Inventario de los bienes que
quedaron por fin y muerte de
María Sánchez de Cañavaca, mujer de
Francisco Hernández Patadas, molinero
Francisco Hernández, vecino de esta ciudad, en la mejor
vía y forma que lugar haya, digo que María
Sánchez Cañavaca, mi legítima mujer, es muerta,
y otorgó su testamento con a el presente escribano, en que
instituyó por universal heredera a María
Martín, su madre, y porque los ha
interesado en mi capital, mitad de gananciales
y ligado que me hizo dicha mi mujer y que
la cuenta y razón que es justo.
se sirva de de mandar se haga
inventario jurídico de los bienes que no
tocan quedando en mi poder como
están y debe trata la partición, pido
justicia y

El señor licenciado don Simón Licardo de Vivera, abogado de
los reales consejos, alcalde mayor de esta ciudad y
su tierra por su majestad, pasó en compañía de mí, el escribano, y
de sus ministros a las casas de morada de Francisco Hernández
Patadas, vecino de ella, para hacer inventario de
los bienes que quedaron por fin y muerte de María
Sánchez Cañavaca y en presencia de María Martín, su madre de dicha difunta, su mujer, el cual se hizo en la
manera siguiente:
Una cama entera de madera de aliso teñida de negro con
su barandilla de lo mismo.
Una colgadura blanca con su red, con su cielo de la dicha
cama.
Una jerga de paja de bálago y cuatro colchones
con su lana usados, los dos blancos y los dos listados.
Tres sábanas de lienzo usadas.
Cuatro almohadas con su lana.
Dos cobertores, el uno blanco y otro de sempiterna y una
colcha blanca.
Un cofre forrado en badana, negro por fuera y por dentro
en holandilla amarilla, y en él se halló lo siguiente:
Un manto de tafetán negro.
Una basquiña de peldefebre nueva.
Un guardapiés de polvillo encarnado nuevo con tres
guarniciones de encajes negros.
Una basquiña de tafetán negro nueva.
Una gabacha de tafetán, digo de raso negro con
botones de de hilo de plata.

Una gabacha de raso de color musgo con botones
del mismo género.
Una gabacha de tafetán negro usada.
Otra gabacha de bayeta musca clara.
Un manto de anascote usado.
Un guardapiés de sempiterna azul con tres
guarniciones de holandilla.
Otro guardapiés de bayeta musca clara con tres
holandillas .
Un monillo de polvillo usado.
Unas medias de seda encarnadas usada de mujer.
Unos guantes blancos.
Un zerlandemo con encajes.
Una basquiña de rasilla traída.
Abriose otro cofre con el mismo forro por fuera
y forrado en holandilla azul, y en él se halló lo
siguiente:
Tres jubones blancos de hombre usados.
Dos asotes de penitente de hilo.
Unas manguilas de bocadillo.
Cinco pares de de calcetas de hilo, las dos de pie y
las tres de medio pie.
Dos camisas de lienzo.
Otro cofre del mismo forro por fuera y por dentro
en holandilla colorada, y en él se halló lo siguiente:
Cinco sábanas de lienzo nuevas.
Más otra sábana de lienzo.
Dos toallas, la una de morlés con encajes y otra
de lienzo fino con puntas.

Cuatro camisas de mujer de lienzo fino.
Una enaguas blancas de lienzo.
Cuatro varas de lienzo fino.
Una mesa de manteles y seis servilletas nuevas.
Cinco pares de calcetas de mujer viejas.
Un justillo de lienzo.
Unas medias de lana de mujer encarnadas.
Dos coletillos de raso usados.
Más se abrió otro cofre barreteado por fuera
y su forro por dentro, y en él se halló lo siguiente:
Dos espejos con sus marcos negros.
Un niño Dios resucitado .
Dos cortinas de bayeta colorada con sus
cenefas viejas y más otra cortina de lienzo blanca.
Un arcas viejo de madera, vacía .
Un escritorio pequeño a modo de contador con las gavetas
embutidas de marfil, con doce gavetas vacías .
Una mesa grande de madera de pino.
Una sobremesa de damasquillo de lana usada.
Otro baúl pequeño, por fuera forrado en badana negra y
por dentro en holandilla colorada, y en él lo siguiente:
Un vestido de hombre de peldefebre con dos pares
de calzones, y la casaca forrada en tafetán
musco.
Una capa de barragán con forro de bayeta usada.
Unas medias de seda amarillas y unas calcetas.
Un pañuelo de estopilla nuevo.
Una polaca con encajes pequeños.
Un rosario de palo santo nuevo.
Unos guantes de seda negros.

Un talai de cordobán con fluecos de seda negra.
Cuatro taburetes de vaqueta de moscovia usados.
Dos sillitas de palo pequeñas nuevas.
Tres sillas de vaqueta negra viejas.
Un banco de respaldo nuevo.
Dos mil ladrillos nuevos.
Una sábana de lienzo nueva.
Más otra sábana de estameña vieja.
Tres tinajitas chicas de echar aceite.
Una artesa de madera.
Una tinaja grande quebrada.
Tres asadores de hierro.
Cuatro cazos de azófar, los dos chicos y dos grandes.
Un perol chico de lo mismo.
Una bacía pequeña.
Un calderito pequeño de azófar.
Un velón de lo mismo.
Un morillo de hierro.
Una espumadera de hierro.
Dos tapaderas de cobre.
Cuatro candiles de garabato.
Un perol grande de cobre.
Una docena de platos y tres escudillas y un
plato grande.
Un almirez con su mano.

Una sartén grande y otra chica.
Dos bacías grandes vidriados y dos pequeños del mismo
género.
Un escaparate de madera con dos cajones.
Tres ollas de barro viejas y una jarra pequeña.
Una alcuza de echar aceite.
Cuatro bancos, los dos chicos y dos grandes.
Una mesita de madera pequeña.
Cinco cuadros pequeños de diferentes pinturas con sus
molduras.
Más otros cuatro cuadros grandes con diferentes pinturas.
Dos alcarrazas grandes.
Tres potecillos pintados pequeños.
Dos fuentes de barro grandes.
Seis costales de lana viejos.
Una jarra blanca de barro.
Tres cantarillas de echar agua.
Cuatro ristras de ajos.
Un pie de argadillo.
Dos fuentes pequeñas de barro.
Un cuenco mediano de lo mismo y dos almofias.
Un salero de lo mismo.
Cinco jícaras y ocho platillos de chocolate de barro.
Otros cuatro cuenquitos pequeños de lo mismo.
Más una salvilla con un jarro de barro.
Y más cuatro jarras de

Y dos jarritas de vidrio.
Tres cuadros pequeños de diferentes pinturas.
Cuatro cojines de cabretilla lleno de paja.
Una salvilla y dos bernegalitos y seis cucharas
grandes y una pequeña y un tenedor, todo de plata,
que pesó todo ello veinte y nueve onzas y
media.
Unos zarcillos y unas verguetas con sus pendientes
de oro, que pesó todo quince adarmes .
Cinco sortijas y tres cintillos de oro con piedras
falsas que pesaron veinte y un adarme.
Las casas de su morada que son en la calle de
Santo Domingo de que se pagan trece ducados de
pensión perpetuo no redimibles como constará
de las escrituras que así lo declaró el dicho
Francisco Hernández Patadas.
Cinco pares de búes con sus aperos y cuatro
rejas de hierro que declaró el susodicho.
Tres carretas viejas, que así lo declaró el dicho
Francisco Hernández.
Cincuenta fanegas de trigo sembradas, las
cuarenta y cuatro en la mesa del corral
de Contreras y las seis con don Juan
que así lo declaró el susodicho.
Veinte y seis fanegas de cebada sembradas
en la puerta de la Vana.
Una cuatro fanegas de habas en dicho sitio.
Unas dos fanegas de centeno, la una en dicho
sitio y la otra en un

Una atahona usada.
Cuatro caballos del molino y otro caballo manco que
está en el prado, de diferentes colores.
Un burro negro nuevo.
Un cahíz de barbecho que declaró Fernando Gómez que
había hecho en la dicha dehesa que es de un hierro.
El arrendamiento del molino de Ballestero que está
a su cargo de que no hay maquilas.
Un camisa y jubón y unos calzones de lienzo que
declaró el dicho Francisco Hernández Patadas que están en
poder de la lavandera y más tres sábanas que son
las mismas que se pusieron a el principio de este dicho
inventario.
Asimismo, declaró el dicho Francisco Hernández
Patadas que las deudas que debe son las que constará
por el testamento, que hizo la dicha su mujer y si
hubiere algunas más, las declarará.
Un coleto de ante y una banda encarnada que está
empeñado en ciento y cincuenta reales de vellón,
en poder de Francisco Gallaro, zapatero.
Cincuenta y dos fanegas de trigo en grano.
Todos los cuales dichos bienes son los que se hallaron en las
casas de morada del dicho Francisco Hernández Patadas,
y su merced el dicho señor alcalde mayor recibió
juramento a Dios y a una cruz, a Dios y a una cruz
según forma de derecho del susodicho, y habiéndolo hecho
prometió de decir verdad y siendo preguntado si tiene
otros bienes algunos más que los aquí inventariados