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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital
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quién viene con ella? esclaua: Señora, vn moçuelo. cortesana: ¡Ay, Dios! ¿Quién será?
Canónigo, por vuestra vida, que os asoméys y veáys quién es. canónigo: ¡Cuerpo de mí, es
más ábile, a mi uer, que santa Nefixa, la que daua su cuerpo por limosna! cortessana: ¿Qué
dezís? Essa no se devía morir. Andá, mirá si es ella que avrá resusçitado. canónigo:
Mándela vuestra merçed subir, que poco le falta. cortessana: Suba. Va tú, Penda, que esta mar
fuza no sabe dezir ni hazer enbaxada. esclaua: Xeñora llamar. loçana: ¡O, qué linda tez
de negra! ¿Cómo llamar tú? ¿Conba? esclaua: No, llamar Penda de xeñora. loçana: Yo dar
a ti cosa bona. esclaua: Xeñora, xí. Venir, venir, xeñora dezir venir. loçana: Besso las manos, mi señora. cortessana: Seáys la bienvenida. Daca aquí vna silla, pónsela, que se sien
te. Dezime, señora, ¿conosçistes vos a mi madre? loçana: Mi señora, no; conosçerla he
yo para seruir y honrrar. cortessana: Pues, ¿qué me enbiastes a dezir que me queríades
dar nueuas de mi madre? loçana: ¿Yo, señora? Corruta estaría la letra, no sería yo.
cortessana: Aquella marfuza me lo ha dicho agora. loçana: Yo, señora, no dixe sino que me
auían dicho que vuestra merçed estaua doliente de la madre y que yo le daría remedio.
cortesana: No entiende lo que le dizen. No curés, que el canónigo tiene la culpa, que no quiere
hazer a mi modo. mayordomo: ¿Qué quiere que haga? Que ha ueynte días que soy estado
para cortarme lo mío, tanto me duele quando orino, y, segund dize el médico, tengo
que lamer todo este año, y a la fin creo que me lo cortarán. ¿Piensa vuestra merçed que se me pas
sarían sin castigo ni ella ni mi criado, que jamás torna do va? Ya lo he dicho a vuestra mer
çed, que busque vna persona que mire por cassa, pues que ni vuestra merçed ni yo podemos, que
quando duele la cabeça todos los mienbros están sentibles, y vuestra merçed se confía en aquel
judío de Trigo, y mire cómo tornó con sí o con no. loçana: Señor, lo que Trigo prometió
yo no lo sé, mas sé que él me dixo que viniesse acá. mastro de casa: ¡O, señora! ¿Y soys
vos la señora Loçana? loçana: Señor, sí, a su seruicio y por su bien y mejoría. canónigo:
¿Cómo, señora? ¡Seríaos esclauo! loçana: Mi señor, prometeme de no dallo en manos de
médicos y dexá hazer a mí, que es mienbro que quiere halagos y cariçias y no crueldad
de médico cobdiçioso y bien vestido. canónigo: Señora, desde agora lo pongo en
vuestras manos, que hagáys vos lo que, señora, mandáredes, que él y yo os obedeçeremos.
loçana: Señor, hazé que lo tengáys linpio, y vntaldo con pupulión, que de aquí a çinco días no
ternéys nada. canónigo: Por çierto que yo os quedo obligado. cortessana: Señora,
y a mí, para la madre, ¿qué remedio me days? loçana: Señora, es menester saber de qué y
quándo os vino este dolor de la madre. cortessana: Segñora, como parí, la madre
me anda por el cuerpo como sierpe. loçana: Señora, sahumaos por abaxo con lana de
cabrón, y si fuere de frío o que quiere ombre, ponelle vn çerote sobre el onbligo, de
gálbano y armoníaco y ençienço y simiente de ruda en vna poca de grana, y esto
la haze venir a su lugar, y echar por abaxo y por la boca toda la ventosidad. Y mire
vuestra merçed que dizen los ombres y los médicos que no saben de qué proçede aquel dolor
o alteraçión. Metelle el padre y peor es, que si no sale aquel viento o frío que está en ella,
más mal hazen hurgándola. Y con este çerote sana, y no nuez moycada y vino, que
es peor. Y lo mejor es vna cabeça de ajos asada y comida. cortesana: Señora, vos no’s
auéys de partir de aquí, y quiero que todos hos obedescan, y miréys por mi casa
y seáys señora della, y a mi tabla y a mi bien y a mi mal, quiero que os halléys. loçana:
Besso las manos por las merçedes que me hará y espero.
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