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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital
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Mamotreto LIII. Lo que passan entre todos tres, y dize la Loça
na a Diuiçia
loçana:
¡Ay, cómo vienes fresca, puta! ¿Aste dado solaçio y buen tienpo por allá? ¿Y los
dientes de plata? ¿Qué son dellos?
diuiçia: Aquí los traygo en la bolsa, que me
hizieron estos de hueso de çieruo y son mejores, que como con ellos.
loçana: ¡Por
la luz de Dios, que se te pareçe la feria! ¿Chamelotes son essos v qué?
diuiçia: Mira, her
mana, más es el deseo que traygo de uerte que quanto gané. Siéntate y comamos, que
por el camino coheché estas dos liebres. Dime, hermana, ¿quién es este que sube?
loçana:
Vn ombre de bien que comerá con nosotras.
sagüesso: Esté norabuena esta ga
lán conpañía.
loçana: Mira, Sagüeso. ¡Qué pierna de puta y vieja!
diuiçia: ¡Está queda, puta Loçana,
que no lo conosco y quieres que me vea!
loçana: ¡Mira qué onbligo! ¡Por el siglo de tu padre
de tu padre, que se lo beses! ¡Mira qué duro tiene el vientre!
sagüesso: Como yerua
de çien hojas.
loçana: ¡Mira si son sesenta años estos!
diuiçia: Por çierto que pasó, que quando
vino el rei Carlo a Nápoles, que començó el mal incurable el año de mill y quatro
çiento y ochenta y ocho, vine yo a Ytalia, y agora estoy consumida del caualgar, que
jamás tengo ya de salir de Roma sino para mi tierra.
loçana: ¡Andá, puta refata! ¿Ago
ra quieres yr a tu tierra a que te digan puta jubilada? Y no querrán que traygas man
tillo, sino bernia. Gózate, puta, que agora viene lo mejor, y no seas tú como la otra
que dizía después de quarenta años que hauía estado a la mançebía: “Si de aquí sal
go con mi honrra, nunca más al burdel, que ya estoy harta”.
sagüeso: Agora está vuestra
merçed en el adolecençia, que es quando apuntan las baruas, que en vuestra pueriçia otrie
gozó de vos, y agora vos de nos.
diuiçia: ¡Ay, señor, que tres enfermedades que tuue
siendo niña me desmedraron! Porque en Medina ni en Burgos no hauía quien se
me conparase. Pues en Çaragoça más ganaua yo que puta que fuese en aquel tienpo,
que por exçelençia me lleuaron al Publique de Valencia, y allí conbatieron por mí
quatro rufianes y fui libre. Y desde entonçes tomé reputaçión y, si huuiese guarda
do lo ganado, ternía más riquezas que Feliçiana.
sagüesso: Harta riqueza tenéys, se
ñora, en estar sana.
loçana: ¡Yo quería saber quánto ha que no comí salmorejo mejor hecho!
sagüesso: ¡De tal mano está hecho! ¡Y, por Dios, que no me querría morir hasta que co
miesse de su mano vna capirotada o vna lebrada! Avnque en esta tierra no se toma
sabor ni en el comer ni en el hodor, que en mi tierra es más dulçe que el cantar de la
serena.
diuiçia: Pues yo os conbido para mañana.
sagüesso: Mi sueño ensuelto.
loçana: ¿Quiéreslo vender?
sagüesso: ¡No, boto a Dios!
loçana: Guarda, que tengo buena mano,
que el otro día vino aquí vn escobador de palaçio y dixo que soñó que era muer
to vn canónigo de su tierra, y estaua allí vn soliçitador y hize yo que se lo conpra
se y que le dixese el nonbre del canónigo que soñó. Y fue el soliçitador y demandó
este canonigado y diéronselo; y a cabo de quienze días vino el auiso al escobador
y teníalo ya el otro y quedose con él y yo con vna caparela.
sagüesso: Dexame be
uer y después hablaremos.
loçana: Siéntate para beuer, que te tenblarán las manos.
sagüesso: ¿Y deso viene el tenblar de las manos? No lo sabía. Y quando tienbla la ca
beça, ¿de qué viene?
loçana: Esso viene de hazer aquella cosa en pie.
sagüesso: ¡Oh, pesse
a tal! ¿Y si no puede auello el ombre de otra manera?
loçana: Dime, Sagüeso: ¿por qué no
estás con vn amo, que te haría bien?
sagüesso: ¿Qué mejor amo que tenellos a todos por
señores, y a uos y a las putas por amas que me den leche, y yo a ellas suero? Yo, seño
ra Loçana, soy gallego y criado en Mogollón, y quiero que me siruan a mí y no ser
uir a quien, quando esté enfermo, me enbíe al hospital. Que yo me sé yr sin que me
enbíen. Yo tengo en Roma sesenta canauarios por amigos, que es reuoluçión por
dos meses.
loçana: Mira cómo se te durmió Diuiçia ençima de la pierna.
sagüesso: Mirá
la mano dó la tiene.
loçana: Fuésele aý. Es señal que te quiere bien. Tómala tú y lléuala
a essotra cámara y échala sobre el lecho, que su vsança es dormir sobre el pasto. Espe
ra, te ayudaré yo, que pesa.
sagüesso: ¡O, pese a mí! ¿Y pensáys que no me la lleuaré espetada,
por más pesada que sea? Quanto más que estoy tan vsado que se me antoja que
no pesa nada. ¿Cómo haré, señora Loçana, que me duermo todo? ¿Queréys que me
entre en vuestra cámara?
loçana: Échate cab’ella, que no se espantará.
sagüesso: Mirá que
me llaméys, porque tengo de yr a nadar, que tengo apostado que paso dos vezes el
río sin descansar.
loçana: Mira no te ahogues, qu’este Tíber es carniçero como Tormes,
y paréçeme que tiene este más razón que no el otro. sagüesso:
¿Por qué este más que los
otros?
loçana: As de saber que esta agua que viene por aquí hera partida en munchas
partes y el enperador Tenperio quiso juntarla y que viniese toda junta, y por más
exçelençia quiso hazer que jamás no se perdiese ni faltase tan exçelente agua a tan
manífica çibdad, y hizo hazer vn canal de piedras y plomo debaxo, a modo d’ar
tessa, y hizo que de milla a milla pusiesen vna piedra, escrita de letras de oro su
nonbre, Tenperio. Y andauan dos mill ombres en la lauor cada día. Y como los arqui
maestros fueron a la fin, que llegauan a Hostia Tiberina, antes que acabasen, vinieron, que querían ser pagados. El enperador mandó que trauajasen fin a entrar en la mar;
ellos no querían porque, si acabauan, dubitauan lo que les vino, y demandaron
que les diese su hijo primogénito, llamado Tiberio, de hedad de diez y ocho
años, porque de otra manera no les pareçía estar seguros. El enperador se lo dio y
por otra parte mandó soltar las aguas, y ansí el agua con su ýnpetu los ahogó a mae
stros y laborantes y al hijo, y por esto dizen que es y tiene razón de ser carniçero
Tíber, a Tiberio. Por esso, guárdate de nadar, no pagues la manifatura. sagüesso:
Esso que está escrito no creo que lo leyese ningund poeta sino vos, que sabéys lo
que está en las honduras, y Lebrixa, lo que está en las alturas, exçeto lo que estaua escri
to en la fuerte Peña de Martos, y no alcançó a saber el nonbre de la çibdad que fue
allí edificada por Hércules, sacrificando al dios Marte, y de allí le quedó el nonbre
Martos, a Marte fortíssimo. Es esta peña hecha como vn hueuo, que ni tine prinçipio
ni fin; tiene medio, como el planeta, que se le atribuye estar en medio del cielo y se
ñorear la tierra, como al presente, que no reyna otro planeta en la Ytalia. Mas vos
que sabéys, dezime: ¿qué ay debaxo de aquella peña tan fuerte?
loçana: En torno della
te diré que no ay cosa mala de quantas Dios crió sobre la tierra, porque en todas
las otras tierras ay en partes lo que allí ay junto, como podrás ver si vas allá, que
es buena tierra para forasteros, como Roma. sagüesso:
Todo me duermo, perdo
name.
loçana: Guarda, no retoçes essa rapazeja.
sagüesso: ¡Cómo duerme su anti
güedad! loçana:
Quiero entender en hazer aguas y olios, porque mañana no me da
rán hado ni vado que se casen ocho putas, y madona Septuaginta querrá que yo no
me parta d’ella para dezille lo que tiene de hazer. Ya es tarde. Quiero llamar aquel
caxcafrenos, porque, como dizen, “al bueno porque te honrre y a este tal porque
no me deshonrre”, que es vn atreguado y se sale con todo quanto haze. Ya me pa
reçe que los siento hablar. diuiçia:
¡Ay, Sagüeso! ¿Qué me as hecho, que dormía?
sagüeso: De la çintura arriba dormíades, que estáuades quieta.
diuiçia: La vssan
ça es cassi ley: soy vsada a mouer las partes ynferiores en sintiendo vna pulga.
sag
üesso: ¡O, pesse al verdugo! ¿Y arcando con las nalgas oxeáys las pulgas?
diuiçia:
Si lo que me heziste durmiendo me quieres reiterar yo te daré vn par de cu
chillos que en tu vida los viste tan lindos.
sagüesso: Sé que no ssó d’azero. Mo
strá los cuchillos.
diuiçia: Veslos aquí, y si tú quieres, en tanto que no tienes amo,
ven, que yo te haré triunfar. Y mira por mí y yo por lo que tú has menester.
sa
güesso: ¿Os contento donde os llego? No será ombre que ansí os dé en lo biuo como
yo. Quedá norabuena. ¡Señora Loçana! ¿Mandáys en qué os sirua?
loçana: Que
no nos oluidéys.
diuiçia: No hará, que yo le haré venir avnque esté en cabo del
mundo.
loçana: Siéntate, puta hechizera, que más verná por comer que por todos
tus encantes.
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