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Retrato de la Loçana andaluza. Edición digital

AutorFrancisco Delicado (1485-1535)
Lugar de publicaciónVenecia
Año de publicaciónca. 1530
Ubicación del originalBiblioteca Nacional de Austria
Extensión108 páginas

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Mamotreto XXXIV. Cómo va buscando casa la Loçana

escudero:
¿Q buscáys, señora Loçana? ¿Ay en qué pueda el ombre seruir a vuestra merçed? Mirá por los vuestros, y seruíos dellos.
loçana: Señor, no busco a uos, ni os he menester, que tenéys mala lengua vos y todos los dessa casa, que pareçe que os preçiáys en dezir mal de quantas passan. Pensá que soys tenidos por maldizientes, que ya no sse ossa pasar por esta calle por vuestras malsinerías, que a todas queréys pasar por la maldita, reprochando quanto lleuan ençima, y todos vossotros no soys para seruir a vna, sino a vsança de putería, el dinero en la vna mano y en la otra el m’entiendes, y oxalá fuese ansí. Cada uno de vosotros piensa tener vn duque en el cuerpo, y por esso no ay puta que os quiera seruir ni oýr. Pensá quánta fatiga passo con ellas quando quiero hazer que os siruan, que mill vezes soy estada por dar con la carga en tierra y no oso por no venir en vuestras lenguas. escudiero: Señora Loçana, ¿tan cruel soys? ¿Por dos o tres que dizen mal, nos metéys a todos vuestros seruidores? Catad que la juuentud no puede pasar sin vos, porque la pobreza la aconpaña, y es menester ayuda de vezinos. loçana: No digan mal, si quieren coño de balde. escudiero: ¡Señora, mirá que se dize que a nadie haze ynjuria quien honestamente dize su razón! Dexemos esto. ¿Dónde se ua, que gozés? loçana: A enpeñar estos anillos y estos corales, y buscar casa a mi propósito. escudiero: ¿Y por qué quiere vuestra merçed dexar su vezindad? loçana: Señor, quien se muda, Dios lo ayuda. escudiero: No sse enmohecerán vuestras baratijas ni vuestras palomas fetarán. loçana: No me curo, que no soy yo la primera. Las putas cada tres messes se mudan por pareçer fruta nueua. escudero: Verdad es, mas las fauoridas no se mudan. loçana: Pues yo no fauorida, y quiero buscar fauor. escudiero: Señora Loçana, buscáys lo que vos podéys dar. ¿Quién puede fauoreçer al género masculino ni al femenino mejor que vos? Y podéys tomar para vos la flor. loçana: Ya passó solía y vino tan buen tienpo que se dize pesa y paga: este es todo el fauor que os harán todas las putas. Hállase que en ellas se espenden ciento mill ducados, y no lo tomés en burla, que vn banquero prinçipal lo dio por cuenta a Su Santidad. escudero: Son prestameras holgadas, no es marauilla. Para ellas litigamos el día por reposar la noche. Son dineros de benefiçio sin cura. loçana: Y aun pinsiones remotadas entre putas. escudero: ¿A qué modo se les da tanto dinero, o para qué? loçana: Yo’s diré. En pinsiones o alquilés de casas la vna ha enbidia a la otra, y dexan pagada aquella por quatro o çinco meses, y todo lo pierden por mudar su fantasía, y en comer, y en moços, y en vestir y calçar, y leña y otras prouisiones, y en ynfantescas, que no ay cortesana, por baxa que sea, que no tenga su ynfantesca. Y no pueden mantenerse assí, y todauía procuran de tenerla, buena o mala. Y las sieruas, como son o an sido putas, sacan por partido que quieren tener vn amigo que cada noche venga a dormir con ellas y ansí roban quanto pueden. escudero: Señora, el año de veynte y siete ellas serán fantescas a sus criadas. Y perdoname que os he detenido, porque no querría jamás careçer de vuostra vista. Mirá que allí vi yo esta mañana puesta vna locanda, y es bonica casa, aparejada para que quando passen puedan entrar sin ser vistas vuestras feligresas. loçana: ¡Callá, malsín! ¿Queríades vos allí para que entrasen por contadero? Yo lo que me cunple. escudiero: ¡O, qué preçiosa es este diablo! Yo quería espedir gratis, mas es taymada andaluza, y si quiere hazer por vno, vale más estar en su graçia que en la del gran Soldán. ¡Mirá quál va su criado tras ella! ¡Adiós, çarpilla! ranpín: Me recomiendo, cauallero: el cauallo no se conprerá ogaño. Piensan estos puercos, reuestidos de chamelotes, hidalgos de Cantalapiedra, villanos, atestados de paja çevadaza, que porque se alaben de grandes caramillos, por esso les an de dar de caualgar las pobres mugeres. ¡Boto a san Junco, que a estos yo los haría pagar mejor! Como dixo vn loco en Porcuna: Este monte no es para asnos. julio: ¿Qué’s esso, Rodrigo Roýdo? ¿Ay negocios? ¿Con quién las auéys? ranpín: No, con nadie, sino seruiros. ¿Auéys visto la Loçana? julio: Dezí vuestra ama, no’s auergonçéys. Andá, que allí entró. Hazelda salir, que la espero. Y dezí que le quiero dar dineros, por que salga presto. falillo: ¿Quién es? ranpín: Yo . ¿Está acá ella? falillo: ¿Quién ella? ¡Dezid, duelos os vengan, vuestra ama la señora Loçana, y esperá, cabrón! Señora Loçana, vuestro criado llama. loçana: Abrildo, mi alma, que él no aurá comido, y veréys quál lo paro. falillo: Sube, Abenámar. loçana: ¿Qué queréys? ¿Por dineros venís? Pues tan blanco el ojo. Caminá. ¿No’s di ayer tres julios? ¿Ya los gastastes? ¿ yo vuestra puta? ¡Andá, tornaos a casa! oropessa: Señora Loçana, llamaldo, que yo le daré dineros que espenda. Ven acá, Jacomina; va, saca diez julios y dáselos, que coma, que su ama aquí se estará esta semana. Y dale a comer, no se vaya. Ven acá, Ranpín. Va, come allí con aquellos moços, duelos te vengan. Vosotros no llamaréys a nadie por comer y rebentar. moços: Señora, venga, que él de casa es. Ven acá, come. Pues que veniste tarde, que milagro fue quedar este bocado del jamón. Corta y come, y beuerás. ranpín: Ya he comido. No quiero sino beuer. falillo: Pues, ¡cuerpo de tal contigo! ¿En ayunas quieres beuer, como bestia? Señora Loçana; mandalde que coma, que ha uergüença. loçana: Come presto vn bocado y despacha el cuerpo de la salud. falillo: ¿Qué esperas? ¡Come, pese a tal con quien te parió! ¿Piensas que te tenemos de rogar? Ves vino en essa taça de plata. ¡Passo, passo! ¿Qué diablos as? ¡O, pese a tal contigo! ¿Y las tripas echas? ¡Sal allá, que no es atriaca! ¡Ve d’aquí, o, cuerpo de Dios, con quien te bautizó, que no te ahogó por grande que fueras! ¿Y no te podías apartar? ¡Sino manteles y platos y taças, todo lo allenó este vuestro criado, cara de repelón trasnochado! loçana: ¿Qué es esto de que reuiesa? ¿Algo uido suçio? Que él tiene el estómago liuiano. falillo: ¿Qué es esso que echa? ¿Son lonbrizes? moços: Agora, mi padre, son los bofes en sentir el toçino. loçana: Denle vnas pasas para que se le quite el hipar, no se ahogue. moços: ¡Guay d’él si comiera más! Dios quiso que no fue sino vn bocado. oropessa: No será nada. loçana: Señora, no querría que le quebrasse en çiçiones, porque su padre las tuuo siete años, de vna uez que lo gustó. falillo: ¡Amarga de ti, Guadalajara! Señora Loçana, no es nada, no es nada, que lleua la cresta hinchada. loçana: Hijo mío, ¿toçino comes? ¡Guay de mi casa, no te m’ahoges! falillo: ¡Quemado sea el venerable tocino!

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