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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital

AutorFrancisco Delicado (1485-1535)
Lugar de publicaciónVenecia
Año de publicaciónca. 1530
Ubicación del originalBiblioteca Nacional de Austria
Extensión108 páginas

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Mamotreto XXXV. Cómo, hiendo en casa de otra cortesana, vino su criado, y lo hizo vestir entre sus conoçidos

loçana: Mira, Jacomina, no despiertes a la señora; déxala dormir, que el abad no la dexó dormir esta noche. Ya se fue a cançillería por dineros. Allá desollará qualque pobre por estar en gratia de tu ama. Yo me salí pasico. Çierra la puerta y mira: si me demanda, di que fuy a mi casa. jacomina: haré, mas acordaos de . loçana: ¿De qué? jacomina: Que me traigáys aquello para quitar el paño de la cara. loçana: ¿Y qué piensas? ¿Por dos jullios te auían de dar los porçelletes, y limón, y agraz estilado, y otras cosas que van dentro? Hermana, es menester más dineros si quieres que te traya buena cosa. jacomina: Tomá, veys çincos julios, y no lo sepa mi señora, que mi vizcaýno me dará más si fueren menester. loçana: ¿Por qué no le dizes a esse tu vizcaýno que me hable, que yo te lo haré manso, que te dará más? Y no le digas que me as dado nada, que yo le haré que pague él el agua y la fatiga. Y a mi moço quiero que le vna espada de dos manos, liuiana. Mañana te lo trayré, que para vna romana lo tengo de hazer, que es muy morena, y me ha de dar vuas para colgar, y más que sacaré calla callando. Y , si quieres ser hermosa, no seas mísera de lo que puedes ser larga. Saca dese tu namorado lo que pudieres, que en mi casa te lo hallarás. Y de tu señora me puedes dar mill cosas, que ella lo tome en plazer. Ansí se ayudan las amigas. ¿Quién sabe si algún tienpo me aurás menester? Que las amas se mueren y las amigas no faltan, que serás avn con el tienpo cortesana, que esse lunar sobre los dientes dize que serás señora de tus parientes, y todos te ayudaremos, que ventura no te faltará, sino que estás çienga con este vizcaýno, y yo lo que me ssé y lo que más de dos me an dicho, sino que no quiero que salga de , que yo dónde serías señora, y mandarías y no serías mandada. Yo me uo, que tengo que hazer. Aquí verná mi moço. Dale aquello que sabes qu’escondimos. Veslo, aquí viene. ¿Venís? Es hora, Merdohem. Entrá allá con Jacomina y después yd a casa y çerrá bien y vení, que me hallaréys en casa de la señora del solaçio. blasón: Señora Loçana, ¿dónde, dónde tan depriesa? loçana: Señor, ya podéys pensar: muger que es estada quatro sábados mala y sin ayuda de nadie, mirá si tengo de darme priessa a rehazer el tienpo perdido. ¿Qué pensáys, que me tengo de mantener del viento, como camaleón? No tengo quien se duela de , que vosotros soys palabras de presente y no más. blasón: ¡O, señora Loçana! Sabe bien vuestra merçed que yo soy palabras de pretérito y futuro seruidor vuestro. Mas mirando la yngratitud de aquella que vos sabéys, diré yo lo que dixo aquel lastimado: Patria ingrata, non habebis ossa mea, que quere dezir puta yngrata, non intrabis in corpore meo. ¿Cómo, señora Loçana? Si yo le doy lo que vos misma mandastes, y más, como se vee, que no son venidos los dineros de mis benefiçios quando se los echo ençima y le pago todas sus deudas, ¿por qué aquella muger no ha de mirar que yo no soy Lazarillo, el que caualgó a su agüela, que me trata peor, voto a Dios? loçana: En esso tiene vuestra merçed razón, mas mirá que con el grande amor que os tiene, ella haze lo que haze y no puede más, que ella me lo dixo, y si no fuese porque voy agora de priesa a buscar vnos dineros prestados para conprar a mi criado vna capa mediana sin ribete, yo haría estas pazes. blasón: Señora Loçana, no quiero que sean pazes, porque yo determino de no uella en toda mi vida. Mas por ver qué dize y en qué términos anda la cosa, os ruego que vays allá, y miréys por mi honrra como vos, señora, soléys, que yo quiero dar a vuestro criado vna capa de Perpiñán, que no me siruo della y es nueua, y a vuestra merçed le enbiaré vna çintura napolitana. loçana: ¿Y quándo? blasón: Luego, si luego viene vuestro criado. loçana: Veyslo, viene. ¡Caminá, alvanir de putas, que veys vuestro sueño suelto! Este señor os quiere honrrar, yd con él y vení donde os dixe. blasón: Señora, hazé el ofiçio como soléys. loçana: Andá, perdé cuydado, que ya lo que vos queréys. ¡Basta, basta! ( vn sustituto la llama). sustituto: ¡Señora Loçana, acá, acá! ¡O, pese al turco, si en toda mi vida os huue menester, agora más que nunca! loçana: Ya qué me queréys. Yo no puedo seruiros porque pienso en mis nesçessidades, que no ay quien las piense por , que yo y mi criado no tenemos pelo de calça ni con qué defendernos del frío. sustituto: Señora Loçana, esso es poca cosa para vuestra merçed. Yo daré vna cana de medida d’estameña fina, y çapatos y chapines, y dexame luego la medida, que mañana, antes que vos, señora, os leuantéys, os lo lleuarán. Y vuestro moço enbiámelo aquí, que yo le daré la deuisa de mi señora y mi vida, aunque ella no me quiere ver. loçana: ¿Y de quándo acá no’s quiere ver? Que no dize ella esso, que si esso fuera, no me rogara ella a que fuesse con ella disimulada a dar de chapinazos a la otra con quien os auéys enbuelto, mas no con mi consejo, que para esso no me llama vuestra merçed a , porque ay diferençia della a la señora Virgilia. Y mirá, señor, essa es puta falida, que en toda su casa no ay alhaja que pueda dezir por esta graçia de Dios, que todo está enpeñado y se lo come la vsura, que Trigo me lo dixo. Quiere vuestra merçed poner vna alcatraça con aquella, que su graçia y su reposso y su casa llena y su saber basta para hazer tornar locos a los sabios. Y si vuestra merçed dará la deuisa a mi moço, será menester que yo me enpeñe para dalle jubón de la misma deuisa. sustituto: Andá, señora Loçana, que no suelo yo dar deuisa que no todo. En esto verá que no la tengo oluidada a mi señora Virgilia, que boto a Dios que mejor lo que tengo en ella que no lo que tengo en mi caxa. Veys, aquí viene el mallogrado de vuestro criado con capa; pareçe al superbio de Perusa, que a nadie estima. Quédese él aquí, y vaya vuestra merçed: ¡buen viaje! loçana: ¡Quántas maneras ay en vosotros los ombres por sugetar a las sugetas, y matar a quien muere! Allá esperaré al señor mi criado, por ver cómo le dize la librea de la señora Virgilia.

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