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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital
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Y como ay vna profeçía que dize Merlín que ha de tornar cada cosa a su lugar, como
aquellos al cufro de la muger, por esso se dan tanta priessa, por no quedar sin ellos,
y beata la muger a quien se le pegaren los primeros. Por tanto, si vos me creéys, hazé
desta manera: alçá las nalgas y tomaldo a él por las ancas y apretá con vos y que
daréys con cobertera y preñada. Y esto hazed hasta que açertéys.
peregrina: Dezime,
señora Loçana, ¿qué quiere dezir que los ombres tienen los conpañones gordos como
hueuos de gallina, de paloma y de golondrina, y otros que no tienen sino vno?
loçana: Si bien los mirastes, en ellos vistes las señales. Auéys de saber que los que no
tienen sino vno perdieron el otro desuirgando mugeres ançianas. Y los que los tie
nen como golondrinas se los an desminuydo malas mugeres quando sueltan
su artillería. Y los que los tienen como paloma, esos te saquen la carcoma. Y los que
los tienen como gallina es buena su manida.
pelegrina: Dezime, señora Loçana,
¿qué quiere dezir que los moços tienen más fuerça y mejor que sus amos, por más
ombres de bien que sean?
loçana: Porque somos las mugeres bouas. Çierta cosa es que
para dormir de noche y para sudar no’s hazéys camisa sotil, que luego destexe. El
ombre, si está bien vestido, contenta al ver, mas no satisfaze la voluntad. Y por esto
valen más los moços que sus amos en este caso. Y la camisa sotil es buena para las
fiestas, y la gorda a la continua. Que la muger sin ombre es como fuego sin leña. Y el
ombre machucho que la ençienda y que coma torreznos, por que haga los mamo
tretos a sus tienpos. Y su amo que page el alquilé de la casa y que dé la saya. Y ansí, pe
lallos
y popallos y cansarlos, y después de pelados, dexallos enxugar.
Mamotreto LXIV. Cómo vinieron quatro palafreneros a la Loçana, si que
ría tomar en su casa vn gentil ombre que venía a nego
ciar, y traýa vn asnico sardo llamado Robusto y ensal
moles los encordios. Y dize vno
palafrenero:
Señora Loçana, nosotros, como somos huérfanos y no tenemos agüelas, veni
mos con nuestros tencones en las manos a que nos ensalméys, y yo, huérfano,
a que me beséys.
loçana: Amigos, este monte no es para asnos, conprá mulos.
¡Qué gentileza! Hazesme subir la calamita. ¡Si os viera hazer esso Ranpín, el brauo, que es
vn diablo de la peña Camasia! ¿Pensáys que soy yo vuestra Ginebra, que se afeita ella misma
por no dar vn julio a quien la haría pareçer moça?
palafrenero: Puta ella y vos
tanbién, ¡guay de ti, Jerusalén!
camarino: Señora Loçana, ensalmanos estos encor
dios y veys aquí esta espada y estos estafiles: vendeldos vos para melezinas.
loçana:
Vení vno a vno. Dexame poner la mano.
camarino: ¡Ay! Que estáys fría.
loçana: Vos
seréys abad, que soys medroso. Vení vos. ¡O, qué tenéys de pelos en esta forma! Dios la
bendiga. Vería si tuuiesse çejas.
palafrenero: Señora Loçana, si tuuiese tantos esclauos que
vender, a vos daría el mejor.
loçana: Andá, que vos seréys mercader cobdiçioso. Vení
vos. Esperá. Meteré la mano.
saracín: Meté, señora, mas mirá que estoy derecho.
loçana:
¡Por mi vida que soys cauallero y hidalgo, avnque pobre! Y si tanto direcho tuviésedes
a un benefiçio sería vuestra la sententia. Esperá, diré las palabras y tocaré, porque en el to
car está la virtud.
saraçín. Pues dígalas vuestra merçed alto que las oygamos.
loçana: Só
contenta. Santo Ensalmo se salió, y contigo encontró y su vista te sanó. Ansí como
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