RLA

Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital

AutorFrancisco Delicado (1485-1535)
Lugar de publicaciónVenecia
Año de publicaciónca. 1530
Ubicación del originalBiblioteca Nacional de Austria
Extensión108 páginas

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paré a mis necesidades. Y estaua allí vna beata de Lara, el coño puto y el ojo ladrón, que creo hizo pasto a quantos brunetes van por el mar oçéano. camisera: ¿Y qué os hizo? loçana: No quirié que me lauasse con el agua de su jarillo. Y estaua allí otra havacera, que de su tierra acá no vino mayor rauanera, villana, tragasantos, que dize que viene aquí por vna bulda para vna ermita, y trayé consigo vn ermano frayre de la Merçed que tiene vna nariz como asa de cántaro y el pie como remo de galera, que anonche la vino aconpañar, ya tarde, y esta mañana, en siendo de día, la demandaua; y enbiésela lo más presto que pude: rodando. Y, por el Dios que me hizo, que si me hablara, que estaua determinada comerle las sonaderas porque me parasçiera. Y viniéndome para acá, estauan quatro españoles allí, cabe vna grande plaça, y tiñén munchos dineros de plata en la mano, y díxome el vno: Señora, ¿queresnos contentar a todos? Y tomá. Yo presto les repondí, si me entendieron. camisera: ¿Qué? ¡Por mi vida, ansí gozéys! loçana: Díxeles: Ermanos, no ay çeuada para tantos asnos. Y perdoname, que luego torno, que me meo toda. beatriz: Ermana, ¿vistes tal hermosura de cara y tez? ¡Si tuviese asiento para los antojos! Mas creo que si se cura, que sanará. teresa hernández: ¡Andá ya, por vuestra vida, no digáys! Súbele más de mitad de la frente: quedará señalada para quanto biuiere. ¿Sabéys qué podía ella hazer? Que aquí ay en Canpo de Flor munchos d’aquellos charlatanes que sabrían medicarla por abaxo de la uanda yzquierda. camisera: ¡Por vida de vuestros hijos, que bien dezís! Mas, ¿quién se lo osará dezir? teresa: Esso de quién, yo, hablando hablando, se lo diré. beatriz: ¡Ay, prima Hernández, no lo hagáys, que nos deshonrrará como a mal pan! ¿No veys qué lauia y qué osadía que tiene y qué dezir? Ella se hará a la vsanza de la tierra, que verá lo que le cunple. No querría sino saber della si es confesa, porque hablaríamos sin miedo. teresa: ¿Y esso me dezís? Avnque lo sea, se hará christiana linda. beatriz: Dexemos hablar a Teresa de Córdoua, que ella es burlona y se lo sacará. teresa: Mirá en qué estáys. Digamos que queremos torcer hormigos o hazer alcuzcuçú, y si los sabe torcer, veremos si es de nobis, y si los tuerçe con agua o con azeyte. beatriz: Biuáys vos, que más sabéys que todas. No ay peor cosa que confesa nesçia. seuillana: Los cabellos os dezir que tiene buenos. beatriz: ¿Pues no veys que dize que auía doze años que jamás le pusieron garuín ni alvanega, sino vna prinçeta labrada, de seda verde, a vsanza de Jaén? teresa: Ermana, Dios me acuerde para bien, que por sus cabellos me he acordado, que çien vezes os lo he quesido dezir: ¿Acordaysos el otro día, quando fuymos a uer la parida, si vistes aquella que la seruía, que es madre de vna que vos bien sabéys? camisera: Ya os entiendo. Mi hijo le dio vna camisa de oro labrada y las bocas de las mangas con oro y azul. ¿Y es aquella su madre? Más moça pareçe que la hija. ¡Y qué cabellos ruuios que tenía! teresa: ¡Hi, hi! ¡Por el paraýso de quien acá os dexó, que son alheñados por cobrir la ñeue de las navidades! Y las çejas se tiñe cada mañana, y aquel lunar, postizo es, porque, si miráys en él, es negro y vnos días más grande que otros; y los pechos, llenos de paños para hazer tetas; y quando sale, lleua más dixes que vna negra, y el tocado muy plegado por henchir la cara, y piensa que todos la miran, y a cada palabra su reuerençia; y quando se asienta no paresce sino depósito mal pintado. Y sienpre va con ella la otra Marixorríquez, la regatera, y la cabrera, que tiene aquella boca que no paresçe sino tragacaramillos, que es más vieja que Satanás. Y sálense de noche de dos en dos, con sonbreros, por ser festejadas, y no se osan descobrir, que no vean el ataúte

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