AL1627D9075

Marcos de Zaragoza contra Juan de Castañeda, sobre tentativa de homicido por no haberse quitado el sombrero al pasar ante él

Fecha1627
LocalidadEspaña, Almería, Almería
ProyectoHISPATESD: Hispanae Testium Depositiones. Las declaraciones de testigo en la historia de la lengua española. 1492-1833
FinanciaciónMINECO/AEI/FEDER/UE: FFI2017-83400-P, 2018-2021
ArchivoArchivo de la Real Chancillería de Granada
ID del manuscritoARCHGR 10050/15

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Por las preguntas siguientes se examinen los testigos que fueren presentados por parte de Marcos de Zaragoza, escribano público y de el número de la ciudad de Almería, en la querella contra Juan de Castañeda Vitorce, vecino y regidor de la dicha ciudad, etcétera: 1 Primeramente por el conocimiento de las partes si tienen noticia de este pleito, etcétera. 2 Y si saben que el domingo diez de este presente mes de enero a las dos, después de el mediodía, saliendo el dicho Marcos de Zaragoza a caballo por la Puerta Purchena de la dicha ciudad camino de una heredad que tiene en aquel partido, yendo caminando salvo y seguro por el campo despoblado, el dicho Juan de Castañeda, de hecho y caso pensado, se salió al camino y alevosamente y sin que pudiese prevenir ni ponerse en defensa, con la espada desnuda, le tiró un golpe por detrás con que, dándole en la cabeza, le derribó de la cabalgadura en que iba, dejándolo sin sentido y caído en el suelo, le acometió a quererle dar otras heridas con ánimo de quitarle la vida, etcétera. 3 Y si saben que después de caído en el suelo el dicho Marcos de Zaragoza y estando privado de sus sentidos, acudieron diversas personas, cuyos nombres declaren los testigos, a ampararle y defenderle de el dicho Juan de Castañeda, que con la espada desnuda le quería acabar de quitar la vida, como lo pusiera en ejecución si las personas que así llegaron a su defensa no lo resistieran y llevaran a su casa al dicho Marcos de Zaragoza, asegurándolo de las ofensas y muerte que le quería dar el dicho Juan de Castañeda, etcétera. 4 Y si saben que el dicho Marcos de Zaragoza no dio ocasión alguna para que el dicho Juan de Castañeda le esperase en el dicho camino y le quisiese quitar la vida ni se puede decir ni creer ni presumir de su apacible condición y buena correspondencia con todos que daría tal ocasión por ser como es, hombre quieto y pacífico, muy cortés y bien hablado con todos sin que contra él se haya formado queja en tiempo alguno; digan etcétera. 5 Y si saben que el dicho Juan de Castañeda es hombre inquieto y atrevido y que con la mano y poder de regidor no tiene temor a la justicia procediendo en todo sin respeto ni temor al castigo de la justicia, etcétera. 6 Y si saben que todo lo susodicho es público y notorio, pública voz y fama; digan etcétera. Sumaria información hecha a pedimiento de Marcos de Zaragoza, vecino y escribano público de esta ciudad, contra Juan de Castañeda, regidor de ella. 1 testigo El dicho Francisco de Cuenca Ortiz, que así se dijo llamar y ser vecino de esta ciudad y mercader del arte de la seda, testigo susodicho presentado para la dicha sumaria, el cual después de haber jurado e siendo preguntado por las preguntas del interrogatorio dijo lo siguiente: 1 A la primera pregunta dijo que Generales A las generales dijo que es de edad de veinte y tres años poco más o menos y no le tocan. 2 A la segunda pregunta dijo que este testigo tiene dicho su dicho en esta ciudad ante el alcalde mayor de ella y Jerónimo Lázaro Arroyo, escribano público, en el cual dijo lo que sabía y así no tiene que declarar de nuevo y esto responde. Fue allá percibido por , el receptor, responda clara y abiertamente a lo contenido en la pregunta, con apercebimiento que si no lo hiciere lo apremiaré a ello, el cual dijo que con pulso y apremiado y para redimir la vejación y molestia que se le puede hacer, quiere decir lo que sabe, sin que sea esto contradecir en cosa alguna porque su ánimo fue y es de decir la verdad como la dice. Y respondiendo a la dicha segunda pregunta, dijo que lo que sabe y pasa es que el domingo que pasó de este presente mes y año que se contaron diez de él, como después de las tres de la tarde poco más o menos, saliendo este testigo al campo de esta ciudad por la puerta que llaman de Purchena, estando en el intermedio de la dicha puerta, vio que Marcos de Zaragoza, escribano público de esta ciudad, salía de ella y estaba poniéndose a caballo en una pollina que apenas podía subir por ser hombre impedido de enfermedades y vejez, y este testigo le ayudó a subir. Y saliendo de la dicha puerta, en un portillo que hace a la salida para Purchena, vio dos hombres orilla del mismo camino y por donde era fuerza que había de pasar el dicho Marcos de Zaragoza, a el cual este testigo le preguntó que dónde iba y le respondió que a el campo del Alquián, con lo cual este testigo se despidió de él porque su viaje era arrimado a las murallas por la mano derecha, y a pocos pasos que anduvo este testigo, en un sitio que está un portillo que se encubre el sitio donde estaban los dichos dos hombres y por donde iba el dicho Marcos de Zaragoza, oyó este testigo un golpe como de hierro y ruido de pendencia, a lo cual acudió a el instante y vio a el dicho Marcos de Zaragoza, que estaba caballero en la dicha pollina, dando muy grandes voces quejándose, diciendo: ¡no hay justicia, ay que me he muerto!; y en este tiempo vio que se apartaba de él uno de los dichos dos hombres, el cual conoció que era Juan de Castañeda, regidor de esta ciudad, con la espada desnuda diciendo: no soy hombre a quien se debe quitar la montera, y el otro hombre que estaba con él era Francisco Vázquez, a quien este testigo conoce muy bien, le estaba deteniendo y reportando para que no tuviese más pesadumbre con el dicho Marcos de Zaragoza, el cual estaba atormentado, como atontado del golpe, diciendo: ayúdenme aquí señores, que me ha muerto; y este testigo llegó a él y le miró la cabeza de donde se quejaba y no le halló herida ninguna, con lo cual lo bajó a el suelo y no se podía tener, y le ayudó a ir a su casa y le rogó a el dicho Francisco Vázquez se llevase de allí a el dicho Castañeda porque no hubiese más pendencia, porque hablaba algunas razones malsonantes con que pudiera haber mayor pesadumbre. Y por las razones que tiene dichas cree y tiene por cierto este testigo que quien dio el dicho golpe a el dicho Marcos de Zaragoza fue el dicho Juan de Castañeda y no otra persona, porque solo estaba él y el dicho Francisco Vázquez, que como tiene dicho le detenía; y esto responde. 2 testigo El dicho Antonio Vázquez, que así se dijo llamar y ser esclavo del capitán Juan Orobio Dorador Salido, vecino de esta ciudad, testigo susodicho presentado para la dicha sumaria, el después de haber jurado e siendo preguntado por la primera, segunda, tercera y última preguntas del interrogatorio, para en que fue presentado, dijo lo siguiente: 2 A la segunda pregunta dijo que el día en ella contenido este testigo estaba cerca de la puerta Purchena en conversación con Francisco, esclavo de Juan Fernández de Biedma, y vio como por la dicha puerta salió Marcos de Zaragoza, escribano público de esta ciudad, caballero en jumento, y a la dicha puerta que sale a Purchena estaba a los dichos lados de ella Juan de Castañeda, regidor, y Francisco Vázquez, y pasó el dicho Marcos de Zaragoza y se quitó la montera que llevaba y, luego que hubo pasado un poco, el dicho Juan de Castañeda dijo a altas voces, que aunque este testigo estaba algo desviado lo oyó: hideputa, grandisimo bellaco, no os quitáis la montera a los hombres de bien; habiendo arrancado primero de la espada; y este testigo se divirtió un poco con el dicho esclavo con quien estaba hablando, no vio si dio con ella a el dicho Marcos de Zaragoza más de que luego vio que el dicho Francisco Vázquez traía desazón a el dicho Marcos de Zaragoza a el dicho Juan de Castañeda aquietándolo para que no lo matase; y este testigo se vino hacia donde estaban los susodichos y el dicho Marcos de Zaragoza se quejaba diciendo: ay tal cosa que a traición, estando descuidado, por detrás me quieren matar; y este testigo se llegó también a el dicho Juan de Castañeda para quietarlo con el dicho Francisco Vázquez, y venía diciendo: hideputa bellaco, pasar por delante de los hombres de bien y no quitarse el sombrero. Y entre Francisco de Cuenca y otros que no se acuerda trajeron hacia su casa a el dicho Marcos de Zaragoza, y esto responde. 4 testigo [1] El dicho Francisco Vázquez Pallares, que así se dijo llamar y ser obrero mayor a esta ciudad y licenciado de ella, testigo susodicho presentado para la dicha información, el cual después de haber jurado e siendo preguntado por las preguntas de el interrogatorio, dijo lo siguiente: 1 A la primera pregunta dijo que conoce a las partes y tiene noticia de esta causa. Generales Por las generales dijo que es de edad de treinta y seis años poco más o menos y no es pariente de ninguna de las preguntas ni le tocan 2 A la segunda pregunta, dijo que, luego que sucedió este negocio, dijo su dicho ante la justicia ordinaria de esta ciudad, que leyéndosele está presto de declarar lo que allí dijo porque ya no se acuerda de lo que contiene, y esto responde. Fuele apercibido por , el dicho receptor, responda clara y abiertamente a la dicha pregunta, con apercebimiento que si no lo hiciere lo apremiaré a ello, y dijo que, para redimir la vejación y molestia, quiere declarar lo que sabe. Y dijo que, en uno de los días de este presente mes por la tarde, este testigo y Juan de Castañeda, regidor de esta ciudad, se salieron paseando hacia la puerta Purchena, y se pararon salido de la muralla que da vista a el campo, y estuvieron un buen rato hablando con un esclavo del alférez salido que había venido de las Indias. Y estaba algo primero el dicho Juan de Castañeda a el salir de la puerta, que este testigo, si bien muy poco. Y a cabo de poco rato vio este testigo como Marcos de Zaragoza, escribano público de esta ciudad, venía caballero en una cabalgadura. Y a el tiempo que este testigo volvió la cara, ya el dicho Marcos de Zaragoza había pasado algo adelante del dicho Juan de Castañeda y, llegado cerca de este testigo a emparejar con él, volvió la cara y le vio que venía quitándose la montera, y esta testigo se la quitó y pasó adelante yendo por el camino que ya era campo yermo y despoblado. Y el dicho Juan de Castañeda sacó la espada y fue hacia el dicho Marcos de Zaragoza, según echó de ver después este testigo, porque llegó y por detrás le dio una cuchillada a el dicho Marcos de Zaragoza en la cabeza, no supo por entonces si le hirió, y después ha sabido que no le hirió. Y este testigo no pudo detener a el dicho Juan de Castañeda porque no le vio hasta que ya alzó el brazo y dio el dicho golpe a el dicho Marcos de Zaragoza. Y cuando le dio el dicho golpe, el dicho Castañeda dijo: ¿Por qué quitándome yo el sombrero no me lo quita él?, y este testigo acudió y apartó a el dicho Juan de Castañeda y se lo trajo hacia esta ciudad, y esto responde. Preguntado, diga y declare si sabe o ha entendido qué causa tuvo para hacer lo susodicho el dicho Juan de Castañeda, y si buscó a este testigo para llevarle a el dicho sitio, dijo que en días pasados tuvo el dicho Juan de Castañeda un enfado con el dicho Marcos de Zaragoza y con el canónigo, su hermano, y por lo susodicho no están corrientes y esta sería la causa de hacer lo que hizo. Y este testigo no fue llamado del dicho Juan de Castañeda para salir a el dicho sitio sino este testigo lo llamó y llevó a el dicho sitio a pasearse como suelen hacerlo otras veces, y esto responde. 2 [2] A la segunda pregunta, dijo que lo que sabe es que, estando este testigo el día contenido en la pregunta, y Cristóbal de Martos, y Cristóbal de Gorgorán y licenciado Francisco Ruiz de Molina, todos vecinos de esta ciudad, fuera de ella, viniendo para entrar en esta ciudad por la puerta Purchena, hallaron a Francisco Vázquez Pallares, obrero mayor de esta ciudad, fuera de los muros de ella, como cerca de el pilar que está en el campo fuera de la dicha puerta. Y este testigo y los demás que dicho tiene le dijeron a el dicho Francisco Vázquez: ¿Qué se hace aquí?, el cual respondió: Ha sucedido un negocio del diablo en este mismo puesto donde estoy, y es que a el revolver la esquina de este paredón estaba yo parado, y Juan de Castañeda, que venía en mi compañía, de esta otra parte; y estando parados en conversación, Marcos de Zaragoza, escribano público de esta ciudad, pasó a caballo el camino adelante la vuelta del su hacienda, y a el emparejar que emparejó conmigo le tiró con la espada desnuda Juan de Castañeda por detrás un golpe diciéndole: pícaro, cuando paséis por delante los hombres honrados os habéis de quitar el sombrero o montera; no embargante que el dicho Francisco Vázquez dijo a este testigo y los demás como el dicho Marcos de Zaragoza se lo había quitado y que le detuvo porque le ofendiera más. Y que este testigo no sabe que allí estuviese de caso pensado ni lo ha oído decir, y esto responde.

Legenda:

Expansión • ConjeturaTachado • AdiciónRestitución • Sic


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