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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital
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“¿As tú dicho la tal medizina a Gonela?”
El otro respondía:
“Señor, sí”. “Pues pagá dos car
lines, porque soys médico nueuo en Ferrara”.
Assí querría yo hazer por saber quán
tas Çelidonias ay en esta tierra.
diuiçia: Yo’s diré quántas conozco yo. Son treynta
mill putanas y nueue mill rufianas sin vos. Contaldas. ¿Sabéys, Loçana, quánto me an apre
tado aquellas apretaduras? Hanme hecho lo mío como bolsico con çerraderos.
loçana:
¿Pues qué si metieras de aquellas soruas secas dentro? No huuiera ombre que te lo
abriera por más fuerça que tuuiera, avnque fuera miçer puntiagudo, y en medio
arcudo y al cabo como el muslo.
diuiçia: Yo querría, Loçana, que me rapases este
pantano, que quiero salir a uer mis amigos.
loçana: Espera que venga Ranpín, qu’él te lo
raerá como frente de caluo. No viene ninguna puta, que deuen xabonar el vien de Fran
cia.
Dime, Diuiçia, ¿dónde començó o fue el prinçipio del mal françés?
diuiçia: En Ra
polo, vna villa de Génoua, y es puerto de mar, porque allí mataron los pobres de
San Lázaro y dieron a saco los soldados del rei Carlo christianíssimo de Françia
aquella tierra y las casas de San Lázaro, y vno que vendió vn colchón por vn duca
do, como se lo pusieron en la mano, le salió vna buua ansí redonda como el duca
do, que por esso son redondas. Después aquel lo pegó a quantos tocó con aquella
mano y luego yncontinente se sentían los dolores acerbíssimos y lunáticos, que
yo me hallé allí y lo vi; que por esso se dize “el Señor te guarde de su ira”, que es esta
plaga, que el sexto ángel deramó sobre casi la meatad de la tierra.
loçana: ¿Y las pla
gas?
diuiçia: En Nápoles començaron, porque tanbién me hallé allí quando dizién
que auían enfeçionado los vinos y las aguas. Los que las beuían luego se aplagauan,
porque auían echado la sangre de los perros y de los leprosos en las çisternas
y en las cubas. Y fueron tan comunes y tan ynuisibles, que nadie pudo pensar de
adónde proçedién. Munchos murieron, y como allí se declaró y se pegó la gente que de
spués vino de Spaña, llamáuanlo mal de Nápoles. Y este fue su prinçipio y este año
de veynte y quatro son treynta e seys años que començó. Ya comiença ha aplacarse con
el legño de las Yndias Ocidentales. Quando sean sesenta años que començó, alhora cessará.
Mamotreto LV. Cómo la Loçana vido venir vn jouen desbaruado, de diez
y ocho años, llamado Coridón, y le dio este consejo como su
po su enfermedad
loçana:
Mi alma, ¿dó bueno? Vos me pareçéys vn Absalón y
Dios puso en vos la hermosura del gallo. Vení arri
ba, buey hermoso. ¿Qué auéys, mi señor Coridón?
Dezímelo, que no ay en Roma quien os remedie mejor. ¿Qué
me traés aquí? Para comigo no hera menester presente,
pero porque yo’s quiera más de lo que os quiero, vos, mi a
lma, ¿pensáys que, por venirme cargado, lo tengo de hazer mejor? Pues no soy de
sas, que más haré viendo’s penado porque sé en qué cahen estas cosas, porque
no solamente el amor es mal que atormenta a las criaturas raçionales mas a las
bestias priua de sí mismas. Si no, veldo por essa gata, que ha tres días que no me de
xa dormir, que ni come ni beue ni tiene reposo. ¿Qué me hará vn mochacho co
mo vos, que os hierue la sangre, y más el amor que os tiene consumido? Dezime
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