MA1656D9083
Juicio sobre adulterio e intento de venganza del marido
Fecha | 1656 |
Localidad | España, Málaga, Vélez Málaga |
Proyecto | HISPATESD: Hispanae Testium Depositiones. Las declaraciones de testigo en la historia de la lengua española. 1492-1833 |
Financiación | MINECO/AEI/FEDER/UE: FFI2017-83400-P, 2018-2021 |
Archivo | Archivo de la Real Chancillería de Granada |
ID del manuscrito | ARCHGR 9980/11 |
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6 testigo
En la dicha ciudad de Vélez Málaga, en
el dicho día veinte y nueve de julio del dicho año, para la
dicha información sumaria, el dicho Gaspar
Moreno, en el dicho nombre, presentó por testigo a una
mujer que se dijo llamar doña Francisca Lozano
y ser viuda de Andrés Lozano, escudero que fue
de la costa en la calle de en medio, para que sea
examinada por la real provisión de mi comisión
y querella en ella inserta, de la cual recibí
juramento en forma de derecho. Y lo hizo y
prometió de decir verdad y, siendo preguntada, dijo que
conoce a Salvador Moreno, por cuya parte es presentado,
y a doña Cristobalina Palomero, su mujer, y a don
Juan Manso, regidor de esta ciudad, y no conoce a su hijo.
Y tiene noticia de esta querella, y lo que de ella
sabe y puede decir es que una noche, estando
acostada a deshora oyó que el dicho Salvador
Moreno daba voces a la puerta de su casa, que
está enfrente de la de esta testigo diciendo: Ladrones,
ladrones
con Juan Díaz. Y esta testigo se asomó a la
ventana y vio que con él estaba el dicho Juan Díaz y don
Diego de Ortega, alguacil mayor, que conoció en
la voz; y que el dicho alguacil mayor decía: En su casa
no hemos hallado ladrón ni nadie
, y que
asimismo decía Juan Díaz: Esta señora le entrego para
que la entregue cuando le sea pedida, que en su casa
no hemos hallado nadie
. Y se volvió esta testigo
acostar. Preguntada pues dice que oyó que el dicho
alguacil mayor entregó a la dicha señora al dicho Juan Díaz,
diga y declare quién era y qué causa había para
sacarla de su casa, pues por la mañana lo
sabría. Dijo que supo que era la dicha doña
Cristobalina, pero que no supo más causa que la que
deja dicha de haber dicho su marido desde la calle:
Ladrones
. Y que esto que ha dicho es la verdad y lo
que sabe de lo contenido en la dicha real provisión, y no otra
cosa so cargo de su juramento. Leyósele su dicho,
ratificose en él, encargosele el secreto y lo
prometió, y que no le tocan las generales y que es de cincuenta
años, poco más o menos. Y no firmó porque dijo no
saber, firmelo yo, que de ello doy fe.
Ante mí, Felipe Fontes, escribano
receptor.
10 Testigo. En la dicha ciudad de Vélez Málaga,
en el dicho día veinte y nueve de julio del dicho
año, para la dicha información sumaria, el dicho
Salvador Moreno, preso en la cárcel pública de esta ciudad,
presentó por testigo a un hombre que se dijo llamar don
Sebastián Pedro de Miranda, vecino de esta dicha ciudad y
preso en dicha cárcel y labrador en la calle
de la Coronada, para que sea examinado por la
real provisión de mi comisión y querella en ello inserta,
del cual recibí juramento en forma de derecho. Y lo hizo
y prometió de decir verdad. Y, siendo preguntado,
dijo que es público en esta ciudad que don Gonzalo Manso,
a quien conoce, y a don Juan Manso, su padre, y asimismo
conoce al dicho Salvador Moreno que lo presenta, y a doña
Cristobalina Palomero, su mujer, y tiene noticia de esta
querella. Y que el dicho don Gonzalo ha solicitado a la
dicha doña Cristobalina y tenido y tiene su amistad, no
se acuerda a qué personas lo ha oído decir por ser público y en
común. Y este testigo, en algunas ocasiones, ha visto al
dicho don Gonzalo Manso enamorar y solicitar a la dicha
doña Cristobalina. Y oyó decir a don Diego de
Ortega, alguacil mayor que fue de esta ciudad, que habrá cuatro cinco
meses que una noche excusó que no matasen al dicho
don Gonzalo, porque el dicho Salvador Moreno lo cojió
dentro de su casa con la dicha doña Cristobalina en la
cámara, y a la sazón había llegado el dicho alguacil mayor, y
entró con él, y como lo vio apagó la luz y le sacó
sin que le viera el dicho Salvador Moreno, y a ella
la sacó y depositó, y que desde entonces no hace
vida la dicha doña Cristobalina con el dicho Salvador
Moreno, su marido. Y que asimismo es público que, en la
casa donde de presente está depositada, entra y
sale el dicho don Gonzalo Manso, y que la lleva a las
huertas a holgarse con ella, y que en la dicha casa
entra a deshora por una ventana, y que de día lo
habrá así desde la casa de enfrente, como desde
la plazuela del Carmen. Y habrá dos meses, poco
más o menos, que estando este testigo en los portales
de la plaza, frente de la carnicería, vio que
llevaban preso al dicho Salvador Moreno, y detrás iba
el dicho don Juan Manso descompuesto, terciada
la capa, dando a entender iba convoyando la prisión.
Y llegó hasta la cárcel y, cuando volvió, oyó que
dijo: Este pícaro cornudo morisco lo he de echar en
una galera, que así aseguro mi hijo y venga lo
que viniere, que favor tiene para todo y no se
me da nada de nada
. Y asimismo es público que, al tiempo
de la prisión, le arguyeron al dicho Salvador Moreno
que llevaba un pistolete, y que quien lo
llevaba era el alguacil mayor, y que esto que ha dicho es la verdad
so cargo de su juramento. Leyósele este su dicho,
ratificose en el, encargosele el secreto y lo prometió,
y que es de más de cuarenta años y no le tocan las
generales, y lo firmó. tdo par
don Juan Pedro
de Miranda ante mí, Felipe Fontes,
escribano
receptor.
11 Testigo. En la dicha ciudad de Vélez Málaga, en
el dicho día veinte y nueve de julio del dicho año, para
la dicha información sumaria, el dicho Salvador Moreno,
preso en la cárcel pública de esta dicha ciudad, presentó por testigo a
un hombre que se dijo llamar José Marcos y ser
vecino de esta dicha ciudad y carpintero, asimismo preso
en la dicha cárcel, para que sea examinado por la
real provisión de mi comisión y querella en ella
inserta, del cual recibí juramento en forma de
derecho. Y lo hizo y prometió de decir verdad. Y,
siendo preguntado, dijo que este testigo sabe, por
haberlo oído decir públicamente en común y ser público, que
don Gonzalo Manso, hijo de don Juan Manso,
regidor de esta ciudad, trata ilícitamente con doña
Cristobalina Palomero, mujer del dicho
Salvador Moreno, a todos los cuales conoce muy bien,
y que le hace adulterio con grande
escándalo y murmuración de los vecinos de dicha ciudad. Y que una
noche había hallado el dicho Salvador Moreno
al dicho don Gonzalo Manso en su casa, y que don
Diego de Ortega, alguacil mayor que entonces era, había
depositado a la dicha doña Cristobalina. Y, estando
un día por la tarde este testigo en su tienda
trabajando, habrá cuarenta días poco más o menos, vio que
llevaban preso al dicho Salvador Moreno, no
se acuerda qué ministros y alguna gente. Y
detrás vio que iba el dicho don Juan Manso, padre del
dicho don Gonzalo, y que iba alborotado, sacando
y metiendo la espada. Y oyó decir a la gente
que entonces estaba en la dicha calle que la dicha
prisión era por causa del dicho don Juan, y que no
bastaba haberle quitado su mujer y que le habían
acumulado que tenía un pistolete; y que,
cuando le prendieron, que el dicho don Juan Manso
le había maltratado de palabra al dicho
Salvador Moreno diciéndole que era un pícaro
cabrón morisco, y que lo había de hacer echar
en una galera. Y, después de lo susodicho,
muchas mañanas vio este testigo pasar por su tienda
al dicho don Gonzalo Manso, y le vio
algunas veces que iba a hablar con la dicha doña
Cristobalina, que estaba depositada en casa de
Francisco de Gámez, y desde el portal de la casa de
enfrente estaba hablando con ella, que se
ponía en una ventana y otras veces en un
terrado, y él otras veces en la placeta del
Carmen, de que se daba grande escándalo en
la república. Y habrá diez días, poco más o menos,
que el dicho don Juan Manso, estando hablando
desde la reja de esta cárcel con Bartolomé
Ruiz, preso en ella, y este testigo mirándolos, dijo el
dicho don Juan: Voto a Cristo
, que si el dicho Salvador
Moreno tiene intento de vengarse aunque
se libre y tratase de ofender tenía su hijo
que lo había de matar y a cuantos son de su linaje,
echando muchas roncas y amenazas. Y esto que
ha dicho es la verdad y lo que sabe de lo contenido en
la dicha real provisión, y no otra cosa, so cargo de su
juramento. Leyósele su dicho, ratificose en él,
encargósele el secreto y lo prometió, y que es de
treinta y ocho años, poco más o menos, y no le
tocan. Y no firmó porque dijo no saber, firmelo
yo, que de ello doy fe.
Ante mí, Felipe Fontes, escribano
receptor.
26 testigo En la dicha ciudad de Vélez Málaga, en
primero día del mes de agosto del dicho año de
mil y seiscientos y cincuenta y seis, para la
dicha información sumaria, el dicho Gaspar
Moreno, en el dicho nombre, presentó por testigo a Jacinto de
Ruiz de Morales y ser vecino de esta dicha ciudad y alguacil
menor de ella, para que sea examinado por la real
provisión de mi comisión y querella en ella inserta,
del cual recibí juramento en forma de derecho.
Y lo hizo y prometió de decir verdad. Y, siendo
preguntado, dijo que conoce a las partes y no tiene
noticia de esta querella. Y lo que de ella sabe es que
habrá mes y medio, poco más o menos, que dijo a
este testigo don Alonso López, alguacil mayor que
entonces era, que teníamos que hacer una
diligencia que importaba. Y, preguntándole
este testigo que qué diligencia, dijo que allá lo
vería. Y, en compañía de Marcos de Saavedra,
escribano público, fueron todos tres hacia la plazuela
del Carmen, y allí le preguntó este testigo segunda
vez al dicho alguacil mayor que dónde iban. Y
entonces dijo que iban a buscar a un hombre que traía
dos armas de fuego y quería matar a su mujer,
que dos noches antes le había tirado un
pistoletazo. Y, viendo que no parecía en la plazuela,
se fueron hacia la plaza la calle del
Carmen arriba y, llegando junto a la puerta de la
casa de don Francisco de Gámez, labrador, dijo el dicho
alguacil mayor: Aquí está a quien buscamos
. Y
entraron dentro, y en el portal hallaron a
Salvador Moreno, que estaba hablando con la
mujer del dicho don Francisco junto a la puerta del patio.
Y se abalanzaron a él y le miraron la cintura
buscándole las armas de fuego que decían
traía, y, viendo que no las tenía en la cintura, se
tenían y lo dejaban. Y el dicho alguacil mayor dijo:
Mirémosle las faltriqueras
, y desde la
puerta de la calle volvieron y le miraron las
faltriqueras. Y, al tiempo que el dicho alguacil
mayor le echó mano a la faltriquera, se
excusó el dicho Salvador Moreno, y con ambas
manos acudió a la faltriquera a defenderse.
Y, viendo este testigo lo susodicho, embistió con él y
le metió la mano en la faltriquera, sin
embargo que bregó mucho con él, y le sacó un
pistolete corto. Y, diciendo este testigo al escribano: Este
arma le he aprehendido
, y el dicho Salvador
Moreno tiró a este testigo una manotada y se lo quitó
de la mano. Y volvió este testigo a bregar con él para
quitárselo, y fue menester que el dicho escribano
ayudase a este testigo y el dicho alguacil mayor. Y se lo quitó y asió
y prendió resistiéndose fuertemente, saliendo
la dicha doña Cristobalina y la demás gente de
la casa y una esclava, y lo defendían
asiéndose de él. Y este testigo dio voces pidiendo favor a la
justicia, y acudieron mujeres y gente, entre
los cuales llegó don Juan Manso, regidor, y sacó
la espada diciendo que daba favor a la justicia.
Y le llevaron a la cárcel, y en mitad de
la calle le dijo el dicho don Juan Manso al
dicho Salvador Moreno: Pícaro desvergonzado,
¿cómo te resistes a la justicia?
. Y, ya llegando
cerca de la cárcel, dijo a este testigo y al dicho alguacil mayor
el dicho Salvador Moreno que lo soltasen, que él
lo satisfaría. Y, diciéndole que no podían sin mandado del
señor corregidor hasta que se le diese cuenta del negocio, dijo:
Cornudos, ¿pues para qué traigo yo este cuchillo aquí?
y metió
la mano como que sacaba un cuchillo de hacia
la pretina, y alzó la mano como que tiraba una
puñalada. Y entonces este testigo le agarró el
brazo y, no llevaba nada en la mano,
y con más cuidado pidiendo favor a la justicia,
que se resistía. Y al tiempo llegó un ministro
que se llama Juan Gutiérrez, y mucha
gente, y ayudaron a llevarlo a la cárcel.
Preguntado pues dice que el dicho alguacil mayor le dijo
que iban a buscar a un hombre que traía dos
pistolas y quería matar a su mujer, diga y declare
si le dijo por qué causa o si lo supo después, este
testigo dijo que el dicho alguacil mayor no le dijo por qué
causa quería el dicho hombre matar a su mujer. Y
después oyó decir que el querer matar a su
mujer era por haber hallado a un hombre en su casa.
Y que esto que ha dicho es la verdad y lo que sabe de
lo contenido en la dicha real provisión, y no otra
cosa, so cargo de su juramento. Leyósele su dicho,
ratificose en él, encargosele el secreto y lo
prometió, y que es de veinte y cuatro años poco
más o menos y no le tocan las generales. Y no
firmó porque dijo no saber, firmelo yo, que
de ello doy fe. Entre renglones cuchillo testado
viendo que no entre renglones dicho testado supo
Ante mí, Felipe Fontes, escribano
receptor
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