de Villalón y Mesa, don
Juan Villalón y Mesa, su hermano y consortes, vecinos de la ciudad de Ronda, en pleito
que tratan con don Fernando y don Cristóbal de Esquivel, vecinos y naturales de la
villa de Jimena, [3] que están casados en la dicha ciudad de Ronda.
I Lo primero si conocen a las partes y si tienen noticia de este pleito
y la causa y razón de él.
II Si saben que, el segundo día del mes de septiembre del año pasado de
noventa y ocho, el dicho don Fernando Esquivel, subido en
las gradas de la puerta de la iglesia mayor que sale a la
plaza pública, y el dicho don Cristóbal de Esquivel desde la ventana
de las casas del cabildo, que está de frente de la dicha puerta de
la iglesia, y en la misma plaza estando llena de gente, altas
voces dijeron a los dichos don Bartolomé Jiménez Villalón, don
Gregorio Gil de Mesa y don Francisco Villalón hermano del dicho don Bartolomé
y otros sus deudos que estaban en la dicha iglesia y plaza,
y en parte que lo podían oír muy bien, que eran unos
perros moros judíos y de casta de moriscos. Digan, etcétera.
III Y si saben que, algunos días después de haber pasado lo
contenido en la pregunta antes de esta, el dicho don Fernando de Esquivel,
por más injuriar a los dichos don Bartolomé y consortes, fue a los lugares
de la comarca a inquirir y saber su linaje, y a
publicar que Catalina Lorenzo, que llaman la Clementa
por ser mujer de Clemente Sánchez, era morisca y descendiente
de tales, por saber que los dichos don Bartolomé y consortes descienden de la
susodicha, con lo cual causó y ha causado gran nota y
escándalo y grande infamia. Digan, etcétera.
IIIIº Si saben que no solo los dichos don Cristóbal y don Fernando de Esquivel
han dicho las palabras injuriosas sobre que es este pleito en la
plaza y calles públicas y lugares de la comarca, más
también han dicho y publicado que las mismas palabras de moros
y judíos que ellos dijeron contra el dicho don Bartolomé y consortes, que otros
antes de ellos las habían dicho, siendo falsa invención
como lo es el publicar y decir que Cristóbal de Toledo las
dijo en cierta pendencia con don Francisco Villalón, porque
no la tuvo con él sino con Sebastián de Aranda y Diego
de Aranda, su hermano, en casa de Montalbán.
Y el dicho Francisco Villalón aunque se halló presente,
solamente trató de poner paz como amigo del
dicho Cristóbal de Toledo, y ninguna palabra se dijo contra él,
y si otra cosa pasara los testigos lo oyeran y supieran
y no pudiera ser menos. Digan, etcétera.
V Y si saben que las palabras injuriosas que los dichos
don Fernando y don Cristóbal de Esquivel dijeron y han publicado
contra los dichos don Bartolomé Villalón y sus consortes, deudos y
parientes no solo ha sido dar grande nota e infamia
contra ellos, más asimismo ha tocado y toca a todos los
hombres ricos, principales, caballeros y mayorazgos
de la dicha ciudad, y asimismo a muchas mujeres
principales de su propio linaje que están por casar y poner en
estado, y que si no fuesen castigados con mucho rigor
quedarían infamados y deshonrados todos los de este
linaje, de que se causaría grandísimo escándalo y perjuicio.
Digan, etcétera.
VI Si saben que los dichos don Bartolomé Villalón y consortes que litigan,
demás de ser cristianos viejos limpios de toda mala raza
y mácula de moros ni judíos ni penitenciados por el Santo
Oficio, y que como tales han sido familiares del Santo Oficio
Bartolomé Jiménez Villalón, padre de los dichos don Bartolomé y don
Francisco Villalón, y también lo fue Alonso Pérez Villalón,
su primo hermano, padre de los dichos don Francisco y don Juan
Villalón y Mesa, y al presente lo es Lope Sánchez Caballero,
tío del dicho don Bartolomé Villalón; son asimismo
hijosdalgo notorios de sí y de sus padres y abuelos y
antepasados, y por tales habidos y tenidos y comúnmente
reputados. Y por ser tales, y de tal casta, sangre y
generación, han sido diferenciados de los demás
hombres llanos pecheros de la dicha ciudad de Ronda en la
reputación universal de no recibir huéspedes
de premio y fuerza ni en echarles las bulas, y han sido
reservados de reseñas y cuantías, que son los actos
positivos en que se diferencian hijosdalgo de pecheros
en la dicha ciudad; y los que antiguamente
y de presente hacen los hombres llanos de ella; y los testigos
así lo han visto ser y pasar en sus tiempos y oídolo
decir a sus mayores y más ancianos, que ellos en los
suyos así lo habían visto ser y pasar y oído decir a otros,
y que tal ha sido pública voz y fama y común opinión,
sin haber cosa en contrario; digan etcétera.
VII Y si saben que los dichos don Bartolomé Jiménez Villalón y
consortes, fuera de lo contenido en las preguntas antes de esta,
son unos caballeros muy pacíficos, bien quietos e
no acostumbrados a cometer delitos ni a decir
palabras feas e injuriosas, y así son respetados y
estimados por todos los vecinos de la dicha ciudad y su tierra
y tenidos en muchos; digan etcétera.
VIIIº Y si saben que los dichos don Fernando y don Cristóbal
de Esquivel son hombres llanos, pecheros y
descendientes de tales, así por línea de varón como de hembra,
y como tales ellos y su padre Fernando de Esquivel y Juan
de Esquivel, su abuelo, y los demás sus pasados por
la dicha línea de varón siempre han pechado y pechan
y contribuyen y han pagado y pagan llanamente
el pecho que se ha repartido y reparte entre
los hombres llanos pecheros de la villa de Jimena, donde
es su vecindad y naturaleza, de que son libres los
hijosdalgo, vecinos de la dicha villa que ella han vivido y viven; en
la cual no ha habido otros Esquiveles, sino los susodichos
y sus padres y abuelos, todos los cuales cada uno en sus
tiempos han andado y andan puestos y escritos en los
padrones de los pecheros y por tales son habidos y tenidos y
comúnmente reputados en la dicha villa y en todas las demás
partes y lugares donde son conocidos; digan etcétera.
IX Y si saben que después que se comenzó este pleito, los dichos don Fernando
y don Cristóbal de Esquivel, a fin de ganar nombre y
opinión, han dicho y publicado y jactádose que son
descendientes del solar de los Esquiveles y parientes por línea
de varón de los Esquiveles de la ciudad de Sevilla, lo cual
es falso; y que jamás ellos ni otros lo han dicho ni publicado
hasta ahora y que si antes lo hubieran dicho y publicado
los testigos lo hubieran sabido y entendido y no
pudiera ser menos. Y todos los que ahora lo han oído a los
susodichos se ríen y mofan de su liviandad y los
tienen por alabanciosos de cosas falsas, por saber
como saben que son llanos, pecheros y descendientes
de tales, como está dicho en las preguntas antes de esta;
digan etcétera.
X Ítem de pública voz y fama.
Corrigiose este interrogatorio por el señor licenciado
Fernández de Roya, alcalde en esta corte, siéndose mandado
y mandó se examinen testigos por él, y el auto queda en el original.
Francisco Cifuentes Vergara El licenciado Rodrigo
de Carvajal
II A la segunda pregunta del interrogatorio, dijo este testigo [4] que, por el tiempo que la
pregunta dice, estando junto a las casas del cabildo de Ronda, donde había
mucho concurso de gente que de presente no se acuerda quién era por
haber sucedido poco antes la pendencia entre los dichos don
Cristóbal de Esquivel con don Bartolomé Jiménez Villalón y consortes
sobre que se dieron de cuchilladas, vio cómo el dicho don Fernando
de Esquivel venía por la callejuela de la obra nueva de la iglesia,
y poniéndose de pies en las gradas de la Puerta el Sol de la dicha
iglesia mayor de la dicha ciudad, estando dentro de ella el dicho don Bartolomé
Jiménez Villalón y otros sus deudos, oyó este testigo que a altas
voces el dicho don Fernando, con mucha cólera, dijo: Estos moros perros. No
estuviera yo aquí para que ninguno se atreviera a mi hermano
. No sabe
este testigo si los dichos don Bartolomé y demás sus consortes estaban en parte
de la dicha iglesia donde pudiesen oír las dichas palabras, ni tampoco
este testigo oyó que el dicho don Fernando de Esquivel declarase en
particular por quién pudiese decir las dichas palabras, y que al dicho
don Cristóbal de Esquivel no le oyó decir palabra ninguna;
y, caso que dijere alguna cosa, respecto del mucho ruido de gente
que había y de estar este testigo algo inadvertido, aunque lo vio
asomado a una ventana de las casas del cabildo este testigo no le pudo ni
podía entender. Y esto sabe e responde de lo que contiene la pregunta,
y no sabe más de ella.
III A la tercera pregunta del interrogatorio, dijo este testigo que estando en la villa
de Gaucín en compañía de el licenciado Juan de Heredia, su cuñado,
que de presente era alcalde mayor en la dicha ciudad de Ronda, en
cierta comisión vio estar un día e dos en el dicho lugar de Gaucín,
después de sucedido lo contenido en la pregunta antes de esta, le parece
sería más de dos meses y medio después, al dicho don Fernando de
Esquivel, y supo este testigo que andaba haciendo ciertas informaciones,
no está cierto si era para hacer pesquisa de el linaje
y descendencia de los dichos Villalones e para averiguar la
calidad de su persona, que no está cierto a cuál de las dos cosas
fue más de haber oído decir que iba a hacer ciertas informaciones.
Y unas personas del dicho lugar decían que era para averiguar la
nobleza del susodicho y otros para inquerir y saber quién eran los dichos
Villalones y la dicha Clementa, por haber vivido la susodicha en
un lugar cerca de la dicha villa de Gaucín. Y al cabo de los dichos uno u
dos días, el dicho don Fernando se fue del dicho lugar, y oyó decir que
iba a otros lugares a hacer las mismas diligencias. Y esto
es lo que sabe e responde a la pregunta e a lo contenido en ella
II A la segunda pregunta del interrogatorio, dijo este testigo [5] que habrá dos años poco más u menos
a su parecer que, viniéndose este testigo de la carnicería de la dicha ciudad atravesando
por la plaza pública de la dicha ciudad de Ronda, vio como en ella había mucho
alboroto de gente, y que a don Cristóbal de Esquivel la justicia le metía preso en
las casas del cabildo que están en la dicha plaza, frontero de la iglesia mayor de ella. Y a esta
sazón vio a el que dicen ser don Fernando de Esquivel y hermano del dicho don Cristóbal,
que venía por detrás de la iglesia a salir a la plaza y puerta principal de ella, que
cae frontero de las casas del cauildo de la dha çivdad, con la espada desnuda,
demudado y alborotado, y diçiendo algas palabras entre las quales oyo este to que
dijo en el dho lugar: ¿Donde estan estos perros moros que an muerto a my
hermano? Porque tengo de matar a estos moriscos
. Y este to, viendo lo que a rre
ferido, y como estaua siguro que no sauia la dha pendençia que auia avido, pregunto
que que auia sido aquello y por quien se auian dho aquellas palabras, y alli bul
garmte, a personas que no se aqa de los nonvres, oyo deçir qu el dho don
Xpoval d Esquivel auia tenido pendençia con don Varme Ximenez Villalon
y otros sus deudos, y que por ellos se auian dho las dhas palabras por ser her
mano el dho don Ferdo del dho don Xpoval. Y esto es lo que saue e rrespde
a la pregta e a lo qdo e declarado en ella.
II A la segunda pregta del ynterrogo, [6] dixo que lo que saue
zerca de lo que se le pregta es qu el dia de la pendençia entre los
dhos don Xpoval d Esquivel y don Barme Villalon y consortes, des
pues de auer pasado la dha pendençia a la qual este to no se hallo pressente,
vio a don Ferdo d Esquivel en la puerta de la ygla myor de la dha çiudad,
que cahe haçia la plaza, mui demudado y aluorotado con la espada
desnuda, y a bozes diçiendo: ¿Donde estan estos moros villanos que an
muerto a my herno?
, repitiendo las dhas palabras dos o tres vezes. Y
en la dha plaza auia a la dha ssaçon mucha algunas gente que las
pudiesen oyr por deçillas a bozes, y luego bio como llego el
alcalde myor de la dha çiudad de Rronda a quereres prender,
y por estar en la ygla no los prendio. Y a la dha sazon no vio este to
al dho don Xpoval, y despues supo como por la dha pendençia la
justa le tenia presso. Y no saue otra cossa de la pregta, y esto rrespde a ella.
Legenda: | Expansión • Conjetura • Tachado • Adición • Restitución • Sic |
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