GR1806D9009
Expedientes del real acuerdo y cartas de concejos. Testimonio de las medidas tomadas para combatir las plagas de langosta
Fecha | 1806 |
Localidad | España, Granada, Alhendín |
Proyecto | HISPATESD: Hispanae Testium Depositiones. Las declaraciones de testigo en la historia de la lengua española. 1492-1833 |
Financiación | MINECO/AEI/FEDER/UE: FFI2017-83400-P, 2018-2021 |
Archivo | Archivo de la Real Chancillería de Granada |
ID del manuscrito | ARCHGR 4370/54 |
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Felipe Fernández Herrera y Manuel de
Morales, labradores y vecinos de esta misma villa,
peritos nombrados para el reconocimiento decretado
en el auto que está por cabeza, cuyo nombramiento
tienen aceptado y jurado y en caso necesario
hacen de nuevo, y dijeron: que en cumplimiento
al encargo puesto a sus cuidados han pasado al
sitio del Chiribaile, que se halla señalado para
dehesa del ganado yeguar, todo ello del término
de esta villa, confinante a el de la villa del Padul y lugar
de Buñuelas, cuyo terreno han reconocido con
bastante cuidado y prolijidad. Y han
encontrado varios ojos donde se hallan los cigarrones de
langosta con bastante abundancia, que los que hasta
de presente han reconocido fuera de el canuto
donde se crían, con sus sitios y dimensiones, según el
conocimiento que tienen de dicho terreno, nominan
con distinción y claridad en la forma siguiente:
En primer lugar, en el sitio contiguo al tajo
de Bazán, en las labores han encontrado cinco
ojos a modo de nidos, todos de cigarrones muy
pequeñitos y fuera del canuto. Que el uno de dichos
ojos comprenderá como un marjal de tierra,
a corta diferencia; otros dos de ellos cada
uno como de un cuarto de marjal y los otros
dos restantes cada uno como medio cuarto
de marjal.
En el sitio de las Cuevas del Agua solo encontraron
dos ojos de dichos cigarrones, también de la plaga
de langosta, que el uno de ellos comprenderá
como marjal y cuarto de terreno y el otro de
la extensión como de un redondel grande,
ambos ojos con los cigarrones fuera del canuto
aunque pequeñitos.
En el sitio que nombran las Cuevas del Puntal,
comprensivo en el mismo paraje del Chiribaile de este
mismo término, han encontrado un pedazo de
terreno como de cuatro fanegas a corta diferencia,
todo lleno y hecho un ojo que parece una almáciga de
dichos animalitos cigarrones, también de langosta, en
donde se encuentra con mucha abundancia, en
términos que, de no dar de providencia y matarlos
inmediatamente, pueden causar la ruina de este pueblo y reino.
En el sitio que nombran la Majada de la Muerta, del
mismo terreno del Chiribaile, han encontrado otro
ojo de dichos cigarrones, también pequeñitos, y muchos
en el canuto, que comprenderá su extensión
como media fanega de tierra a corta
diferencia, también con mucha abundancia.
Y últimamente, en el barranco que nombran de Santa
Pudia, por encima del cortijo de dicho nombre, contiguo
a las tierras de labor, han encontrado otro ojo de
dichos cigarrones, que comprenderá como un
redondel grande, también pequeñitos dichos animales; y
mucha porción en canuto, cuyas porciones de
cigarrones en los términos que llevan manifestados son
los únicos que han encontrado en dicho
sitio o paraje
del Chiribaile, todo de en este término, el cual confina
con las jurisdicciones que tienen expresadas. Y pueden
asegurar que, de no conseguirse la quema o
matanza de dichos cigarrones, por ser de la clase de dañinos,
según la experiencia que tienen los que dicen, se
pueden propagar, tomando cuerpo, arruinar
y desolar todas las simenteras, así de trigo como
de cebada y demás de todo este reino, según
la opinión no solo de los exponentes, sino también
de otras muchas personas de inteligencia que han
visto los referidos ojos de dichos cigarrones. Que
es cuanto pueden y deben decir en razón del
reconocimiento
que han practicado con la mayor
escrupulosidad que puede darse, y la verdad so cargo del
juramento que tienen prestado, estando en las edades
el Felipe Fernández Herrera de sesenta y tres años, y
el Manuel de Morales de cincuenta y cinco. Y lo
firmó este, y no aquel porque expresó no saber
escribir, lo hace dicho señor gobernador de que yo, el
escribano, doy fe. Licenciado Vallejo, Manuel de Morales,
ante mí, Luis de Benavides Pérez
Reconocimiento. En la villa de Alhendín, en veinte y cinco de junio
de mil ochocientos seis, ante dicho señor gobernador,
justicia mayor de ella, parecieron don Manuel Fernández
Moreno, Nicolás Gómez, Manuel de Morales y
Felipe Fernández Herrera, labradores y vecinos de esta dicha
villa. Y por ante mí, el escribano, dijeron: que en
cunplimiento del nombramiento de peritos que tienen
aceptado y jurado, y en caso necesario lo hacen
ahora de nuevo, han pasado al sitio del
Chiribaile
de este término y sus inmediaciones, donde se ha
observado haber nacido infinidad de
cigarrones con el nombre de langosta. Y vistos y
reconocidos estos, como los sitios y parajes que
ocupan, todo con la mayor escrupulosidad,
deben manifestar que dichos cigarrones se hallan
en estado de no poderlos juntar para su quema
por ser ya grandes y estar esparcidos por dichos
sitios de Chiribaile e inmediaciones, ni menos
enterrar en zanjas por lo que saltan, pues ya
quieren volar. Por cuyo fundamento, todo
cuanto se gaste en la estación presente en su
exterminación es inútil, en cuya atención se
deberá estar con toda vigilancia y cuidado
en los aovaderos, dándose providencias para que
estos los aren, o quemarlos cuando salgan
en el año próximo venidero. Que es cuanto
pueden y deben decir según su leal saber
y entender, y toda la verdad bajo del
juramento hecho. Están en las edades el don Manuel
Moreno y Nicolás Gómez y demás de
cincuenta años, y los Manuel de Morales
y Felipe Fernández en las manifestadas.
Legenda: | Expansión • Conjetura • Tachado • Adición • Restitución • Sic |
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