RLA

Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital

AutorFrancisco Delicado (1485-1535)
Lugar de publicaciónVenecia
Año de publicaciónca. 1530
Ubicación del originalBiblioteca Nacional de Austria
Extensión108 páginas

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Mamotreto LVIII. Cómo va la Loçana en casa de la Garça Montesina y encuentra con dos rufianes napolitanos

y lo que le dizen

rufián: ¡Pese al diablo con tanta justiçia como se haze de los que poco pueden, que vos mía auíades de ser para ganarme de comer! Mas como va el mundo al reués, no se osa el ombre alargar, sino quitaros el bonete y, con gran reuerençia, poneros sobre mi cabeça. loçana: Quitaos allá, hermanos. ¿Qué cosas son essas? Ya soy casada. No’s cale burlar, que castigan a los locos. rufián: Señora, perdoná, que razón tenéys. Mas en el bosque de Belitre os quisiera hazer vn conbite. loçana: Mirá si queréys algo de , que voy depriesa. rofián: Señora, somos todos vuestros seruidores. Y máxime si nos days remedio a vn açidente que tenemos: que toda la noche no desarmamos. loçana: Cortados y puestos al pescueço por lómina, que essa es sobra de sanidad. A Puente Sisto t’é visto. rufián: os querría tener para mi seruiçio, por ganar la romana perdonança. Dezinos, señora Loçana, ¿quién son agora las más altas y más grandes señoras entre todas las cortesanas? Y luego os yréys. loçana: ¡Mira qué pregunta tan neçia! Quien más puede y más gana. rofián: Pues esso queremos saber, si es la Xerezana como más galana. loçana: Si miramos en galanerías y hermosura, essa y la Garça Montesina pujan a las otras. Mas dezime: de fauor o pompa, y fausto y riqueza, callen todas con madona Clarina, la fauorida, y con madona Auiñonesa, que es rica y poderosa. Y vosotros, ladrones, cortados tengáys los conpañones. Y quedaos . rufián: ¡Válala el que lleua los pollos, y qué preçiosa que es! Allá ua, a casa de la Garça Montesina. montesina: Señora Loçana, sobí, que a vos espero. ¿Ya os passáuades? ¿No sabéys que oy es mío? ¿Dónde ývades? loçana: Señora, luego tornara, que yua a dar vna cosa aquí a vna mi amiga. montesina: ¿Qué cosa y a quién?, ¡por mi vida, si me queréys bien! loçana: No se puede saber. Asiéntese vuestra merçed más acá a la lunbre, que me da el sol en los ojos. montesina: ¡Por mi vida, Loçana, que no lleuéys de aquí el canestico si no me lo dezís! loçana: ¡Passo, señora! No me derrame lo que está dentro, que yo se lo diré. montesina: Pues dezímelo luego, que estó preñada. ¿Qué es esto que está aquí dentro en este botezico de cristal? loçana: Paso, señora, que no es cosa para vuestra merçed, que ya soys vos harto garrida. montesina: ¡Mirá, Loçana, catá que lo quebraré si no me lo dezís! loçana: ¡Pardiós, más niña es vuestra merçed que su ñetezica! Dexe estar lo que no es para ella. montesina: Agora lo verés. Sacaldo de mi cofre y séase vuestro. loçana: Sáquelo vuestra merçed, que quiero yr a lleuallo a su dueño, que es vn licor para la cara que quien se lo pone no envejeçe jamás. Y madona Clarina, la fauorida, ha más de quatro meses que lo espera y agora se acabó de estilar y se lo quiero lleuar por no perder lo que me prometió por mi fatiga, que ayer me enbió dos ducados para que lo acabase más presto. montesina: ¡Y cómo, Loçana! ¿Soy yo menos, o puede pagallo ella mejor que yo? ¿Quédaos algo en vuestra casa deste licor? loçana: Señora, no, que no se puede hazer si las culebras que se estilan no son del mes de mayo. Y soy perdida porque, como es tan fauorida, si sabe que di a otrie este licor hauiendo ella hecho traer las culebras çerbunas y gouernádolas de mayo acá, y más el caruón que me ha enbiado, y todo lo vendí quando estuue mala, que si lo tuuiera dixera que las culebras se me hauían huydo y como viera el caruón me creyera. montesina: Dexá hazer a , que yo sabré remediar a todo. Ven aquí, Gasparejo. Va, di a tu señor que luego me enbíe diez cargas de caruón muy bueno del saluático. Y mira, ue con el que lo truxere y hazlo descargar a la puerta de la Loçana. Esperá, Loçana, que otra paga será esta que no la suya. Veys seys ducados. Y llamá los moços que os lleuen estos quatro barriles o toneles a vuestra casa. Este es semulela y este de fideos ceçilianos, y este de alcaparras alexandrinas y este de almendras anbrosinas. Y tomá: veys dos cofines de pasas de Almuñécar, que me dio el prouisor de Guadix. Ven aquí, Margarita. Va, descuelga dos presutos y dos somadas; y de la guardarropa, dos quesos mallorquinos y dos parmesanos. Y, presto, vosotras, lleuáselos a su casa. loçana: Señora, ¿quién osará yr a mi casa? Que luego me matará mi criado, que le prometió ella misma vna capa. montesina: Capa no la ay en casa que se le pueda dar, mas mirá si le uerná bueno este sayo, que fue del protonotario. loçana: Señora, lléuemela el moço, porque no vaya yo cargada. No se me ensuelua el sueño en todo, que esta noche soñaua que caýa en manos de ladrones. montesina: Andá, no miréys en sueños que, quando veníades acá, os vi yo hablar con quatro. loçana: ¡Buen paraýso aya quien acá os dexó! Que, verdad es, esclaua soy a vuestra merçed, porque no basta ser hermosa y linda, mas quanto dize hermosea y adorna con su saber. ¡Quién supiera oy hazerme callar y amansar mi deseo! Que tenía de ver qué me hauía de dar madona Clarina, la fauorida, por mi trabajo y fatiga, la qual vuestra merced ha satisfecho en parte y, como dizen, la buena voluntad con que vuestra merçed me lo ha dado vale más que lo muncho más que ella me diera. Y, sobre todo, yo que vuestra merçed no me será ingrata. Y bésole las manos, que es tarde. Mírese vuestra merçed al espejo y verá que no pagada según lo que meresco.

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