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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital
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Mamotreto LVII. Cómo salió la Loçana con su canastillo debaxo, con di
uersas cosas para su offiçio, y fue en casa de quatro
cortesanas fauoridas y sacó de cada una, en partes, pro
uisión de quien más podía
loçana:
¿Qvién son aquellos tres
galanes que están allí?
Cúbranse quanto qui
sieren, que de saber tengo si
son pleyteantes.
¡Andá ya, por
mi vida! ¿Para mí todas es
sas cosas? Descubrí, que lo sir
ua yo, que vn beso ganarés.
galán: ¿Y yo, señora Loçana?
loça
na: Y vos, beso y abraçijo.
¿Qué cosa es esta? ¿Quién
os dixo que yo hauía de yr a casa de la señora Xereza
na? Ya sé que le distes ano
che música de falutas de açi
prés, porque huelan, y no sea
menester que ynteruenga yo a poner bemol. Hazé quanto quisiéredes, que a las ma
nos me vernés.
ouidio: ¿Quándo?
loçana: Luego vengan vuestras merçedes, quando
yo sea entrada, que me tengo de salir presto, que es oy sábado y tengo de tornar a casa
que, si vienen algunas putas orientales y no me hallan, se van enojadas y no las quie
ro perder, que no valgo nada sin ellas, y máxime agora que son pocas y locas.
ga
lán: Señora Loçana, dezí a la señora Xerezana que nos abra y terçiá vos lo que pu
diéredes. Y veys aquí la turquina que me demandastes.
loçana: Pues miren vuestras
merçedes que si fuere cosa que podéys entrar, yo porné este mi paño listado a la
ventana, y entonçes llamá.
galán: Sea ansí. ¡Alegre va la puta vieja encruzijada! ¡Bo
to a Dios, mejor cosa no hize en mi vida que dalle esta turquina! Que esta es la ho
ra que me haze entrar en su graçia, cossa que no podía acabar con quanto he dado a sus
moços y fantescas, que no me an aprouechado nada, tanto como hará agora la Loçana,
que es la mejor acordante que nunca naçió. Y pareçe que no pone mano en ello.
Vello hemos. Ya llama. Y la señora está a la ventana. Vámonos por acá, que boluere
mos.
xerezana: ¡Ola, moços! ¡Abrí allí, que viene la Loçana y sus aderentes! Mirá, vo
sotros yd abaxo y hazelda rauiar, y dezí que es estada aquí vna jodía que me
afeytó, y que agora se ua y que va en casa de la su fauorida, la Penpinela, si queremos
ver lidia de toros. Y yo diré que, porque se tardó, pensé que no viniera.
corillón:
¿Quién es? ¡Passo, passo, que no somos sordos! Señora Loçana, ¿y vos soys? Vengáys
norabuena. Y tan tarde, que la señora quiere yr fuera.
loçana: ¿Y dó quiere yr su mer
çed? ¿No esperará hasta que la afeyte?
corillón: No lo digo por esso, que ya está afey
tada, que vna jodía la afeitó. Y si antes veniérades la hallárades aquí, que ago
ra se va a casa de la Pinpinela.
loçana: ¡Mal año para ti y para ella, que no fuese más tu
vida como dizes la verdad! La Pinpinela me tiene pagada por vn año. Mirá cómo
se dexará afeitar de vna jodía. Mas si la señora se ha dexado tocar (y gastar, que no
podía ser menos), por la luz de Dios, ella se arepentirá. Mas yo quiero ver esta afeita
dura cómo está. Dime, ¿su merçed está sola?
corillón: Sí, que quiere yr en casa de
monseñor, que ya está vestida de regaço y ua a pie.
altobelo: Señora Loçana, sobí,
que su merçed os demanda, que os quiere hablar antes que se parta.
loçana: ¿Dónde
está la señora? ¿En la anticámara o en la recámara?
altobelo: Entrá allá a la loja, que
allá está sola.
loçana: Señora, ¿qué quiere dezir que vuestra merçed haze estas noueda
des? ¿Cómo? ¿He yo seruido a vuestra merçed desde que venistes a Roma, y a vuestra
madre hasta que murió, que hera ansí linda cortesana como en sus tienpos se uido,
y por vna buelta que me tardo llamáys a quien más presto os gasten la cara, que no
adornen como hago yo? Mas no me curo, que no son cosas que turan, que su fin
se traen como cada cosa. Esta me porná sal en la mollera y a la jodía yo le daré su
mereçer.
xerezana: Vení acá, Loçana, no’s vays. Que essos vellacos os deuen hauer
dicho qualque cosa por enojaros. ¿Quién me suele a mí afaitar sino vos? Dexá dezir,
que, como auéys tardado vn poco, os dixeron esso. No’s curéys, que yo me contento.
¿Queréys que nos salgamos allá, a la sala?
loçana: Señora, sí, que traygo este paño lis
tado mojado y lo meteré a la finestra.
xerezana: Pues sea ansí. ¿Qué es esto que
traés aquí en esta garrafeta?
loçana: Señora, es vn agua para lustrar la cara, que me la
mandó hazer la señora Montesina, que cuesta más de tres ducados y yo no la quería
hazer, y ella la pagó. Y me prometió vna carretada de leña y dos barriles de vino
dulçe para esta ynuernada.
xerezana: ¿Tenés más que esta?
loçana: Señora, no.
xerezana:
Pues esta quiero yo. Y pagalda, veys aquí los dineros. Y enbiá por vna bota de vi
no y hazé dezir a los mulateros de monseñor que toda esta semana vayan a descar
gar a vuestra casa.
loçana: ¡Ay, señora, que soy perdida! Que me prometió que si hera
perfetta que me daría vn sayo para mi criado.
xerezana: Mirá, Loçana, sayo no ten
go. Aquella capa de monseñor es buena para vuestro criado. Tomalda y andá nora
buena. Y vení más presto otro día.
loçana: Señora, no sé quién llama. Miren quién
es, porque, quando yo salga, no entre alguno.
xerezana: Va, mirá quién es.
montoya:
Señora, los dos señores janíçeros.
xerezana: Di que no só en casa.
loçana: Haga, se
ñora, que entren y contarán a vuestra merçed cómo les fue en el conbite que hizo la
Flaminia a quantos fueron con ella, que es cosa de oýr.
xerezana: ¿Qué podía ser,
poco más o menos? Que bien sabemos sus cosas della.
loçana: Mande vuestra merçed que
entren, y oyrá marauillas.
xerezana: ¡Ora, sus! Por contentar a la Loçana, va. Ábrelos.
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