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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital
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palominos que os dar.
siluano: No sean de camisa, que todo quanto vos me dezís os
creo. ¡Dios os bendiga, qué gorda estáys! loçana:
Ermano, como a mis espesas y sábeme
bien, y no tengo enbidia al Papa, y gánolo y esténtolo y quiéromelo gozar y triun
far, y mal año para putas, que ya las he dado de mano, que, por la luz de Dios, que si
me an menester, que vienen cayendo, que ya no soy la que solía. Mirá qué casa y en qué lu
gar, y qué paramentos y qué lecho que tengo. Saluo que esse vellaco me lo gasta cada noche,
que no duerme seguro y yo que nunca estoy queda; y vos que me entendéys, que somos
tres. ¡Hi, hi! ¿Acordaysos de aquellos tienpos passados cómo triunfáuamos? Y auía otros
modos de biuir, y heran las putas más francas y los galanes de aquel tienpo no con
prauan offiçios ni escuderatos como agora, que todo lo espendían con putas y en
plazeres y conbites. Agora no ay sino maullantes, ouero, como dizen en esta tierra,
fotiuento, que todo el año hazen hebrero, y ansí se pasan; no como quando yo me
recuerdo, que venía yo cada sábado con vna dozena de ducados ganados en me
nos tienpo que no ha que venistes; y agora, quando traygo doze julios, es muncho.
Pues Sábado Santo me recuerdo venir tan cansada, que estaua toda la Pascua sin yr
a estaçiones ni a uer parientas ni amigas, y agora este Sábado Santo con negros ocho
ducadillos me ençerré, que me marauillo cómo no me ahorqué. ¡Pues las Nauidades
de aquel tienpo, los aguinaldos y las manchas que me dauan! Como agora, çierto nun
ca tan gran estrechura se vido en Cataluña ny en Florençia como agora ay en Ro
ma. Y si miráys en ello, entonçes traýan vnas mangas bouas y agora todos las traen
a la perladesca. No sé, por mí lo digo; que me marauillo cómo pueden biuir munchas
pobres mugeres que an seruido esta corte con sus haziendas y honeras, y puesto su
vida al tablero por honrrar la corte y pelear y batallar, que no las bastauan puer
tas de hierro, y ponían sus copos por broquel y sus oýdos por capaçetes, conbatien
do a sus espesas y a sus acostamientos de noche y de día. Y agora, ¿qué mérito les dan?,
saluo que vnas, rotos braços; otras, gastadas sus personas y bienes; otras, señaladas
y con dolores; otras, paridas y desmanparadas; otras, que siendo señoras son ago
ra sieruas; otras, estaçioneras; otras, lauanderas; otras, estableras; otras, cabestro de sí
miles; otras, alcahuetas; otras, parteras; otras, cámara locanda; otras, que hilan y no
son pagadas; otras, que piden a quien pidió y siruen a quien siruió; otras, que ayu
nan por no tener; otras, por no poder; ansí que todas esperan que el Senado las pro
uea a cada una según el tienpo que siruió y los méritos que debe auer, que sean satisfe
chas. Y segund piensan y creen, que harán vna tauerna meritoria, como antigua
mente solían tener los romanos y agora la tienen veneçianos, en la qual todos
aquellos que auían seruido o conbatido por el senado romano, si venían a ser viejos
o quedauan lissiados de sus mienbros por las armas o por la defensión del pueblo,
les dauan la dicha tauerna meritoria, en la qual les proueýan del vito e vestito.
Esto alhora hera bueno, que el senado cobraua fama y los conbatientes tenían
esta esperança, la qual causaua en ellos ánimo y lealtad. Y no solamente entonçes,
mas agora se espera que se dará a las conbatientes, en las quales ha quedado el ar
te militario, y máxime a las que con buen ánimo an seruido y siruen en esta alma
çibdad, las quales, como dixe, pusieron sus personas y fatigas al carro del triunfo
passado por mantener la tierra y tenella abastada y honrrada con sus personas, vi
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