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Maarten Janssen, 2014-

AL1764I2559

Declaración de Antonio Carretero, testigo presentado por la parte de Juan Abad en el pleito en el que se le acusa de la muerte de Antonio Tristán, vecino de Canjáyar

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Testigo 5. Antonio Carretero. En la villa de Canjáyar, en veinte y cuatro días del mes de septiembre de mil setecientos y sesenta y cuatro años, de presentación de dicho apoderado y por todas las preguntas del interrogatorio, pues para todas ellas fue presentado, ante mí, el receptor y para esta probanza, pareció Antonio Carretero, que así dijo llamarse y ser vecino de esta villa, del cual recibí juramento por Dios y a la cruz conforme a derecho, él, habiendo jurado, ofreció decir verdad y, siéndolo preguntado por las preguntas del mencionado interrogatorio: 1ª A la primera dijo conoce a Juan Abad y a el señor fiscal no lo conoce, pero tiene noticia de este pleito, y responde. Generales. A las generales de la ley que por mí le fueron declaradas dijo no le tocan en manera alguna, y que es de edad de sesenta y cinco años y responde, no firma. 2ª A la segunda pregunta dijo que Juan Abad siempre ha estado aplicado a su trabajo con un par de bueyes que tenía, y no se le ha visto que haya tenido amistad

con ninguna mujer ni con la Sebastiana García que refiere la pregunta, que lo sabe el testigo porque lo ha criado a el dicho Juan Abad y le consta muy bien, y responde. 3ª A la tercera pregunta dijo que en esta vecindad nunca se ha notado que Antonio Tristán, defunto, tuviera desazón con Sebastiana García, su mujer, por Juan Abad, pues como lleva dicho, no ha tenido este tal amistad ni la justicia ha tenido nunca quehacer [1] con él, porque es un cuitado, que es cuanto sabe en razón de dicha pregunta y responde. 4ª A la cuarta pregunta dijo que no tiene noticia el testigo de lo que contiene y responde. 5ª A la quinta pregunta dijo que, cuando sucedió la desgracia que refiere dicha pregunta, oyó decir el testigo que habían ido el soldado Colomina, Juan Abad, Damián Mateos y Francisco Sánchez a casa de Antonio Tristán, y que se habían peleado y había resultado herido el Tristán, pero siempre se dijo que había sido el inventor de dicha herida el soldado Colomina, porque este siempre andaba cargado de armas y le hallaron en la casa la montera y la redecilla después de haber sucedido el lance, y que todo ello lo sabe el testigo porque así se ha dicho públicamente, y responde. 6ª A la sexta dijo que, como lleva dicho, siempre se le achacó la herida a el soldado Colomina, porque Juan

Abad nunca ha usado de armas ningunas, y que es cierto que el Francisco Sánchez algunas veces le vio el testigo su espadica, pero no sabe si en la noche que sucedió la quimera la llevaría; que es cuanto sabe en razón de dicha pregunta y responde. 7ª A la séptima pregunta dijo que se dijo públicamente cuando sucedió la herida de Antonio Tristán que fue pequeña y no mortal, pero que la justicia llevó a un barbero sangrador que había en esta villa que le llamaba Francisco Fernández, y que le estrecharon a este, sin embargo que se excusó a curarlo con efecto le tiró un fuerte lancetazo en la barriga y le echó las tripas de fuera. Y que después trajeron otro cirujano forastero, pero no sirvió, porque tenía las tripas venteadas el herido con lo acaecido con el otro; que todo ello lo sabe el testigo porque es público en esta villa y responde. 8ª A la octava dijo que, como lleva dicho anteriormente, el Juan Abad nunca ha usado de armas, y no le queda duda a el testigo que alguno que lo querría mal, cuando le prendieron, le introducirían el cuchillo que contiene la pregunta; que es lo que puede decir en razón de ella y responde. 9ª A la novena pregunta dijo que no tiene noticia de lo que contiene y responde.

10ª A la décima y última pregunta dijo es público y notorio, pública voz y fama en esta villa todo lo que el testigo lleva dicho, y la verdad bajo del juramento que tiene hecho, en que se afirmó y ratificó habiendo oído esta su declaración. Le encargué el secreto hasta la publicación, lo ofreció así cumplir, y no firmó porque dijo no saber, firmelo yo, el receptor, doy fe. Ante mí Joaquín de Seijas y Andrade

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