seria sino de tarde en tarde, como de quince
a quince dias, a dar una buelta a sus labores,
pero no hacia mas qe llegar con la calesa
o virloche, apearse en la guerta, echar un
cigarro y decir: Ola, adios, cavalleros
. Y se
bolvia incontinenti sin entrar en la casa.
Otras vezes desatava el mulo y a poco lo volvia
atar, y se benia en terminos que no hacia
parada, todo lo qe hacia estando en la case
ria el Manl Espada y sus hijas. Y despues,
sin saver cosa alguna, vio en esta ciud al Es
pada en esta ciud, y le pregunto el tgo si no es
tava en dha caseria, y respondio qe no, pero
a poco tpo lo volvio a ver en la refda caseria
y un dia tambien en ella; y, a presencia del
tgo, el dn Juan Mayorgas le dijo al Manl
Espada y a sus hijas les dijo que no los que
ria en su hazda, qe se vinieran immediata
mente, qe no tardaran una ora ni un dia, qe
no le tenia cuenta; con lo qe se vinieron, y
respde.