Memoria de lo que di a mis hijas cuando
las puse en estado.
Cuando casé a mi hija Paula Carrillo con
José Ventura le di lo siguiente:
que fue una cama de campo que valía
hasta
cuatro pesos.
Dos colchones cameros que valdrían hasta
cinco pesos.
Dos sábanas de crea que costaron hasta
treinta y seis
reales vellón.
Sábana y media que valdría hasta ducado
y medio.
Cuatro almohadas y un cojín que valdría
hasta ocho reales vellón.
Una sobrecama y un rodapiés que valdría hasta
dos ducados.
El rodapiés valdría hasta cinco reales vellón
Un arca que se deja por una deuda que costó
cuatro pesos.
Seis servilletas y unos manteles que
valdrían quince
reales vellón.
Una caldera que costó treinta reales vellón.
Unas trébedes que costaron diez reales vellón
Cuatro sillas pequeñas cuatro reales vellón.
Unos corredores que valdrían ocho reales vellón.
Seis cuadros los cuatro medianos y los dos más
pequeños que valdrían
hasta doce reales vellón.
Cuando casé a mi hija Teodora con Juan Paredes le
di lo siguiente:
Una cama de banco y tablas que valdría medio
peso.
Un colchón que costó tres pesos y medio.
Dos sábanas que valdrían veinte y dos reales vellón.
Un lienzo para un jergón que costó treinta reales vellón.
Sobrecama y rodapiés, todo valdría treinta reales
vellón.
Tres cuadros que valdrían nueve reales vellón.
Una almohada que valdría dos reales vellón.
Un mantel y una servilleta que valdría tres
reales vellón.
Cuatro sillas que valdrían dos reales y medio
vellón.
Cuando casé a mi hija Josefa Ventura
Carrillo
con Jerónimo González, le di lo
siguiente:
Una cama de banco y tablas que costó
veinte y un reales
vellón.
Un colchón que valdría veinte reales vellón.
Un lienzo de un jergón que valdría diez reales vellón.
Dos sábanas que valdrían treinta y tres reales vellón.
Un arca que valdría hasta quince reales vellón.
Cinco cuadros pequeños que costaron cinco reales vellón.
Una manta serrana que valdría diez reales vellón.
Cuando casé a mi hija Agustina Carrillo con
Juan
Garrido le di lo siguiente:
Unos bancos y tablas que costaron diez y ocho reales
vellón.
Un colchón que costó ocho pesos.
Dos sábanas que costaron cincuenta reales vellón.
Dos almohadas que costaron seite reales vellón.
Una sobrecama y rodapiés que costó cincuenta
y siete reales y medio vellón.
Un arca que costó treinta reales vellón.
Dos servilletas y un mantel que valdrían
cuatro reales
vellón.
Cuatro sillas que costaron tres reales y cuartillo.
Esta memoria me entregó Rodrigo Carrillo, vecino de esta
villa, quien dijo ser la misma que cita en su
testamento
y para que conste la pongo por causa de él, en la villa de
Huelva a tres de febrero de mil setecientos cuarenta
y nueve años.
Francisco del Muro Espinosa