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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital
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yo. Quedá norabuena. ¡Señora Loçana! ¿Mandáys en qué os sirua?
loçana: Que
no nos oluidéys.
diuiçia: No hará, que yo le haré venir avnque esté en cabo del
mundo.
loçana: Siéntate, puta hechizera, que más verná por comer que por todos
tus encantes.
Mamotreto LIV. Cómo platicaron la Loçana y Diuiçia de munchas cosas
loçana:
¡Oo, Diuiçia! ¿Oýste nunca dezir “entre col y
col, lechuga”? ¿Sabes qué quiere dezir? Afanar
y guardar para la vejez, que más vale dexar
en la muerte a los enemigos, que no demandar en la vida a los amigos. diuiçia: ¿Qué quieres dezir? loçana:
Quiero dezir que vn hortolano ponía en vna haça
coles y las coles ocupauan todo el canpo. Y vino su
muger y dixo:
“Marido, entre col y col, lechuga, y
ansí este canpo nos frutará lo que dos canpos nos hauían
de frutar”. Quiero dezir que vos no deys lo que tenéys, que si vno no’s paga, que os hagáys pa
gar de otro doblado, para que el vno frute lo que el otro goza. ¿Qué pensáys vos
que á de hazer aquel naziado de aquellos cuchillos? Jugallos ha, y ansí los perde
réys. diuiçia: No perderé, que en los mismos cuchillos van dichos tales palabras q
ue él tornará. loçana: ¡Ándate aý, puta de Tesalia, con tus palabras y hechizos! Que
más sé yo que no tú ni quantas naçieron, porque he visto moras, judías, zínga
ras, griegas y çeçilianas, que estas son las que más se perdieron en estas cosas, y
vi yo hazer munchas cosas de palabras y hechizos, y nunca ui cosa ninguna sa
lir verdad, sino todo mentiras fingidas. Y yo he quesido saber y ver y prouar,
como Apuleyo, y en fin hallé que todo hera vanidad y cogí poco fruto, y ansí ha
zen todas las que se pierden en semejantes fantasías. Dezime, ¿por qué pensáys que
las palabras vuestras tienen efeto, y lléuaselas el viento? Dezime, ¿para qué son las
plumas de las aues sino para bolar? Quitaldas y ponéoslas vos, veamos si bola
réys. Y ansí las palabras dichas de la boca de vna ostinada vieja antigualla como
vos. Dezime, ¿no dezís que os acontesçió ganar en vna noche çiento y diez y ocho
quartos abrochados? ¿Por qué no les dixistes essas palabras para que tornasen a vos
sin ganallos otra vez? diuiçia:
¿Y vos los pelos de las çejas? Y dezís las palabras en al
garauía, y el plomo con el çerco en tierra, y el orinal y la clara del hueuo, y days
el coraçón de la gallina con agujas y otras cosas semejantes.
loçana: A las bouas se da a en
tender essas cosas, por comerme yo la gallina. Mas por esso vos no auéys visto
que saliesse nada çierto, sino todo mentira, que si fuera verdad, más ganara que
gallina. Mas si pega, pega.
diuitia: Quítame este pegote o xáquima, qu’el baruoquexo
de la barua yo me lo quitaré.
loçana: Pareçes borrica enfrenada.
diuiçia: Aca
ba presto, puta, que me muero de sed.
loçana: No beuas desa, qu’es del pozo.
diuiçia:
¿Qué se me da?
loçana: Porque todos los pozos de Roma están entredichos a efeto que
no se beua el agua dellos. diuiçia:
¿Por qué?
loçana: Hera muy dulce de beuer, y como venían
los peregrinos y no podían beuer del río, que sienpre viene turuia o suzia, demandauan
por las casas agua, y por no sacalla no se la querían dar. Los pobres rogaron a Dios
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