Mamotreto II. Responde la tía y prosigue
tía:
Sobrina, más ha de los años treynta que io no vi a vuestro padre, porque se fue
niño; y después me dixeron que se casó por amores con vuestra madre, y en vos
veo io que vuestra madre hera hermossa. loçana: ¿Yo, señora? Pues más paresco
a mi agüela que a mi señora madre; y por amor de mi agüela me llamaron a mí
Aldronça; y si esta mi agüela biuía, sabía yo más que no sé, que ella me mostró
guissar, que en su poder deprendí hazer fideos, enpanadillas, alcuzcuçú con garuanzos,
arroz entero, seco, grasso, albondiguillas redondas y apretadas con culantro
verde, que se conoscían las que yo hazía entre ciento. Mirá, señora tía, que su pa
dre de mi padre dezía: “¡Estas son de mano de mi hija Aldonça!” Pues ¿adobado no
hazía? Sobre que quantos traperos auía en la cal de la Heria querían prouallo, y máxi
me quando hera vn buen pecho de carnero. ¡Y qué miel! Pensá, señora, que la teníamos de
Adamuz, y çafrán de Peñafiel, y lo major del Andaluzía venía en casa desta mi agüe
la. Sabía hazer hojuelas, prestiños, rosquillas de alfaxor, textones de cañamones
y de ajonjolí, nuégados, xopaypas, hojaldres, hormigos torçidos con azeyte, tal
uinas, çahínas y nabos sin toçino y con comino, col murciana con alcarauea,
y holla reposada no la comía tal ninguna barua. Pues ¿boronía no sabía hazer?
¡Por marauilla! Y caçuela de verengenas moxíes en perfiçión; caçuela con su agico
y cominico, y saborcico de vinagre (esta hazía yo sin que me la vezasen); rellenos,
quajarejos de cabritos, pepitorias y cabrito apedreado con limón çeutí; y caçuelas
de pescado çecial con oruga, y caçuelas moriscas por marauilla, y de otros pescados
que sería luengo de contar; letuarios de arope para en casa, y con miel para
presentar, como eran de menbrillos, de cantueso, de huuas, de verengenas, de nuezes
y de la flor del nogal para tienpo de peste, de orégano y hieruabuena para
quien pierde el apetito. Pues ¿ollas en tienpo de ayuno? Estas y las otras ponía yo tanta
hemencia en ellas, que sobrepujaua a Platina, De voluptatibus, y Apicio Romano,
De re coquinaria, y dezía esta madre de mi madre: “Hija Aldonça, la olla sin çe
bolla es boda sin tamborín.” Y si ella me biuiera, por mi saber y linpieza (dexemos