
Gaspar de Caravaca,
inscripción de bienes
Estando en el sitio del Salado,
término y jurisdicción de las villas de Cazorla y
la hijuela y cortijo que labra Gaspar de Caravaca, vecino
que dijo ser de dicha villa de la hijuela, a quien doy fe conozco, y dijo
haber muerto Agustina Ibáñez, su segunda mujer, en la
cual ha tenido dos hijas, la una de ellas murió después de
su madre y también se halla con otros dos hijos del primero
matrimonio, y por estar dentro del término concedido por ley
y es de estos reinos y no damnificar a ninguno de sus hijos, hizo
inscripción de sus bienes como se sigue:
Lo primero, un buey pelo negro, en su aprecio de
ciento y cincuenta y ocho reales.
Otro buey llamado Dorado en doscientos y
ochenta reales.
Una vaca parida en diez y nueve ducados que valen
doscientos y nueve reales.
Otro buey llamado Cordero en doscientos y
treinta y un reales.
Otro buey llamado Cordobillo en ciento y
cuarenta y tres reales.
Una vaca de carne en ciento y veinte y un real.
Otra vaca nueva en catorce ducados que valen
ciento y cincuenta y cuatro reales.

Otro eral en ciento y cuarenta y tres reales.
Una burra pelo castaña vieja en ciento y
treinta y dos reales.
Otra burra que llaman Trompetera en ciento y
cuarenta y tres reales.
Otra burra parida en doscientos y veinte reales.
Una pollina en ciento y treinta y dos reales.
Un pollino en ochenta y ocho reales.
Una yegua parida en trescientos y setenta reales.
Una potra en trescientos y treinta reales.
Dos añojos en doscientos y treinta reales.
Cuarenta y cinco cerdos de la cría de este año
en cuatrocientos y cincuenta reales.
Treinta y tres lechones primales a treinta y tres
reales cada uno y todos en mil trescientos
veinte reales.
Una sartén grande en veinte y cuatro reales.
Otras dos sartenes en diez y seis reales.
Otra pequeña en cuatro reales.
Una espetera en once reales.
Una caldera en cincuenta reales.
Unas trébedes en ocho reales.
Tres candiles en seis reales.
Seis arados aperados a tres ducados cada uno
en ciento y noventa y ocho reales.
Dos azadas en cuarenta reales.
Una hacha en diez y ocho reales
Un hocino en cuatro reales.

Dos collares con campanillas en treinta reales.
Una artesa, barandillas y cedazas en veinte y
cuatro reales.
Un tablero en un real.
Una media herrada y un celemín de palo
en veinte y seis reales.
Otra artesa pequeña en ocho reales.
Una arca con cerradura y llave en treinta reales.
Otra arca en treinta reales.
Una cantarera de palo en seis reales.
Dos cuezos en diez y seis reales.
Cuatro orzas grandes en doce reales.
Cinco orzas pequeñas en cinco reales.
Cuatro orones en diez y ocho reales.
Una cuchara de hierro en dos reales.
Una cama grande en veinte y cuatro reales.
Otra media cama en diez reales.
Cuatro colchones grandes a treinta y tres
reales cada uno y todos en ciento y treinta y
dos reales.
Otro pequeño en veinte y dos reales.
Siete sábanas de cáñamo en ciento y
treinta reales.
Siete almohadas de lino en veinte y un reales.
Siete servilletas labradas en treinta reales.
Siete aturilladas en catorce reales.

Ocho camisas de mujer en ciento y treinta y seis reales.
Dos camisones de lino en treinta y dos reales.
Dos de cáñamo en veinte y cuatro reales.
Dos jubones de cáñamo en diez y ocho reales.
Cinco pares de calcetas de lino en treinta reales.
Un par de calcetas de lino en diez reales.
Un guardabajos de lamparilla, azul a medio traer
en veinte y cinco diez reales.
Una casaca de pelo de camello en veinte reales.
Un guardapiés de calamaco en sesenta reales.
Una casaca de cristal en cuarenta y cuatro reales.
Una casaca de nobleza vieja en doce reales.
Otra de lo mismo en ochenta reales.
Una pollera de lamparilla mediada en veinte
y cinco reales.
Un corpiño de lila encarnado en en diez y seis reales.
Un manto de anascote en treinta reales.
Un manto de seda a medio traer en veinte y cinco reales.
Calzones y jubón de ante en noventa reales.
Unas medias de seda en veinte reales.
Un capote de paño fino en veinte y cinco reales.
Una montera de paño fino en ocho reales.

Una capa de paño pardo en treinta reales.
Una carreta aperada en doscientos y veinte reales.
Ochenta y seis fanegas de barbecho alzado y
viñado a doce reales cada una, importan
mil y treinta y dos reales.
Una escopeta con su frasco en ciento y
diez reales.
De jamones y tocino ciento y setenta y
dos reales.
Unos pendientes de oro, una aguja de plata
y diferentes dijes, todo en setenta reales.
Un pellejo de un añojo en veinte y
cuatro reales.
Un cuero curtido en setenta y siete reales.
Un cargador de hierro en treinta reales.
De ramales y melenas diez y ocho reales.
Cuatro sillas de eneas ocho reales.
Un bufete pequeño de pino en ocho reales.
Una mesica de gonces en ocho reales.
De palos, horcas y garbillos veinte y
cuatro reales.
Una colcha de colores nueva en cuarenta

cuarenta y cuatro reales.
Otra colcha de colores mediada en
veinte y dos reales.
Una tela hilada de cáñamo, la media
cocida en madejas y la otra mitad sin
cocer en ciento y cincuenta reales.
Importan los bienes de esta
inscripción en una suma ocho
mil quinientos y ochenta y
un reales.
Importan los bienes de esta
inscripción.
Los cuales dichos bienes el dicho Gaspar de Caravaca
declaró ser suyos propios y de ellos hace inscripción por
la fin y muerte de Agustina Ibáñez, su
segunda mujer, y si otros hubiere de que no hace mención
protesta declararlos como lo ejecutará de
que le quedasen libres de la cosecha presente,
bajados los gastos de su recolección, la que está haciendo
segando y trillando sus mieses, y hasta tanto
que se haya fenecido su recolección. Y juró a Dios,
Nuestro Señor, y a una señal de cruz que juró con
su mano derecha que los puestos y sentados son
ciertos y verdaderos y valen los precios en que van
tasados y procurará su manuntención para que sus
hijos tengan derecho a ellos. Y así lo dijo, otorgó y no firmó

firmó, que dijo no saber, firmó a su ruego, un testigo, que lo
fueron presentes, Juan Lorenzo de Saavedra y Sirio
Muñoz y Juan Castellanos, vecinos de la villa de Cazorla en este
dicho sitio, en ocho días del mes de julio de mil
setecientos y cuarenta y seis años de lo cual, yo el escribano, doy fe.
Pasó ante mí,
de Saavedra