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Maarten Janssen, 2014-

AL1764D2561

Declaración de Miguel Hernández, octavo testigo presentado por la parte de Juan Abad en el pleito en el que se le acusa de la muerte de Antonio Tristán, vecino de Canjáyar

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8. Testigo octavo. Miguel Hernández Incontinenti de dicha presentación y para esta probanza y por todas las preguntas del interrogatorio, ante mí, el receptor, pareció Miguel Hernández, que así expresó llamarse y ser vecino de esta villa, del cual, estando presente recibí juramento por Dios y a la cruz conforme a derecho, el que habiendo jurado, ofreció decir verdad y, siendo preguntado a el tenor de las preguntas del mencionado interrogatorio: 1ª A la primera pregunta dijo conoce a Juan Abad y a el señor fiscal no lo conoce, pero tiene noticia de este pleito y responde. Generales A las generales de la ley que por mí le fueron declaradas dijo no le tocan en manera alguna, y que es de edad de más de cincuenta años, firma y responde. 2ª A la segunda dijo que conoce a Juan Abad desde que nació y le consta que ha sido y es buen cristiano, temeroso de Dios Nuestro Señor, aplicado siempre a su trabajo, y no se le ha visto que tenga amistad con ninguna

mujer, ni tampoco con la Sebastiana García; que es cuanto sabe en razón de dicha pregunta y responde. 3ª A la tercera pregunta dijo que, como lleva dicho antecedentemente, Juan Abad no ha tenido amistad con Sebastiana García ni ha sido nunca preso ni amonestado por la justicia, ni tampoco las desazones que tenían Antonio Tristán con la dicha Sebastiana, su mujer, no eran por el Juan Abad, que era porque ella era muy loca y siempre tenía visitas de mozuelos y con especialidad la de Laureano Colomina, soldado de milicias de la ciudad de Guadix, que siempre estaba en dicha casa; todo lo cual lo sabe el testigo porque es público y lo ha visto ser y pasar así, y responde. 4ª A la cuarta dijo que, como lleva dicho antecedentemente, le consta a el testigo que la Sebastiana García fue tenida en esta vecindad por mujer escandalosa y no de la mejor vida, y que con quien más se hablaba en esta vecindad era con el referido soldado Colomina, porque siempre andaba así en asomados en la inmediación de la casa de la dicha Sebastiana cuando no está dentro, que era lo más cierto; y que lo sabe el testigo porque lo ha visto ser y pasar así, y que es cuanto sabe en razón de dicha pregunta y responde.

5ª A la quinta dijo que públicamente en esta villa siempre se ha dicho que quien hirió a Antonio Tristán fue el soldado Laureano Colomina, por la frecuencia que tenía en dicha casa y amistad con su mujer; que es cuanto sabe en razón de dicha pregunta y responde. 6ª A la sexta pregunta dijo que Juan Abad nunca ha usado de armas ningunas y que no ha sido provocativo ni quimerista, pues jamás ha tenido desazón con nadie, porque es de genio sufrido y, como lleva dicho antecedentemente, lo que se ha dicho siempre es que el soldado Colomina fue quien hirió a el Antonio Tristán; que es cuanto sabe en razón de dicha pregunta y responde. 7ª A la séptima dijo que es público en esta villa que la herida que le dieron a el Tristán fue pequeña y, con el motivo de haberle hecho la justicia a el barbero, que le llamaban Francisco Fernández, de por fuerza que lo curase, dicen que le tiró un fuerte lancetazo con que le abrió gran brecha en la barriga y le echó las tripas de fuera. Y después, aunque trajo dicha justicia un cirujano forastero, no tuvo remedio dicha herida, porque se hallaba el Tristán con las tripas venteadas; todo lo cual, aunque el testigo no lo presenció, se ha dicho públicamente; que es cuanto sabe y responde. 8ª A la octava dijo que, como lleva dicho en las anteriores preguntas, Juan Abad nunca ha usado de armas ningunas, por lo que no duda el testigo que cuando lo prendieron

alguno que lo quiso mal le introduciría el cuchillo que expresa la pregunta; que es cuanto sabe en razón de ella y responde. 9ª A la novena dijo que el testigo no tiene noticia de lo que contiene dicha pregunta y responde. 10ª A la décima pregunta dijo es público y notorio, pública voz y fama en esta villa entre las personas que lo saben todo lo que el testigo lleva dicho y la verdad bajo del juramento que tiene hecho, en que se afirmó y ratificó, habiendo oído este su dicho. Le encargué el secreto hasta la publicación, lo prometió así cumplir y lo firmó, de que doy fe. Miguel Fernández Ante mí, Joaquín de Seijas y Andrade

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