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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital
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Mamotreto XIX. Cómo, después de ydo Trigo, vino vn mastresala a estar la
siesta con ella y después vn macero, y el baligero de Su
Señoría
Loçana: Por mi vida que me meo toda, antes que ven
ga nadie. ranpín: Hazé presto que, veys, allí vno viene
que yo lo conosco. loçana: ¿Y quién es? ranpín: Vn mastresa
la de secreto, ombre de bien. Vuestros çinco julios no’s pueden
faltar. maestresala: Dezí, mançebo, ¿está aquí vna señora que es
venida agora poco ha? ranpín: Señor, sí, mas está occupada. ma
stresala: Dezilda que Trigo me mandó que veniesse a hablalla. ranpín: Señor, está en el lecho, que viene cansada. Si quieréys esperar, ella le hablará
desde aquí. mastresala: ¡Andá! ¿Véola yo la mano y está nel lecho? ¡Pues aý la querría
yo! Dezí que no la quite, que de oro es y avn más preçiosa. (¡Oh, pese a tal con la puta, y qué
linda deve de ser! Si me á entendido aquel harbadanças, ducado le daré). ¿Qué dize
essa señora? ¿Quiere que muera aquí? ranpín: Luego, señor. mastresala: Pues
vení vos abaxo, mirá qué os digo. ranpín: ¿Qué es lo que manda vuestra merçed?
mastresala: Tomá, veys aý para vos, y soliçitá que me abra. ranpín: Señor, sí. Tiri,
tiri, taña. Mirá para mí. Abrirele, que se enfría. loçana: Asomaos allí primero, mirá qué
dize. mastresala: ¡Ola! ¿Es ora? ranpín: Señor, sí; que espere vuestra merçed, que qui
ere yr fuera, y aý la hablará. mastresala: ¡No, pese a tal, que me echáys a perder! Sino
aý, en casa, que luego me salgo. ranpín: Pues venga vuestra ecellencia. mastresala:
Beso las manos de vuestra merçed, mi señora. loçana: Yo las de vuestra merçed, que
deseo me quita de vn mi ermano. mastresala: Señora, para seruiros, más que er
mano. ¿Qué le pareçe a vuestra merçed de aquesta tierra? loçana: Señor, diré como
forastera: “La tierra que me sé, por madre me la he”. Çierto es que hasta que vea, ¿por
qué no le tomaré amor? mastresala: Señora, vos soys tal y haréys tales obras,
que no por hija, mas por madre quedaréys desta tierra. Vení acá, mançebo, por
vuestra vida, que me vays a saber qué ora es. loçana: Señor, á de yr comigo a conprar
çiertas cosas para casa. mastresala: Pues sea desta manera. Tomá, ermano; veys aý
vn ducado. Yd vos solo, que ombre soys para todo, que esta señora no es razón
que vaya fuera a estas oras. Y vení presto, que quiero que vays comigo para que
traygáys a esta señora çierta cosa que le plazerá. ranpín: Señor, sí. mastresala:
Señora, por mi fe, que tengo de ser vuestro y vos mía. loçana: Señor, mereçimento
tenéys para todo. Yo, señor, vengo cansada, ¿y vuestra merçed se desnuda? mastre
sala: Señora, puédolo hazer, que parte tengo en la cama, que dos ducados di a
Trigo para pagalla, y más agora que soy vuestro yo y quanto tengo. loçana:
Señor, dixo el çiego que deseaua ver. mastresala: Esta cadenica sea vuestra, que me pareçe
que os dirá bien. loçana: Señor, vos estos corales al braço, por mi amor. mastresala:
Estos pondré yo en mi coraçón, y quede con Dios, y quando venga su criado, vaya a mi
estancia, que bien la sabe. loçana: Sí hará. mastresala: Este beso sea para enpressa. loçana: En
pressa con rescate de amor fiel, que vuestra presencia me ha dado, seré sienpre leal a con
seruarlo. ¿Venís, calcotejo? Sobí. ¿Qué traés? ranpín: El espejo que os dexastes en casa de
mi madre. loçana: Mostrá. Bien auéys hecho. ¿No me miráys la cadenica? ranpín: ¡Buena, por
mi vida! ¡Hi, hi, hi! ¿Qué’s? ¿Axo? Veys aquí do vienen dos. loçana: Mirá quién son.
ranpín: El vno conozco, que lleua la maça de oro y es persona de bien.
maçero: A vos, ermano. ¡Ola! ¿Mora aquí vna señora que se llama la Loça
na? ranpín: Señor, sí. maçero: Pues dezilda que venimos a hablalla, que somos
de su tierra. ranpín: Señores, dize que no tiene tierra, que ha sido criada por tier
ras agenas. maçero: ¡Iuro a tal, que á dicho bien, que el ombre donde nasce
y la muger donde va! Dezí a su merçed que la deseamos ver. ranpín:
Señores, dize que otro día la ueréys que haga claro. maçero: ¡Boto a san, que tie
ne razón! Mas no tan claro como ella lo dize. Dezí a su señoría que son
dos caualleros que la desean seruir. ranpín: Dize que no podéys seruir a dos señores. maçero: ¡Boto a mí, que es letrada! Pues dezilde a esa señora que nos
mande abrir, que somos suyos. ranpín: Señores, que esperen vn poco, que está ocupa
da. maçero: Pues vení vos abaxo. ranpín: Que me plaze. maçero: ¿Quién está con esa señora?
ranpín: Ella sola. maçero: ¿Y qué haze? ranpín: Está llorando. maçero: ¿Por qué, por tu vida, hermano?
ranpín: Es venida agora y á de pagar la casa, y demándanle luego el dinero, y á de conprar
baratijas para la casa, y no se halla con mill ducados. maçero: Pues tomá vos la
mancha y rogá que nos abra, que yo le daré para que pague la casa, y este señor le
dará para el resto. Andad, sed buen truxamante. ranpín: Señor, sí. Luego torno. Señora,
mirá qué me dio. loçana: ¿Qué es eso? ranpín: La mancha. Y dará para la casa. ¿Queréys que abra? loçana: Asomaos y dezí que entre. ranpín: Pues mojaos los ojos, que les dixe que lloráuades. loçana: Sí haré. ranpín: Señores, si les plaze entrar… maçero: ¡O, cuerpo de mí, no deseamos
otra cosa! Besamos las manos de vuestra merçed. loçana: Señores, yo las vuestras. Siéntense
aquí, sobre este cofre, que, como mi ropa viene por mar y no es llegada, estoy encogida, que nunca en tal me ui. maçero: Señora, vos en medio, porque sea del todo en vos
la virtud, que la lindeza ya la tenés. loçana: Señor, yo no soy hermossa, mas assí me quieren en mi casa. maçero: ¡No lo digo por esso, que lo soys, voto a mí, pecador! Señora, esta tierra tiene vna condiçión: que quien toma plazer poco o asaz, biue muncho,
y por el contrario. Así que quiero dezir que lo que se deue, este señor y yo lo pagaremos, y tomá vos plazer. Y avnque sea descortesía, con liçençia y seguridad me perdonará. loçana: Así lo hazés. Más vale esse beso que la medalla que traés en la gorra. maçero: ¡Por mi vida, señora! ¿Supo’s bien? loçana: Señor, es beso de cauallero, y no podía ser sino sabroso. maçero: Pues, señora, seruíos de la medalla y de la gorra, por mi amor. Y por vida de vuestra merçed, que os dize bien. No en balde os dezís la Loçana, que
todo os está bien. Señora, dad liçençia a vuestro criado que se vaya con este señor,
mi amo, y me enbiará otra con que me vaya. loçana: Vuestra merçed puede mandar
como de suyo. Vaya donde mandare. baligero: Señora, ¿manda vuestra merçed que venga con mi balija? loçana: Señor, según la balija. baligero: Señora, llena, y verné a la noche. loçana: Señor, vení, que antorcha ay para que os vays. baligero: Beso las manos de vuestra
merçed. Vení vos, ermano, que lo manda su merçed. ranpín: Sí haré. Comiençe a caminar. baligero: Dezime, ermano. ¿Esta señora tiene ninguno que haga por ella? ranpín: Señor, no. baligero: Pues, ¿quién la traxo? ranpín: Viene a pleytear çiertos dineros que le deuen. baligero: Si ansí es, bien es. Tomá y lleualde esta gorra de grana aquel cauallero y dezí a la señora que çene esto por amor de mí, que sé que le sabrán bien, que son enpanadas. ranpín: Señor, sí. Más estimará esto que si fuera otra cosa, porque es gran comedora de pescado. baligero: Por esso, mejor, que yo enbiaré el vino, y será de lo que beue su siñoría. ranpín: Señor, sí. maçero: Señora, a la puerta llaman. loçana: Señor, mi criado es. maçero: Pues esperá. Entra y çierra. ranpín: Señor, sí. maçero: Señora, yo me
parto, avnque no quisiera. loçana: Señor, acá queda metido en mi ánima. Hadraga, ¿qué traéys? ranpín: ¡Marauillas, boto a mí! Y mirá qué gato soriano que hallé en el camino, si podía ser más bello. loçana: ¡Pareçe que es henbra! ranpín: No es, sino que está castrado. loçana: ¿Y cómo lo tomaste? ranpín: Eché la capa y él estuuo quedo. loçana: Pues hazé vos
ansí sienpre, que hinchiremos la casa a tuerto y a derecho. Esso me plaze, que soys
ombre de la vida y no venís vazío a casa. Mirá quién llama y, si es el de la balija, entre
tre, y vos dormiréys arriba, sobre el axuar de la frontera. ranpín: No cueréys, que a todo
me hallaréys, saluo a poco pan. loçana: Vuestra merçed sea el bienvenido, como agua
por mayo. baligero: Señora, ¿auéys çenado? loçana: Señor, sí. Todas dos enpanadas que
me enbió vuestra merçed comí. baligero: Pues yo me querría entrar, si vuestra
merçed manda. loçana: Señor, y aun salir quando quisiere. Daca el aguapiés, muda a
quellas sáuanas. Toma essa cabellera. Dale el escofia. Descalça a su merçed. Síruelo, que lo merece porque te dé la bienandada. ranpín: Sí, sí, dexá hazer a mí.
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