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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital
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Mamotreto XIV. Cómo torna su tía y demanda dónde á de dormir Ranpín,
y lo que passaron la Loçana y su futuro criado en la cama
tía: Dime, sobrino, ¿as de dormir allí con ella? Que no me á dicho na
da y por mi vida que tiene lindo cuerpo. ranpín: ¡Pues qué, si
la viérades vos desnuda en la estufa! tía: Yo quisiera ser om
bre, tan bien me ha paresçido. ¡O, qué pierna de muger! Y el neçio de su
marido que la dexó venir sola a la tierra de Cornualla, deve de ser
qualque babión, o veramente que ella deue de ser buena de su cuerpo. ranpín:
Yo lo veré esta noche, que, si puedo, tengo de pegar con sus bienes. tía:
A otro que tú auría ella de menester, que le hallase mejor la bezmellerica
y le hinchese la medida. ranpín: Andá, no curés, que debaxo yaze buen be
uedor, como dizen. tía: Pues allá dexé el candil. Va pasico, que duerme. Y cierra la
puerta. ranpín: Sí haré. Buenas noches. tía: Va en buen ora. loçana: ¡Ay, hijo! ¿Y aquí os
hechastes? Pues dormí y cobijaos, que harta ropa ay. ¿Qué hazéys? ¡Mirá que tengo marido!
ranpín: Pues no está agora aquí para que nos vea. loçana: Sí, mas sabello ha. ranpín: No hará. Esté
queda vn poquito. loçana: ¡Ay, qué bonito! ¿Y desos soys? ¡Por mi vida que me leuante! ranpín: No sea
desa manera, sino por ver si soy capón, me dixéys deziros dos palabras con el din
guilindón. loçana: ¡No haré! La verdad te quiero dezir, que estoy virgin. ranpín: ¡Andá, señora,
que no tenéys vos ojo de estar virgen! ¡Dexame agora hazer, que no paresçerá que os toco!
loçana: ¡Ay, ay, soys muy muchacho y no querría hazeros mal! ranpín: No haréys, que ya se
me cortó el frenillo. loçana: ¿No os basta besarme y gozar de mí ansí, que queréis tanbién
copo y condedura? ¡Catá que me apretáys! ¿Vos pensáys que lo hallaréys? Pues hago’s saber
que esse hurón no sabe caçar en esta floresta. ranpín: Abrilde vos la puerta, que él hará su
ofiçio a la machamartillo. loçana: Por vna buelta soy contenta. ¿Mochacho heres tú? Por
esto dizen: “guárdate del moço quando le naçe el boço”. Si lo supiera, más presto solta
ua las riendas a mi querer. Pasico, bonico, quedico, no me ahinquéys. Andá conmigo,
¡por aý van allá! ¡Ay, qué priesa os days, y no miráys que está otrie en pasamiento sino
vos! Catá que no soy de aquellas que se quedan atrás. Esperá, vezaros he: ¡ansí, ansí, por aý
seréys maestro! ¿Veys como va bien? Esto no sabiedes vos; pues no se os olvide. ¡Sus,
dalde, maestro, enlodá, que aquí se uerá el correr desta lança, quién la quiebra! Y mirá
que, por muncho madrugar, no amanesçe más ayna. En el cosso te tengo, la garrocha es
buena, no quiero sino vérosla tirar. Buen principio lleuáys. Caminá, que la liebre está cha
cada. ¡Aquí va la honrra! ranpín: Y si la venço, ¿qué ganaré? loçana: No curéys, que cada cosa tiene
su premio. ¿A vos vezo yo, que naçistes vezado? Daca la mano y tente a mí, que el almadra
que es corto. Aprieta y caua y ahoya y todo a vn tienpo. ¡A las clines, corredor! ¡Agora,
por mi vida, que se ua el recuero! ¡Ay, amores, que soy vuestra, muerta y biua! Quitaos la camis
sa, que sudáys. (¡Quánto auía que no comía cocho! Ventura fue en contar el ombre tan buen par
ticipio a vn pasto. Este tal majadero no me falte, que yo apetito tengo dende que nascí,
sin ajo y queso, que podría prestar a mis vizinas. Dormido se á. En mi vida vi mano de mor
tero tan bien hecha. ¡Qué gordo que es, y todo parejo! ¡Mal año para nanbo de Xerez! Pareçe
bissoño de Frojolón. La habla me quitó, no tenía por do resollar. ¡No es de dexar este
tal vnicornio!) ¿Qué auéys, amores? ranpín: No, nada, sino demandaros de merçed que toda
esta noche seáys mía. loçana: No más, ansí gozéys. ranpín: Señora, ¿por qué no? ¿Falté algo en la
pasada? Emendallo hemos, que la noche es luenga. loçana: Disponé como de vuestro, con tanto que
me lo tengáys secreto. ¡Ay, qué miel tan sabrosa! ¡No lo pensé! ¡Aguzá, aguzá! “Dale si le das, que
me llaman en casa”. ¡Aquí, aquí, buena como la primera, que no le falta vn pelo! Dormí, por
mi vida, que yo os conbijaré. Quite Dios de mis días y ponga en los tuyos, que quanto enojo
traýa me as quitado. (Si fuera yo gran señora, no me quitara jamás este de mi lado.) ¡Oh, pe
cadora de mí! ¿y desperteos? No quisiera. ranpín: Andá, que no se pierde nada. loçana: ¡Ay, ay, así
ua, por mi vida, que tanbién camine yo! ¡Allí, allí me hormiguea! ¿Qué? ¿Que pasaréys por mi
puerta? Amor mío, todavía ay tienpo. Reposá, alçá la cabeça, tomá esta almohada.
(¡Mira qué sueño tiene que no puede ser mejor! Quiérome yo dormir.)
auctor:
Qvisiera saber escriuir vn par de ronquidos, a los quales
despertó él y, queriéndola besar, despertó ella, y dixo: loçana: ¡Ay,
señor! ¿Es de día? ranpín: No sé, que agora desperté, que aquel
cardo me á hecho dormir. loçana: ¿Qué hazéys? ¿Y quatro? A la quinta canta
el gato. ¡No estaré queda, no estaré queda hasta que muera! Dormí,
que ya es de día, y yo tanbién. Matá aquel candil, que me da en los
ojos. Echaos y tirá la ropa a vos. auctor: Allí junto moraua vn
herrero, el qual se leuantó a media noche y no les dexaua dormir.
Y él se leuantó a uer si era de día y, tornándose a la cama, la despertó, y dixo ella: loçana: ¿De dó
venís?, que no’s sentí leuantar. ranpín: Fui allí fuera, que estos vezinos hazen de la noche día.
Están las Cabrillas sobre este horno, que es la punta de la media noche y no nos dexan
dormir. loçana: ¿Y en cueros salistes? Frío venís. ranpín: Vos me escallentaréys. loçana: Sí ha
ré, mas no dessa manera. ¡No más, que estoy harta, y me gastaréys la çena! ranpín: Tarde a
cordastes, que dentro yaz que no rabea. Harta me decís que estáys, y pareçe que començáys
agora. Cansada creería yo más presto, que no harta. loçana: Pues, ¿quién se harta que no dexe vn
rincón para lo que viniere? ¡Por mi vida, que tan bien batís vos el hierro como aquel herrero!
¡A tienpo y fuerte, que es azero! Mi vida, ya no más, que basta hasta otro día, que yo no pue
do mantener la tela, y lo demás sería gastar lo bueno. Dormí, que almorçar quiero en le
uantándome. ranpín: No curéys, que mi tía tiene gallinas y nos dará de los hueuos y mun
cha manteca y la calabaça llena. loçana: Señor, sí diré yo como dezía la buena muger
depués de bien harta. ranpín: ¿Y cómo dezía? loçana: Dixo: “Harta de duelos con muncha man
zilla”, como lo sabe aquella que no me dexará mentir. auctor: Y señaló a la calaba
ça. ranpín: Puta vieja hera essa, a la manteca llamaua manzillalobos. loçana: Luenga vala, júra
lo, moço, y ser de Córdoua me salua. El sueño me viene; reposemos. ranpín: Soy conten
to. A este lado, y metamos la ylesia sobre el canpanario. auctor: (Prosigue) Hera medio
día quando vino la tía a despertallos, y dize: tía: ¡Sobrino, abrí, catá el sol que entra por to
do! ¡Buenos días! ¿Cómo auéys dormido? loçana: Señora, muy bien, y vuestro sobrino como
lechón de biuda, que no ha meneado pie ni pierna hasta agora, que yo ya me sería leuanta
da sino por no despertallo. Que no he hecho sino llorar pensando en mi marido, qué ha
ze o dó está que no viene. tía: No toméys fatiga, andad acá, que quiero que veáys mi casa
agora que no está aquí mi marido. Veys aquí en qué paso tienpo. ¿Queréys que os las quite a vos?
loçana: Señora, sí, y después yo os pelaré a vos por que veáys qué mano tengo. tía: Esperá,
traeré aquel pelador o escoriador y veréys que no dexa vello ninguno, que las jodías lo
husan muncho. loçana: ¿Y de qué se haze este pegote o pellejador? tía: ¿De qué? De trementina
y de pez greca, y de calçina virgen y çera. loçana: Aquí do me lo posistes se me á hincha
do y es cosa suzia. Mejor se haze con uidrio sotil y muy delgado, que lleua el vello y ha
ze mejor cara. Y luego vn poco de olio de pepitas de calabaça y agua de flor de ha
uas a la veneciana, que haze vna cara muy linda. tía: Esso quiero que me vezéys. loçana: Bu
scá vna redomilla quebrada. Mirá qué suaue que es, y es cosa linpia. tía: No curéys, que si
os caen en el rastro las cortesanas, todas querrán prouar, y con esso que vos le sabéys dar
vna ligereza, ganaréys quanto quisiéredes, Dios delante. ¿Veys aquí dó viene mi ma
rido? viejo: Estéys en buen ora. loçana: Seáys bienvenido. viejo: Señora, ¿qué os ha paresçi
do de mi sobrino? loçana: Señor, ni amarga ni sabe a fumo. tío: Por mi vida, que te
néys razón, mas yo fuera más al propósito que no él. tía: ¡Mirá que se dexará dezir! ¡Se pa
san los dos meses que no me dize qué tienes aý y se quiere agora hazer gallo! ¡Para quien
no’s conosçe tenéys vos palabra! loçana: Señora, no os alteréys, que mi bondad es tanta
que ni sus palabras, ni su sobrino no me enpreñarán. Vamos, hijo, Ranpín, que es tarde pa
ra lo que tenemos de hazer. tía: Señora, yd sana y salua, y torname a uer con sanidad.
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