RLA

Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital

AutorFrancisco Delicado (1485-1535)
Lugar de publicaciónVenecia
Año de publicaciónca. 1530
Ubicación del originalBiblioteca Nacional de Austria
Extensión108 páginas

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Mamotreto XLVI. Respuesta que da la Loçana en su laude

loçana: Aquel es loado que mira y nota y a tienpo manifiesta. Yo he andado en mi juuentud por Leuante, estada en Nigroponte y he visto y oýdo muchas cosas, y entonçes notaua y agora saco de lo que entonçes guardé. ¿No se os acuerda, quando estaua por ama de aquel hijo de vuestro amo, qué concurrençia tenía de aquellos villanos que me tenían por médica, y venían todos a , y yo les dezía: Andaos a vuestra casa y echaos vn ayuda, y sanauan? Acontesçió que vna vieja auía perdido vna gallina que munchos días auía que ponía hueuos sobre vna pared, y como se encocló, echose _sobr’ellos; y vino la vieja a que le dixese de aquella gallina, y yo estaua enojada y díxele: Andá, yd a vuestra casa y traeme la yerua canilla que naçe en los tejados. Y díxeselo porque era vieja, pensando que no subiría; en fin, subió y halló la gallina. Y publicome que yo sabía hazer hallar lo perdido. Y assí vn villano perdió vna borrica; vino a que se la encomendase, por que no la comiesen lobos. Mandele que se hiziese vn tristel d’agua fría y que la fuesa’a buscar. Él hízolo y, entrando en vn higueral a andar del cuerpo, halló su borrica. Y desta manera tenía yo más presentes que no el juez. Dezime, por mi vida, ¿quién es esse vuestro amigo que dezís que ayer hablaua de ? ¿Conóscolo yo? ¿Reýssos? Quiérolo yo muncho porque me contrahaze tan natural mis meneos y autos, y cómo quito las çejas, y cómo hablo con mi criado, y cómo lo echo de casa, y cómo le dezía quando estaua mala: Andá por essas estaçiones y mi essas putas cómo lleuan las çejas, y cómo brauea él por mis duelos, y cómo hago yo que le ayan todos miedo, y cómo lo hago moler todo el día solimán. Y el otro día (no quién se lo dixo), que mi criado hazía quistión con tres, y yo, por que no los matase, salí y metilo en casa y çerré la puerta; y él metiose debaxo del lecho a buscar la espada, y como yo estaua afanada por que se fuesen ante qu’él saliese, entré y busquelo; y él tiene vna condiçión: que quando tiene enojo, si no lo desmuele, luego se duerme. Y como lo veo dormido debaxo de la cama, me alegré y digo: En este medio, los otros huyrán. Y cómo lo halago, que no se me vaya; y cómo reñimos porque metió el otro día lo suyo en vna olla, que yo la tenía media de agua de mayo, y, como armó dentro por causa del agua, traýa la olla colgada. Y yo quise más perder la olla y el agua, que no que se le hiziese mal. Y el otro día, que estauan aquí dos mochachas como hechas de oro, pareçe que el vellaco armó; y tal armada que todas dos agujetas de la bragueta ronpió, que heran de gato soriano. Y cómo yo lo hago dormir a los pies, y él cómo se sube poco a poco Y otras mill cosas que, quando yo lo vi contrahazerme, me pareçía que yo hera. Si vos lo viérades aquí, quando me vino a uer que estaua yo mala, que dixe a esse cabrón de Ranpín que fuesse aquí, a vna mi vezina, que me prestase vnos manteles. Dixo que no los tenía; dixe yo sinplemente: ¡Mira qué borracha, qu’está ella sin manteles! Toma, ve, cónprame vna libra de lino, que yo me los hilaré y ansí no la auré menester. Señor: yo lo dixe y él lo oyó; no fue menester más, como él a tienpo, quando yo no pensaua en ello, me contrahizo, que quedé espantada.

Leyenda:

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